El vitíligo es una enfermedad autoinmune crónica que provoca la pérdida de color en algunas áreas de la piel, generando manchas blanquecinas. Aunque no es una condición dolorosa ni contagiosa, puede afectar emocionalmente a quienes la padecen debido a los cambios visibles en la apariencia de la piel. La dermatóloga Maite Truchuelo, de la Academia Española de Dermatología y Venerología (AEDV) ha explicado que este trastorno tiene un origen multifactorial, lo que significa que tanto los factores genéticos como los ambientales influyen en su desarrollo.
El vitíligo es una afección en la que las células que producen la melanina, el pigmento responsable del color de la piel, son destruidas por el propio sistema inmunitario. La melanina es esencial para el color de la piel, el cabello y los ojos. Sin ella, las áreas afectadas se vuelven blancas, creando manchas que pueden aparecer en distintas partes del cuerpo.
Destrucción de melanocitos
Según ha señalado Truchuelo, la destrucción de estas células llamadas melanocitos, se debe a un “ataque” por parte de los linfocitos y un exceso de oxidación. Esto hace que determinadas áreas de la piel pierdan su pigmento, lo que aumenta la vulnerabilidad a las quemaduras solares. Además, estas áreas desprotegidas presentan un mayor riesgo de desarrollar cáncer de piel debido a la falta de melanocitos que actúan como defensa natural frente a la radiación ultravioleta, ha asegurado la dermatóloga.
Además, ciertos factores ambientales como el estrés, una quemadura solar grave o la exposición a productos químicos pueden desencadenar o empeorar los síntomas del vitíligo. Aunque esta afección no tiene una cura definitiva, existen tratamientos que buscan ralentizar el avance de la enfermedad y mejorar la apariencia de la piel afectada.
Según ha confirmado Truchuelo, se estima que en España cerca de 900.000 personas padecen esta enfermedad, lo que equivale al 1-2 por ciento de la población. Además, aunque puede manifestarse en cualquier momento de la vida, es más común que los primeros síntomas aparezcan antes de los 20 años de edad.
Síntomas de la enfermedad
El principal síntoma del vitíligo es la aparición de manchas blancas en la piel, que pueden extenderse gradualmente por todo el cuerpo. Estas manchas afectan normalmente a la cara, las manos, los pies y las zonas genitales. Además, hasta en un tercio de los pacientes puede progresar a formas generalizadas, afectando incluso a las pestañas o el pelo, según ha confirmado Truchuelo.
Aunque el vitíligo no es una enfermedad dolorosa, su impacto psicológico puede ser significativo. Las manchas visibles, especialmente en el rostro o en zonas genitales, pueden afectar a la autoestima y el bienestar emocional de los pacientes. Truchuelo ha señalado que esta enfermedad dermatológica está entre las que más afectan a la calidad de vida de los pacientes, debido a su fuerte componente estético y psicosocial.
Tratamientos para el vitíligo
El vitíligo no tiene cura, pero los avances en el campo de la dermatología han permitido el desarrollo de tratamientos que pueden ayudar a ralentizar su progreso y, en algunos casos, estimular la repigmentación de la piel. Según ha confirmado Truchuelo, el enfoque inicial de cualquier tratamiento comienza con una evaluación clínica completa para identificar las áreas afectadas. En casos donde la despigmentación es leve o difícil de detectar, se puede utilizar una lámpara de Wood, que resalta las manchas blancas que son invisibles al ojo humano.
Truchuelo ha asegurado que una de las principales estrategias de tratamiento es el uso de medicamentos antiinflamatorios para controlar la respuesta autoinmune. Tradicionalmente, los dermatólogos han utilizado corticoides tópicos o inhibidores de la calcineurina, que pueden administrarse oralmente o a través de la piel en casos graves.
Sin embargo, según ha confirmado la dermatóloga de la AEDV, uno de los tratamientos más prometedores que se ha incorporado recientemente es el ruxolitinib, un inhibidor de la quinasa aprobado por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS). Este fármaco biológico actúa modulando la respuesta autoinmune y, aunque su precio es elevado, se espera que en los próximos años se convierta en una opción terapéutica más accesible.
Además del tratamiento farmacológico, Truchuelo ha asegurado que se emplean técnicas de fototerapia para estimular la repigmentación. La luz ultravioleta, particularmente la de banda estrecha, se utiliza para activar los melanocitos restantes en las áreas afectadas. Esta terapia, que incluye el uso de láseres de excímeros, debe realizarse bajo la supervisión de un dermatólogo para minimizar los riesgos asociados a la exposición prolongada a la radiación UV.
Estigma asociado al vitíligo
La dermatóloga Truchuelo ha subrayado la importancia de abordar el vitíligo no solo desde el punto de vista médico, sino también psicológico. Ha asegurado que resulta fundamental ofrecer apoyo emocional a las personas que lo padecen, pues, aunque la enfermedad no produce dolor físico, el estigma asociado puede limitar las interacciones sociales y afectar emocionalmente a los pacientes. Además, las manchas visibles pueden derivar en sentimientos de inseguridad, ansiedad y depresión, lo que impacta directamente en la calidad de vida.
Desafíos en el tratamiento
El reto principal del vitíligo es desarrollar terapias que no solo controlen la inflamación y el ataque autoinmune, sino que también logren una repigmentación efectiva. Aunque los avances recientes son prometedores, el desarrollo de nuevas moléculas y tratamientos específicos sigue siendo una prioridad en la investigación dermatológica. En los próximos años se espera que nuevas terapias biológicas y tecnológicas mejoren la calidad de vida de los pacientes con vitíligo.