La menopausia en las mujeres españolas normalmente ocurre entre los 50 y 51 años, y funcionalmente se produce porque nacen con una reserva folicular que se determina en la vida fetal, y esa reserva se va agotando en la edad fértil. Esto es lo que se denomina menopausia fisiológica, aunque también existen periodos de cese ovárico, donde se queda sin regla de manera secundaria y que pueden ocurrir, por ejemplo, tras un tratamiento oncológico.

Para todas las mujeres en menopausia con síntomas que alteren a su calidad de vida se recomienda el tratamiento hormonal sustitutivo. “Si la sintomatología no te permite dormir, si no puedes hacer vida normal, es recomendable recurrir a la terapia hormonal sustitutiva, con la que pautamos un tratamiento personalizado controlando los riesgos, siendo el beneficio muy superior al riesgo”, indica Carmen Yelo, del Servicio de Ginecología Oncológica de MD Anderson Cancer Center Madrid.

Esta terapia, como indica su nombre, viene a sustituir una situación fisiológica, y consiste en “administrar las hormonas que tu cuerpo ha dejado de producir, ya sea con estrógenos y gestágenos u otros fármacos, pero de manera artificial, lo que provoca un efecto parecido para restaurar el equilibrio. Los síntomas y consecuencias de la menopausia tienen tratamiento y se pueden prevenir para evitar que progresen”, recalca.

En la menopausia existen dos ‘caballos de batalla’: los problemas vasomotores y la atrofia genital, ambos derivados del déficit de estrógenos

Problemas vasomotores y atrofia genital: ‘caballos de batalla’ de la menopausia

Según Yelo, en la menopausia existen dos ‘caballos de batalla’: los problemas vasomotores y la atrofia genital, ambos derivados del déficit de estrógenos. Los problemas vasomotores pueden desencadenar en sofocos, dificultad para conciliar el sueño o aumentos de temperatura bruscos, mientras que la atrofia genital se traduce en un adelgazamiento de la mucosa vaginal por déficit de estrógenos. Ésta se vuelve más fina y provoca una sensación de picor constante. “Muchas veces las pacientes incluso lo confunden con sintomatología miccional, con ganas de ir al baño frecuentemente, pero que después en realidad no se relaciona con una infección como tal”, advierte la doctora.

Con respecto a la atrofia, esta especialista insiste en que se debe pensar también en la salud vaginal de las mujeres en menopausia. Son mujeres jóvenes, de alrededor de 50 años y a las que les queda vida sexual activa muchos años y que, si la atrofia avanza, generará muchos problemas en sus relaciones personales. En estos casos, el tratamiento hormonal es recomendable para todas las mujeres en menopausia, tengan o no tengan síntomas, ya que, a la larga ese fenómeno se va a producir.

Terapia hormonal sustitutiva para pacientes oncológicas

El cáncer de cuello de útero en su gran mayoría está relacionado con el virus del papiloma humano (VPH) y suele operarse en mujeres muy jóvenes. En el 97% de los casos no tiene relación hormonal y en este colectivo se indica la terapia hormonal sustitutiva. “Estas pacientes con cáncer de cuello de útero se benefician de tener sus reglas y, precisamente, se les recomienda este tratamiento si necesitan de terapia hormonal porque hayan tenido su menopausia natural antes de tiempo o tengan mucha sintomatología”, puntualiza la doctora.

Con respecto a las pacientes con cáncer de endometrio, se debe individualizar cada caso. Son pacientes sin útero, tras sufrir una cirugía como parte de su tratamiento, y se pueden beneficiar de estrategias con estrógenos como la terapia hormonal sustitutiva.

Respecto al cáncer de mama, la especialista aconseja optar por otro tipo de tratamientos. “Una paciente con antecedentes de cáncer de mama no se puede beneficiar de la terapia hormonal sustitutiva. Para ellas existen otras alternativas que son más eficaces y no son hormonales, como los antidepresivos o los inhibidores de la captación de algunos neurotransmisores, que les ayudan a aliviar los sofocos. Para la atrofia genital, en concreto, existen fármacos por vía tópica que no alteran los niveles de estrógenos en sangre y son seguros incluso en pacientes con antecedentes de cáncer de mama”, sostiene la especialista.

Hace alrededor de 20 años se publicaron estudios que incidieron en un aumento de riesgo de cáncer de mama en pacientes con terapia hormonal sustitutiva

Riesgo de cáncer en pacientes con terapia hormonal sustitutiva

Si bien es cierto que hace alrededor de 20 años se publicaron estudios que incidieron en un aumento de riesgo de cáncer de mama en pacientes con terapia hormonal sustitutiva, a posteriori la evidencia científica ha demostrado que con los regímenes y pautas que se administran actualmente este riesgo no existe en pacientes bien controladas.

Estudios posteriores apuntan además que este riesgo tampoco existe en pacientes con antecedentes personales oncológicos. Hoy en día, algunos cánceres ginecológicos y con dependencia hormonal se benefician de tener esta terapia, porque el beneficio de tener a las pacientes otra vez en una situación lo más parecida posible a la fisiológica es mayor que el riesgo que se puede asociar a su uso.

“Es un tratamiento totalmente indicado”, afirma Carmen Yelo, “porque lo que ganan ellas en calidad de vida es mucho mayor que el riesgo”, prosigue, siempre y cuando se administre de manera inmediata después de la amenorrea, durante un periodo de máximo cinco años y, como mucho, hasta los 60 años.


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