Los resultados europeos del Mapa Internacional de la Espondiloartritis Axial (IMAS) revelan que las personas que padecen espondiloartritis axial (EspA-ax) pueden tardar años en obtener un diagnóstico. De media, los participantes europeos no fueron diagnosticados hasta siete años después de desarrollar los síntomas.
Dichos resultados, se han presentado en el Congreso Europeo Anual de Reumatología (EULAR 2019) en Madrid.
Tal y como ha destacado uno de los coordinadores del proyecto, Marco Garrido, investigador en la Universidad de Sevilla, “las conclusiones nos indican que es una enfermedad en la cual se han producido avances muy importantes desde el punto de vista farmacológico y clínico pero nos encontramos con pacientes que siguen teniendo un retraso diagnóstico inaceptable y con una actividad de la enfermedad por encima del punto de corte”.
Asimismo, los datos demuestran que casi dos tercios de los 2.846 participantes experimentaron problemas laborales; la mayoría tuvieron que pedir una baja por enfermedad (56%) y muchos (45%) tuvieron problemas para cumplir su horario laboral. Un gran porcentaje de pacientes empezaron experimentando estos síntomas desestabilizantes y debilitantes con alrededor de 26 años: un momento en el que muchas personas están en la flor de la vida.
La encuesta también demostró que los pacientes con frecuencia temían perder movilidad, el dolor y la progresión de la enfermedad, pero, a pesar de estos temores, uno de cada tres nunca había hablado de sus objetivos de tratamiento con su médico.
“Nos hemos encontrado con pacientes que tienen problemas psicológicos como ansiedad y depresión y que a pesar de ello tienen que seguir trabajando”, añade Garrido.
El IMAS es una iniciativa de investigación desarrollada para mejorar la gestión de la espondiloartritis axial (EspA-ax) y en definitiva minimizar su impacto en la vida diaria de los pacientes.
“Es importante destacar que el objetivo final de este proyecto es que todos los resultados obtenidos se puedan convertir en aplicaciones directas con incidencias política y que pueda convertirse en hechos reales que mejores el tratamiento y la calidad de vida de los pacientes”, concluye el coordinador.