La llegada de nuevos tratamientos cada vez más eficaces y seguros ha aumentado la supervivencia en diferentes tipos de cáncer. Como consecuencia de esta mayor longevidad de los pacientes oncológicos, urge atender las necesidades o secuelas de estos supervivientes. Uno de los ámbitos en el que hay más repercusiones es a nivel cardiovascular, motivo por el que surge la subespecialidad de la Cardio-Oncología. En este contexto, entre los días 27 y 30 de septiembre, Madrid acogió el Congreso Mundial de Cardio-Oncología, organizado por la Sociedad Internacional de Cardiología (ICOS), la Sociedad Española de Cardiología (SEC) a través de su Grupo de Trabajo de Cardio-Oncología, la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH).
Teresa López, coordinadora del Grupo de Trabajo de Cardio-Oncología de la SEC, explica que “es la primera vez que este congreso anual se celebra en España”, encuentro en el que se reunieron alrededor de 600 especialistas. López ha destacado que “esto revela que la Cardio-Oncología es una subespecialidad que tiene cada vez más interés y no sólo desde la cardiología, sino también desde la oncología y hematología”.
En cuanto a las principales conclusiones del congreso, López destaca “la necesidad del trabajo conjunto entre profesionales de distintas áreas como los cardiólogos, oncólogos y hematólogos, pero también otros como los psicólogos”. Con esto, dice, “se podrían optimizar los resultados de los tratamientos oncológicos, en un escenario en el que cada vez están más personalizados”. “Esta innovación está permitiendo a muchos pacientes a los que antes se daba una esperanza de vida de seis meses alcanzar unas supervivencias libres de enfermedad superiores a los cinco años, y lo que pasa es que muchos de estos tratamientos tienen consecuencias en el sistema cardiovascular”, explica. A este respecto añade que “si lo sabemos y somos capaces de organizar las estrategias adecuadas de vigilancia del tratamiento y de prevención, muchas se pueden prevenir; con esto, estaríamos cambiando un poco la historia natural del paciente, y evitando que tengan que interrumpir tratamientos que son eficaces o el control de la enfermedad simplemente porque no se ha prevenido de forma adecuada la enfermedad cardiovascular”.
Predicción del riesgo
López expone que en agosto de 2022 se publicaron las primeras guías de la Sociedad Europea d Cardiología que son las que aplican a España en cuanto a Cardio-Oncología. La propia Teresa López, junto al cardiólogo británico Alexander Lyon, fue la encargada de codirigirlas. “La estrategia que planteamos en este documento es que cuando un paciente se enfrente a un nuevo tratamiento oncológico, lo primero que hay que hacer es saber cuál es su riesgo de desarrollar complicaciones».
«Los pacientes que tienen riesgo alto, precisan de recomendaciones específicas acerca de cómo establecer las estrategias de prevención«
Teresa López, coordinadora del Grupo de Trabajo de Cardio-Oncología de la SEC
Para establecer esta escala, apunta a que este riesgo difiere en función de las características de los pacientes como la edad o si tiene otras condiciones cardiovasculares previas, si ha recibido otros tratamientos oncológicos antes y del tipo de fármaco que se le administre. Aunando todos estos parámetros, se establecería una escala de riesgo para cada caso. “Los que tienen riesgo alto, precisan de recomendaciones específicas acerca de cómo establecer las estrategias de prevención y son los que tienen que derivarse a las unidades de Cardio-Oncología o consultas de Cardiología que estén especializadas en el manejo de estos pacientes, porque hay detalles que son importantes y no son comunes a cualquier paciente”.
Investigación específica
Una de las sesiones del congreso se dedicó a la investigación básica y traslacional, señala López. “Necesitamos tener todavía más información sobre cuáles son los mecanismos exactos por los que generan toxicidad o problemas cardiovasculares de los nuevos fármacos, porque hasta que no los conoces al detalle, es difícil buscar la mejor estrategia de prevención”, indica la cardióloga. En este sentido, añade que en la salud cardiovascular “seguir una dieta adecuada y realizar ejercicio físico sirve para todos los pacientes, independientemente del tratamiento que vayan a recibir”. Pero, más allá de lo básico, hay especificidades.
