José A. Rodríguez Barcelona | viernes, 19 de mayo de 2017 h |

Los analgésicos opioides pueden producir “efectos de rebote del dolor y adicción, de manera que su interrupción brusca puede desencadenar un síndrome de abstinencia, que cursa con dolor más intenso y también un efecto de tolerancia que induce al aumento progresivo de las dosis necesarias para calmar el dolor”, señaló Josep Guardia Serecigni, vicepresidente de Socidrogalcohol, durante las XLIV Jornadas Nacionales organizadas por esta sociedad científica.

En España, según un informe de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Ameps), el consumo de opioides ha pasado de 7,25 Dosis por Habitante y Día (DHD) en el año 2008 a 13,31 DHD en el año 2015, lo que supone un incremento del 83,59 por ciento.

Un aumento importante, aunque lejos de ser la “epidemia” de adicción a estas sustancias que se está viviendo en Estados Unidos, como destacó Iván Montoya, director clínico de Farmacoterapias y Consecuencias Médicas del Abuso de Drogas del Instituto Nacional de Abuso de Drogas (NIDA) de Bethesda, en Estados Unido. Este experto destacó la reciente aprobación en este país de la naloxona intranasal. “Se trata de un antagonista de los opioides que está teniendo mucho éxito para tratar sobredosis por cualquier opioide, como la heroína, la oxicodona, el tramadol, morfina…”, señaló este experto.

Montoya puso el énfasis en que durante muchos años ha habido “una prescripción indiscriminada de analgésicos opioides para tratar el dolor, que son muy buenos analgésicos, pero muy adictivos” y que se han convertido, además, en una puerta de entrada para el consumo de heroína para muchas personas.

Este experto también señaló los “resultados esperanzadores” que ha obtenido en modelos animales una vacuna en desarrollo para la adicción a la heroína. Montoya comentó que esta vacuna “estimula el sistema inmune para producir anticuerpos, del mismo modo que hacen las vacunas contra las infecciones. Estimula el sistema inmune para que reconozca a la droga como un agente extraño y se producen anticuerpos que bloquean la llegada de la droga al cerebro”. Asimismo, durante las jornadas también se comentó que hay vacunas en desarrollo para tratar la adicción a la oxicodona.

Por otro lado, Montoya señaló que hay mucha investigación para desarrollar medicamentos que ayuden a combatir la adicción a la cocaína, la marihuana o las anfetaminas. “

Montoya destacó que uno de los fármacos que más se está investigando para combatir adicciones es “la lorcaserina, que tiene efecto sobre la serotonina”.

Cannabinoides

Por su parte, José Antonio Ramos, catedrático de la facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid y director del Instituto Investigación Neuroquímica de este centro, expuso las principales novedades en el campo de los cannabinoides con fines terapéuticos. En este sentido, durante las jornada se presentó el libro Los efectos terapéuticos de los cannabinoides, editado por el Instituto Investigación Neuroquímica de la Complutense, y del que Ramos ha sido coordinador.

Actualmente, en la práctica clínica, hay aprobados fármacos que contienen cannabinoides contra la espasticidad en esclerosis múltiple (Sativex, de Almirall), contra la epilepsia infantil Epidiolex (GW Pharmaceutical) y contra los vómitos en el contexto del tratamiento del cáncer.

Pero hay muchos estudios en marcha, enfatizó este experto. Por ejemplo, la Complutense tiene un trabajo “en miomas con delta-9-tetrahidrocannabinol (THC)”, comentó Ramos. También se está estudiando el uso en niños con hipoxia del cannabidiol Epidiolex que ya se emplea en epilepsia, “y los resultados son esperanzandores”. Asimismo, en Israel hay una investigación sobre el uso de cannabinoides combinados con palmitoiletanolamida en alzhéimer, que, “debido al efecto séquito, parece que mejora algunos aspectos relacionados con la enfermedad”. Este efecto séquito hace referencia a la hipótesis de que sería más potente y eficaz emplear varios compuestos del cannabis y no aislar uno solo.

Síndrome de alcoholismo fetal

Óscar García Algar, del Servicio de Neonatología del Hospital Clínic de Barcelona, comentó que, aunque en España el consumo de alcohol durante el embarazo sigue siendo importante, “ahora el gran reto es la llegada de niños adoptados de la Europa del Este que sufren síndrome de alcoholismo fetal”. También explicó que se ha puesto en marcha un estudio de ámbito catalán para conocer la prevalencia de este problema entre los niños adoptados de esta región.

Este síndrome causa alteraciones en el sistema nerviosos central que provocan síntomas como hiperactividad, agresividad, retraso cognitivo, alteraciones del comportamiento… En la actualidad, los tratamientos son sintomáticos. Aunque García comentó que está participando en un estudio que evalúa un antioxidante para tratar este síndrome, y cuyos resultados se esperan conocer en los próximos meses. “Este antixodante se ha probado en otras enfermedades, y parece ser que podría mejorar el funcionamiento de las neuronas, por eso lo estamos testando en el síndrome del alcoholismo fetal”.

EL DATO

En los últimos años en Estados Unidos, comentó Josep Guardia, se ha producido una epidemia de analgésicos opioides prescritos por los médicos que ha causado 165.000 muertes por sobredosis y más de 400.000 visitas a servicios de urgencias (desde 1999). El número de sobredosis se ha multiplicado por 4.

En las sobredosis, poco después de la administración de opioides aparecen síntomas de somnolencia, desorientación, sedación, sudoración, pupilas puntiformes y un grave enlentecimiento de la respiración que puede llegar al paro respiratorio.

El tratamiento de las sobredosis de opioides requiere la administración urgente de naloxona parenteral, junto con medidas de reanimación. La muerte no se produce de manera inmediata y, con frecuencia, otras personas pueden advertir que la persona intoxicada ha perdido la conciencia y ha dejado de respirar. Es importante mantener la respiración asistida y monitorizar, tanto su nivel de conciencia como su función respiratoria, durante las horas siguientes. Con frecuencia hay que repetir la administración de naloxona varias veces hasta su completa recuperación, sobre todo cuando la sobredosis es de metadona.

En el tratamiento del dolor agudo intenso, los opioides pueden ser necesarios para fracturas óseas, cólico nefrítico, infarto de miocardio y otros. Sin embargo, para dolores de menor intensidad como lumbalgia, cefalea, fibromialgia o dolor dentario, los analgésicos corrientes, el reposo y la fisioterapia pueden ser incluso más eficaces. En el dolor crónico no deberían ser considerados como tratamiento de rutina o de primera línea.