C.M.L. Madrid | viernes, 17 de noviembre de 2017 h |

En los últimos tiempos mucho se ha hablado de la biopsia líquida como la “punta de lanza” de la medicina de precisión.

Es una realidad que toda la comunidad científica está seducida por las posibilidades que puede ofrecer en la carrera de la medicina de precisión, sin embargo, “hace falta hacer un ejercicio de integración para acelerar su utilidad clínica”. Todo ello, permitirá avanzar en el conocimiento del cáncer y en su control. Esta fue otra de las ideas que Rafael López, expuso durante el primer Simposio Educacional de Aseica.

Miguel Abal hizo un repaso por el recorrido de la biopsia líquida. “Es una prueba de sangre que implica el muestreo y análisis de materiales biológicos de la sangre periférica”. A diferencia de la biopsia de tejidos, se considera mínimamente invasiva, menos arriesgada y significativamente más económica, ya que se puede tomar muestras con mayor frecuencia para lograr un mejor diagnóstico y precisión de monitoreo para un tratamiento más efectivo.

En este contexto, el experto explicó algunos modelos alternativos que se pueden utilizar en la práctica clínica, como es el caso del cáncer de próstata. El paradigma clínico emergente para este tipo de tumor incluye la aplicación combinada de biomarcadores de imagen y biomarcadores encontrados en suero, orina y tejido. Actualmente, se han encontrado prometedores resultados de investigación de biomarcardores en el aislamiento de las células tumorales circulantes y los exosomas del suero del paciente. “El análisis molecular de los CTCs y los exosomas para las aberraciones genéticas comunes puede proporcionar información predictiva para el cáncer de próstata”.

Los últimos avances en biología molecular han permitido la detección robusta de biomarcadores transcriptómicos, proteómicos y genómicos en la orina del paciente. El cribado de PCA3 y TMPRSS2 ERG proporciona una mayor especificidad para detectar el cáncer, lo que da como resultado resultados falsos positivos.

Con todo, un ejemplo, tal y como apunta el experto que los fluidos corporales no sanguíneos (orina, heces, líquido cefalorraquídeo, ascitis peritoneal, derrames pleurales o aspirados uterinos) muestran utilidad para obtener material tumoral para el cribado, la detección y el control de los pacientes. “Esto es clínicamente relevante ya que el material del tumor no está representado en la biopsia líquida tradicional a base de sangre, o enriquecido en un fluido corporal no sanguíneo dado”.