El trastorno depresivo mayor (TDM) representa un serio desafío en salud pública y es una de las principales causas de discapacidad a nivel global. Los pacientes con depresión resistente al tratamiento (TRD, por sus siglas en inglés) enfrentan no solo mayores tasas de mortalidad, sino también una considerable carga económica. La estimulación magnética transcraneal repetitiva (EMTr), aplicada tradicionalmente con alta frecuencia (AF) sobre la corteza prefrontal dorsolateral izquierda (CPFdl) en 20 sesiones diarias, ha demostrado mejoras clínicas significativas en estos pacientes. No obstante, estos protocolos estándar presentan limitaciones en su capacidad para atender a pacientes con urgencia, condiciones graves o tendencias suicidas, lo que destaca la necesidad de optimizar y acelerar el tratamiento para responder a estos casos.

La estimulación magnética transcraneal acelerada es una nueva modalidad que reduce la duración de los tratamientos de varias semanas a pocos días al aumentar el número de sesiones diarias. Este enfoque intensificado de EMTr ha sido evaluado en diversos entornos clínicos y ha integrado protocolos de estimulación en ráfaga theta y de alta frecuencia, logrando una reducción de al menos el 50% en la duración del tratamiento sin comprometer su seguridad ni efectividad.

En un ensayo controlado aleatorio, 11 de 14 pacientes (79%) con depresión severa alcanzaron remisión, sin efectos secundarios relevantes, lo que impulsó la reciente aprobación de la terapia de neuromodulación de Stanford (SNT) por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) para tratar el TDM. Además de su potente efecto antidepresivo, estos protocolos acelerados han mostrado potencial para una respuesta rápida, ya que el inicio de los beneficios terapéuticos parece vincularse a la frecuencia de las intervenciones. Aunque aún no hay consenso definitivo entre estudios, explorar los protocolos de EMT sigue siendo crucial debido a la falta de opciones alternativas; en la actualidad, la terapia electroconvulsiva es la única opción que ofrece efectos antidepresivos rápidos y niveles de seguridad comparables a los de la EMT en el tratamiento de la TRD.

Nuevo enfoque

En una investigación publicada en Psychological Medicine, científicos de Cambridge y Guiyang evaluaron la efectividad de un protocolo acelerado de estimulación magnética transcraneal (EMT) en el tratamiento de la depresión. Este esquema innovador consistió en administrar el tratamiento en 20 sesiones, con cuatro sesiones diarias durante cinco días consecutivos. El estudio también exploró un enfoque “dual”, en el que se aplicaba un campo magnético adicional en el lado derecho de la corteza oftálmica central, debajo de la corteza prefrontal dorsolateral. Se reclutaron 75 pacientes en el Segundo Hospital Popular de la provincia de Guizhou, en China, y la severidad de su depresión fue evaluada mediante la Escala de Hamilton para la Depresión.

Los participantes se asignaron aleatoriamente a tres grupos: el grupo “dual”, que recibió EMT primero en el lado derecho y luego en el izquierdo del cerebro; el grupo “único”, que recibió EMT simulada en el lado derecho y activa en el izquierdo; y un grupo de control, que recibió tratamiento simulado en ambos lados. Cada sesión tenía una duración total de 22 minutos.

Los resultados mostraron que el grupo de tratamiento dual experimentó mejoras significativas en sus puntuaciones inmediatamente después del último tratamiento en comparación con los otros grupos. Además, casi la mitad (48%) de los pacientes en el grupo dual alcanzaron una reducción de al menos el 50% en sus puntuaciones, frente al 18% en el grupo único y apenas el 4% en el grupo de control, evidenciando el potencial del enfoque dual para lograr respuestas clínicamente significativas en el tratamiento de la depresión.

Cuatro semanas después, alrededor de seis de cada 10 participantes en los grupos de tratamiento dual y simple (61% y 59% respectivamente) mostraron respuestas clínicamente relevantes, en comparación con poco más de uno de cada cinco (22%) en el grupo de control.

Además, el estudio también reveló que el tratamiento con estimulación magnética transcraneal fue especialmente eficaz en pacientes que mostraban, al inicio, una mayor conectividad entre la corteza orbitofrontal y el tálamo, una región central del cerebro encargada de regular la conciencia, el sueño y el estado de alerta. La corteza orbitofrontal es clave en la toma de decisiones, particularmente en la elección entre recompensas y castigos, y su hiperactividad en personas con depresión parece contribuir a un sesgo hacia expectativas negativas y pensamientos recurrentes.

Esta relación sugiere que en la depresión, la actividad incrementada de la corteza orbitofrontal podría intensificar la sensibilidad hacia experiencias negativas, dificultando la percepción de estímulos positivos. La hiperconectividad con el tálamo en estos pacientes podría, entonces, explicar en parte la persistencia de expectativas pesimistas y el ciclo de pensamientos negativos, características comunes en esta condición. En esta línea, los investigadores ahora están explorando exactamente qué parte de la corteza orbitofrontal es más efectiva para atacar y para qué tipos de depresión.


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