C.M.LÓPEZ Madrid | viernes, 18 de mayo de 2018 h |

El tratamiento antirretroviral ha logrado que la supervivencia y la calidad de vida de los pacientes infectados por VIH sea similar a las de las personas no infectadas, con una toxicidad más que aceptable. Sin embargo, la medicación actual no logra la curación de la infección por VIH. Dado el nivel de satisfacción con el tratamiento actual, resulta más que lógico, a juicio de Santiago Moreno del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Ramón y Cajal, el interés en la investigación por la curación que se ha despertado en los últimos años.

Este será uno de los temas que se abordará en la sesión plenaria del XXII Congreso Seimc. Moreno indica que a día de hoy la curación es posible, “lo confirma la erradicación completa demostrada en el que se conoce como ‘paciente Berlín’”.

En la actualidad se han identificado al menos tres barreras que impiden la curación de la infección por VIH con tratamiento antirretroviral.

En primer lugar, la existencia de un reservorio celular latentemente infectado por VIH. Esto constituye el mayor obstáculo conocido. “Las principales células que sirven de reservorio son linfocitos T CD4+ de memoria en estado de reposo, pero otras (macrófagos y células dendríticas, entre otras) también pueden albergar virus en estado de latencia”, asegura el infectólogo.

En segundo lugar, la replicación vírica persistente, a pesar de tratamiento antirretroviral supresivo. “Seguramente debido a la mala difusión de los fármacos de tejido linfático, el VIH puede continuar su replicación en el mismo y contribuir a mantener el reservorio celular”.

Por último, la existencia de reservorios anátomicos.

Ante esto, Moreno comenta que las estrategias de curación están relacionadas con los mecanismos de persistencia. Hay que tener en cuenta que la eliminación del reservorio celular latente se basa en la utilización de fármacos que inhiban alguno de los mecanismos que contribuyen a mantener al virus en estado de latencia. “Cada vez son mejor conocidos cuáles son estos mecanismos y se están probando fármacos que actúan sobre alguna de las dianas identificadas”. Recientemente se han publicado varios estudios fármacos inhibidores de la histona-desacetilasa 1 activan la replicación del virus latente. Otros fármacos se encuentran actualmente en fases preliminares de evaluación para este propósito. Por una vía diferente, se intenta la eliminación del reservorio celular mediante la manipulación genética. La curación del paciente Berlín mediante un trasplante alogénico de médula ósea con la deleción delta-32 (y, por tanto, sin correceptores CCR5) ha hecho concebir el uso de herramientas que modifiquen genéticamente los linfocitos T en el mismo sentido y carezcan de los correceptores necesarios para que el VIH los infecte.

Por otra parte, el tratamiento precoz de la infección por VIH, durante la primoinfección, se ha probado como estrategia para prevenir el establecimiento del reservorio o disminuir su tamaño a un nivel que permita el control de la reactivación del virus. El conocido como “Niña de Mississippi” es un ejemplo de los beneficios de esta estrategia, aunque no logra la curación completa. Las denominadas vacunas terapéuticas se orientarían en el mismo sentido, ayudando a pacientes durante la infección aguda o en la fase crónica de la enfermedad a controlar inmunológicamente al VIH en el reservorio.

Finalmente, el experto concluye que la intensificación del tratamiento antirretroviral (añadir más fármacos de los estrictamente necesarios para mantener la indetectabilidad de la carga viral plasmática) tiene como objetivo eliminar la potencial replicación vírica que podría persistir en tejido o reservorios anatómicos.

“Es de esperar que, con el conocimiento acumulado y los esfuerzos de investigación actualmente existentes, se acaben por identificar en un futuro próximo las barreras que impiden la curación y las estrategia necesarias para salvarlas”, acota Moreno.