Aunque pueda pasar desapercibido para buena parte de la sociedad, el cáncer de hígado es uno de los tumores más frecuentes en España, al ser el sexto de mayor prevalencia en la población. Ambas cuestiones invitan a aumentar la visibilidad de esta patología junto a la dotación de mayores recursos a su investigación. Pese a este contexto, en España hay casi una decena de grupos consolidados de investigación traslacional en este tumor dirigidos por hepatólogos.
“España forma parte del liderazgo que ha desarrollado los avances de los últimos años en cáncer de hígado. Esto afecta tanto a nivel epidemiológico, cuando se describió la relación entre el virus de la hepatitis C (VHC) y cáncer de hígado, como en validar criterios diagnósticos y sistemas pronósticos, y demostrar la utilidad de tratamientos”, explica a GACETA MÉDICA Jordi Bruix, catedrático de Medicina de la Universidad de Barcelona, consultor senior en la Unidad de Oncología Hepática del Hospital Clínic de Barcelona y fundador del Barcelona Clinic Liver Cancer (BCLC) en este centro.
En concreto, los equipos liderados por hepatólogos de la Asociación Española del Estudio del Hígado (AEEH) participan en ensayos clínicos de cáncer hepático en más de 16 centros distribuidos por toda España.
“Existen grupos en nuestro país que lideran la evaluación de las ultimas aproximaciones terapéuticas; estudios muy complejos y amplios. Ocupamos un buen puesto en el contexto internacional de la hepatología y el cáncer hepático, a pesar de la escasa financiación destinada a la investigación por parte de las distintas administraciones, que somete al tejido investigador español a gran estrés y pérdida de talento” señala también a GM Matías Ávila, catedrático de Bioquímica y Biología Molecular, así como director del Programa de Hepatología CIMA de la Universidad de Navarra.
Sistema de clasificación BCLC
El sistema de clasificación utilizado a nivel mundial para el cáncer hepático ‘nació’ en 1999 de la mano del equipo de Jordi Bruix en el Hospital Clínic: Barcelona Clinic Liver Cancer o BCLC.
“El modelo de decisión de estadios de pronóstico y decisión de tratamiento se basa en todo el mundo en el modelo BCLC. Es un modelo que se recomienda tanto en las guías clínicas de España como de Europa, Estados Unidos y Latinoamérica, de tal manera que los grupos españoles han participado muy activamente en un mayor conocimiento de la enfermedad”, resalta Bruix.
Antes del modelo BCLC existían clasificaciones que sólo discriminaban si el tumor estaba en etapa tardía o no, ya que en la mayoría de los casos se detectaban tumores avanzados. La principal ventaja de esta clasificación es que considera las características del tumor, la función hepática y la capacidad funcional, lo que influye de manera importante en diversas etapas de la enfermedad. Además, cada etapa incluye la conducta terapéutica a seguir y es fácilmente aplicable, ya que apenas requiere del examen clínico, una buena imagen y sólo algunos exámenes de laboratorio de uso habitual en cirrosis.
Oncoliver
En los últimos cinco años, los miembros de la AEEH han participado en más de 150 publicaciones originales de investigación en cáncer hepático; y en más de 10 guías de práctica clínica nacionales e internacionales.
El seguimiento de estos avances se puede realizar gracias a Oncoliver, la plataforma de la AEEH que visualiza el trabajo de los hepatólogos en el manejo del cáncer hepático en España.

“Es una plataforma que permite aglutinar a los centros españoles dedicados la investigación y tratamiento de pacientes con cáncer de hígado y permite poner en común las publicaciones, iniciativas y proyectos en todo el país”
Matías Ávila, catedrático de Bioquímica y Biología Molecular, así como director del Programa de Hepatología CIMA de la Universidad de Navarra
“Permite facilitar la comunicación y realizar proyectos conjuntos, mejorar el tratamiento y la asistencia a los pacientes porque los centros clínicos lideres nacionales pueden compartir información con otros centros hospitalarios que no tienen una actividad puntera. Es una herramienta online muy valiosa”, añade el especialista.
Es importante recordar que la mayor parte de los pacientes con cáncer de hígado están afectados por una hepatopatía previa. Por tanto, se trata de un órgano previamente enfermo, con una complejidad elevada y al que hay que tratar no solo de los efectos adversos del tumor, sino de la propia evolución de la enfermedad hepática.
“Ello requiere tener una visión clara de todas las posibilidades y soluciones, con una evolución detallada tanto de la función hepática como del estadio. Por tanto, se recomienda que lo hagan equipos multidisciplinares que incluyan hepatólogos, radiólogos, oncólogos… Esta combinación de conocimiento es lo que da resultados óptimos”, puntualiza Bruix.
Hacia nuevas dianas
Como se ha indicado, los hepatólogos españoles han liderado los estudios que han introducido nuevas terapias en cáncer hepático; desde los tratamientos intraarteriales a los fármacos dirigidos o la inmunoterapia.
“Actualmente, tenemos el reto pendiente de conocer los mecanismos de la carcinogénesis: cuáles son los cambios moleculares fundamentales que empujan a las células a la transformación neoplásica y definen la resistencia a los tratamientos. Todo esto debe ir de la mano con el estudio de los aspectos más básicos y fundamentales de la enfermedad”, señala Ávila.
Al mismo tiempo, hay pacientes que responden más que otros a los tratamientos. “Por tanto, la investigación debe ir encaminada a refinar la indicación, lo que se conoce como oncología de precisión. En este momento lo más activo es la inmunoterapia, pero hay una serie de áreas emergentes como la manipulación metabólica de los tumores. Posiblemente, en un futuro ofrecerán una posibilidad de acción con un mecanismo diferente”, subraya Bruix.
Por su parte, el difícil tratamiento del tumor en estadio avanzado exige la mejora del diagnóstico temprano. “Si se puede detectar al paciente de riesgo que comienza a desarrollar una neoplasia de este tipo, las oportunidades de hacer intervenciones curativas aumentan. Por tanto, identificar nuevos marcadores y nuevas estrategias de diagnóstico temprano es una asignatura pendiente”, destaca Ávila.

“Hemos de llegar en el futuro a poder identificar las lesiones antes de que tengan una transformación maligna, que ya es un cáncer en sí mismo, y poder actuar en el mismo momento en el que se detectan nódulos premalignos”
Jordi Bruix, catedrático de Medicina de la Universidad de Barcelona, consultor senior en la Unidad de Oncología Hepática del Hospital Clínic de Barcelona y fundador del Barcelona Clinic Liver Cancer (BCLC)
De dónde venimos
Haber identificado una herramienta terapéutica contra el VHC es uno de los grandes avances en el ámbito de cáncer de hígado de los últimos 10 años. “Esto ha sido un esfuerzo a lo largo de décadas en las que la investigación básica y traslacional han sido fundamentales”, incide Ávila, quien también destaca los avances en el desarrollo y aplicación de la inmunoterapia para el tratamiento del carcinoma hepatocelular.
“Hace 20 años se consideraba que el trasplante hepático estaba contraindicado y ahora conocemos qué perfiles de pacientes se pueden beneficiar de esta opción. Se demostró beneficio en supervivencia mediante tratamientos no convencionales como la ablación o la quimioembolización. Y finalmente, en 2017, se demostró por primera vez que un agente llamado sorafenib era beneficioso. Ha habido avances en aspectos epidemiológicos, diagnósticos, de evaluación pronostica y de tratamiento”, concluye Bruix.
