José A. Rodríguez Enviado especial a Ámsterdam | viernes, 28 de abril de 2017 h |

El virus de la hepatitis C (VHC) sigue siendo un grave problema de salud pública. Prueba de ello son los numerosos trabajos presentados sobre esta patología en el Congreso Internacional del Hígado 2017 (Ámsterdam, 19-23 de abril). Y así lo asegura la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su reciente informe “Global Hepatitis Report 2017”. Esta organización estima que, en todo el mundo, hay 71 millones de personas que viven con el virus de la hepatitis C. Asimismo, mientras que las muertes por tuberculosis y VIH están descendiendo, las defunciones por hepatitis no dejan de aumentar. Cada año mueren unas 399.000 personas debido a la hepatitis C, sobre todo por cirrosis y carcinoma hepatocelular. La OMS también destaca que Europa es una de las regiones con una mayor afectación, con 565.000 nuevos casos en 2015 y una prevalencia de 14 millones de personas.

Tras la llegada de los antivirales de acción directa, ahora el reto reside en identificar a los pacientes infectados y tratarlos. Hay que tener en cuenta que se estima que aproximadamente el 80 por ciento de las personas infectadas no saben que lo están. Por eso, la OMS recomienda el cribado en personas que puedan correr un alto riesgo de infección. Esta organización propone una “cascada de intervención” basada en diagnóstico, tratamiento y seguimiento con el objetivo final de “eliminar las hepatitis víricas como problema de salud pública, y las metas consisten en reducir los casos incidentes en un 90 por ciento y la mortalidad en un 65 por ciento de aquí a 2030”.

La buena noticia es que los nuevos tratamientos contra el virus de la hepatitis C son altamente eficaces. Y en el reciente Congreso Internacional del Hígado 2017 se han comunicado resultados de fármacos que contribuirán a robustecer el arsenal terapéutico contra esta patología. Uno de los trabajos más destacados ha sido el Expedition 1, de AbbVie, que ha evaluado la pauta pangenotípica en desarrollo glecaprevir/pibrentasvir (G/P) sin ribavirina. Este fármaco ha conseguido una respuesta virológica sostenida (RVS) del 99 por ciento en pacientes con hepatitis C crónica y cirrosis compensada tras doce semanas de tratamiento en genotipos 1, 2, 4, 5 y 6. Como destacó Sabela Lens, especialista en Gastroenterología y Hepatología en el Hospital Clínic de Barcelona, “es muy relevante que se hayan conseguido estos resultados sin emplear ribavirina, un fármaco mal tolerado y que puede causar anemia en esta población de pacientes que, debido a su cirrosis, es complicada de tratar”. Esta experta también destacó que de los 146 pacientes que participaron en el ensayo “ninguno discontinuó el tratamiento y en la mayoría de los casos, el 65 por ciento, los efectos adversos fueron leves”.

También interesantes son los resultados de esta misma pauta en genotipo 3, “el que supone un mayor reto —en palabras de Gregory Dore, del Kirby Institute de la Universidad de Nueva Gales del Sur (Australia)—, ya que es el genotipo más común y el que más se asocia a una evolución rápida de la enfermedad”. En este sentido, los datos del estudio Endurance-3 presentados en el congreso muestran que glecaprevir/pibrentasvir (G/P) sin ribavirina logra una respuesta viral sostenida en el 95 de los pacientes sin cirrosis y naïve tras ocho semanas de terapia. Como añadió Dore, otro de los resultados clave de este trabajo “es que muy pocos pacientes recayeron tras el tratamiento” y que la seguridad del fármaco es buena. De este modo, enfatizó este experto, “disponemos de sólidos resultados sobre que un tratamiento de ocho semanas en pacientes sin cirrosis puede ser adecuado”.

Esta combinación, por tanto, podría sumarse en breve a sofosbuvir/velpatasvir (Epclusa, de Gilead), el primer tratamiento pangenotípico de 12 semanas en un solo comprimido aprobado para pacientes sin cirrosis o con cirrosis compensada y virus de genotipo 1-6. Precisamente, en el congreso se han presentado datos de vida real (Alemania) de esta combinación que señalan que se emplea en todos los genotipos (sobre todo en el genotipo 3) y que, en aquellos con este genotipo y cirrosis, se añade ribavirina.

Por otro lado, MSD ha presentado resultados de fase 2 de la combinación en desarrollo MK-3682B [uprifosbuvir (MK-3682)/grazoprevir/rusazvir]. El estudio muestra que, en aquellos pacientes con genotipo 1 que habían fracasado a antivirales de acción directa, el cien por cien de los pacientes que completaron 16 semanas de tratamiento y el cien por cien de los que completaron 24 semanas alcanzaron un respuesta viral sostenida (RVS12, lo que se considera cura virológica). Una pauta de tres fármacos en una píldora que, sin ribavirina, podría prolongarse entre 4 y 12 semanas.

ACCESO

En cuanto al acceso a los fármacos, Europa está avanzando, pero no todos los países al mismo ritmo, y aún hay restricciones. Así lo señala un estudio del Kirby Institute de Nueva Gales del Sur (Australia) realizado con el objetivo de analizar la disponibilidad de los antivirales de acción directa (AAD) en la Unión Europea, el Espacio Económico Europeo y Suiza. En este sentido, hay países como Italia o Grecia en los que para el reembolso se requiere fibrosis en grado 3 (en España, grado 2) o en los que hay restricciones para los pacientes alcohólicos o usuarios de drogas (casos de Polonia, Eslovaquia o Hungría).

Precisamente, en lo que se refiere al acceso al tratamiento, España es líder europeo. Según datos del Ministerio de Sanidad de abril del presente año, 69.000 pacientes han sido tratados con los antivirales de última generación. De este modo, España ha sido el país europeo en el que más personas han recibido estas terapias.