“No es lo mismo recibir fármacos clásicos como las antraciclinas que tienen una toxicidad dependiente de la dosis, y dañan la función mitocondrial, que recibir por ejemplo CAR-T que producen un síndrome de liberación de citoquinas, que es una respuesta inflamatoria muy importante que puede derivar en un infarto o insuficiencia cardiaca grave”. Para resumir, afirma que “el mecanismo por el que produce toxicidad cada tipo de fármaco es totalmente diferente, por eso es necesario avanzar en el conocimiento en todos estos mecanismos para identificar qué proteínas o circuitos metabólicos son los más potenciados y qué herramientas de prevención y tratamiento hay dirigidas a este objetivo”.
Retos en la atención
El primer desafío para dar una atención correcta a los pacientes pasa por la formación. Y es que, como señala López, “actualmente, es bastante deficitaria”. “En España tenemos un convenio desde la SEC con SEOM, la SEHH y la Sociedad Española de Oncología Radioterápica (SEOR), y todos los años ponemos en marcha aparte de algún curso anual, otras opciones de oferta formativa”. El objetivo en este punto, aclara, es “publicar en los próximos cursos un core curriculum con una lista dividida en dos niveles: lo que tienen que saber los cardiólogos y las partes más ‘súperespecializadas’”.
Otro problema es que, como señala López, “ahora en nuestro país no hay muchas unidades de Cardio-Oncología que estén bien estructuradas”. Aquí desarrolla que, en algunos hospitales públicos grandes como La Paz, Bellvitge, Santiago de Compostela, Salamanca, el Gregorio marañón, el Puerta de Hierro, el Reina Sofía de Córdoba o el Virgen del Rocío de Sevilla que sí disponen de ellas. La cuestión, expresa la especialista, es que “el hecho de que los pacientes con cáncer cada vez sobrevivan más hace que seamos también más conscientes de las secuelas tardías de los tratamientos, hace que haya un número importante y creciente de pacientes de oncología que se ven en las consultas regulares de cardiología”. Sin embargo, López considera que “desde el punto de vista estructural es un proceso difícil”, también teniendo en cuenta que muchas veces en los hospitales más pequeños es más compleja la gestión del personal, a lo que se suma “la falta de apoyo de la Administración”.
«Hay que mejorar la inversión en investigación y generar una estrategia adecuada de monitorización de pacientes con cáncer”
Teresa López, coordinadora del Grupo de Trabajo de Cardio-Oncología de la SEC
Con todo esto, López opina que, en el corto plazo, los retos son “favorecer que en todas las instituciones donde haya pacientes que reciben tratamientos en cáncer, el oncólogo encuentre apoyos en otros profesionales como radiólogos, internistas, médicos de atención primaria u otros que están muy involucrados en la salud cardiovascular para generar una estrategia de colaboración en los casos más complejos”.
A medio plazo apunta a lograr que en el sistema sanitario “se establezca una estrategia de derivación de los casos complicados a unidades de más nivel de Cardio-Oncología, no realizando sólo una vigilancia general, sino aportando un tratamiento más personalizando en los casos complejos, lo que aporta más seguridad y menos complicaciones”. Para ello, considera fundamental “mejorar la inversión en investigación”, además de que el SNS genere “una estrategia adecuada de monitorización de pacientes con cáncer”. En esta, cree que debe tenerse en cuenta también a aquellas personas que tuvieron cáncer durante la infancia, atendiendo a aspectos como que “si el paciente cambia de comunidad autónoma de residencia, a los profesionales les resulta muy difícil acceder a sus datos, y es relevante que sepan qué tratamiento recibió y otra información, porque las recomendaciones sobre salud van a ser diferentes”. “Mejorar esta trazabilidad de los datos y generar una estrategia nacional de monitorización del largo superviviente es un reto pendiente; no es fácil de organizar, pero hay que hacerlo”.
Por último, incide en “la necesidad de trabajar en equipo”, más en un contexto en que “la medicina está cambiando y no hay nadie experto en todas las áreas”. “Hay que cambiar la sensación que el paciente es de cáncer o de cardiología y centrarse en lo que va a necesitar en los diferentes momentos de su proceso”, concluye.