Leucemia linfocítica crónica

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E.M.C. Madrid | viernes, 13 de diciembre de 2019 h |

El abordaje de la leucemia linfocítica crónica (LLC) vive un cambio de paradigma. El nivel de investigación básica en esta patología ha crecido de forma exponencial en la última década y los avances presentados han ocupado una parte del último encuentro de la American Society of Hemology (ASH2019).

Pero a pesar de los avances de los últimos años, los especialistas siguen teniendo que esperar a que la enfermedad tenga un comportamiento tumoral para tratar a los pacientes. “En muchos casos, aproximadamente un tercio, los pacientes no llegan a ser tratados, porque la enfermedad encuentra un equilibrio con el organismo del paciente”, explica Javier de la Serna, hematólogo del Hospital Universitario 12 de Octubre. De ahí que uno de los temas que ha acaparado la atención en este congreso es ver lo que ocurre en estos pacientes para que la enfermedad quede en un proceso indolente.

El hematólogo recuerda que, en nuestro país, el Grupo Español de Leucemia Linfocítica Crónica ha establecido unas guías para que todos los médicos y especialistas que participan en el abordaje de la enfermedad tengan criterios comunes. “Lo primero es detectar el comportamiento genético de la enfermedad, detectando determinadas mutaciones”, asegura. Dos de ellas guardan relación con el riesgo de que la enfermedad evolucione negativamente con los tratamientos previos o que tenga un riesgo mayor de transformarse en un linfoma más agresivo. “Estas mutaciones son la alteración de un cromosoma, el 17p, y la mutación del TP 53, que es la forma mutada de la misma alteración”, describe.

Los expertos también estudian la forma en que está mutado el gen de las cadenas pesadas de la inmunoglobulina, la marca de todos los linfocitos B y de los linfomas B en particular. “Es importante para elegir el tratamiento de primera instancia, porque aunque van a menos los tratamientos clásicos con inmunoquimioterapia hay un subgrupo que con estos tratamientos, que son un poco más tóxicos pero sumamente más económicos, pueden funcionar bien”, precisa.

La idea, en palabras del experto, es que si baraja esta opción para un paciente, es lógico asegurarse de que valdrá la pena y que la posibilidad de que la enfermedad no reaparezca en muchos años se haga real. Una vez excluido esto hay que recurrir a los tratamientos novedosos, por vía oral, de terapia dirigida.

En opinión del experto, el reto actual en LLC es encontrar en un futuro próximo un tratamiento de duración limitada con los fármacos disponibles o con las novedades que estén por venir para que podamos decir que en uno o dos años es posible curar a una gran fracción de los pacientes. “Por las pistas que vemos parece que puede ser un objetivo alcanzable en los próximos años”, augura.


Una de las limitaciones es que se ha de esperar a un comportamiento tumoral antes de tratar