El panorama en el contexto del suicidio no es nada alentador al respecto. Desde el 2018 observamos una tendencia creciente por suicidio año tras año, un crecimiento del 6,4 por ciento de los casos en lo últimos tres años. Así lo ha refrendado el informe “evolución del suicidio en España en este milenio” elaborado por Investigadores de la Universidad Complutense de Madrid, del Centro de Investigación Biomédica en Red-Salud Mental (CIBERSAM) y del Hospital del Mar de Barcelona. La presentación ha contado con la presencia de Alejandro de la Torre Luque, Victor Pérez Sola y Jose Luis Ayuso.

Investigadores de la UCM, del CIBERSAM y del Hospital del Mar de Barcelona han presentado el informe “Evolución del suicidio en España en este milenio”

Además, la pandemia ha supuesto un incremento significativo de las tasas de mortalidad. No obstante, el aumento ha sido más notable en diversos grupos sociales, con unas características concretas. De hecho, las expectativas no son nada prometedoras. Se espera que la tendencia creciente se mantenga también en el año 2022. Por ello, se deben incorporar medidas de calado para ir doblegando la curva de crecimiento que está experimentando la mortalidad por suicidio en España, principalmente teniendo en cuenta que el suicidio es una causa de muerte evitable y un problema de salud pública de especial calado en nuestro país.

Fotografía del suicidio 2021

Si nos centramos en el año 2021, último año del que se tienen datos, 4.003 personas fallecidas por suicidio. Es decir, en España fallecían once personas al día por suicidio. Esta cifra está por encima de los fallecidos por accidentes de tráfico o caídas accidentales en ese mismo periodo de tiempo (1.559 y 3.504 fallecimientos anuales respectivamente).

En cuanto el perfil del suicida, tres de cada cuatro fallecidos eran hombres (2.892 casos) y la mitad procedía del grupo de mediana edad de 40-64 años. Respecto a las demás franjas etarias, un 31 por ciento de los fallecidos tenía 65 años o más; un 13,8 por ciento tenía entre 25 y 39 años y un 5 por ciento entre 10 y 24 años.

La mayoría de ellos nacido en España, un 87 por ciento de los casos (3.490 personas). En cambio, el porcentaje de personas fallecidas que nacieron fuera de España ha aumento un 3 por ciento respecto al año anterior.

Muertes por suicidios según el lugar de residencia

Por otro lado, en relación al lugar de residencia hay una prevalencia mayor en habitantes de capitales de provincia con un 32 por ciento de los casos. Mientras que el 24,6 por ciento residía en zonas rurales; el 24,7 por ciento en municipios con más de 10.000 habitantes y el 18,7 por ciento en ciudades con más de 50.000 habitantes (no siendo capital de provincia).

El 32% de las muertes por suicidio se dieron en capitales de provincia

Época del año

En cuanto a la época del año se ve un crecimiento generalizado en todos los años excepto en enero y en Agosto. Además se observa el mismo patrón estacional: un claro aumento de la mortalidad por suicidio en los meses de verano. De hecho, julio es el mes más trágico, superando los 400 fallecidos en un solo mes.

Geografía

Si nos centramos en un análisis geográfico basado en las provincias de España más afectadas con este problema son las regiones de Galicia, Asturias, Andalucía, Castilla y León, y Aragón son las que presentan las mayores de tasas de mortalidad por suicidio en el 2021. Las provincias de Lugo, Zamora, y Jaén son las provincias con la tasa más alta por cada 100.000 habitantes (15,6;14,2 y 13,1 respectivamente). En cambio, Guadalajara, Madrid, Ceuta y Melilla presentan las tasas más bajas del estado. No obstante, un total de 27 de las 50 provincias españolas más las dos ciudades autonómicas sobrepasan la media de mortalidad por suicidio mundial, indicada por la OMS, 9 fallecidos por cada 100.000 habitantes.

Evolución de las muertes por suicidio en este milenio 2000-2021

A lo largo de estas dos décadas, se identifican dos etapas muy señaladas: la crisis económica (2008-2014 según en Banco de España); la pandemia por COVID-19 (fecha de inicio 2020). No obstante, se observa una tendencia creciente desde el inicio del segundo milenio, pero se ha visto acrecentada los últimos años.

Por ello, los especialistas apuestan por hablar y normalizar este tema. “Hablar del suicidio no mata. No hablar e ignorarlo si que lo hace”. Además, señalan que la muerte por suicidio supone que entre diez y quince personas padezcan un sufrimiento profundo derivado de esa muerte. El suicidio no solo afecta a la persona que lleva a cabo el acto, sino que es un problema transversal que arrastra al entorno cercano del fallecido. Por ello, es fundamental implementar planes de acciones que permitan realizar un seguimiento pormenorizado de los potenciales suicidas, para evitar que se lleven a cabo. La clave en este ámbito es implementar planes de prevención.


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