Las técnicas de estudio de biopsia líquida altamente sensibles -como la ddPCR y las técnicas de secuencia masiva (NGS)- están permitiendo avanzar hacia un abordaje oncológico en el que la selección de tratamiento se basa en la información previa que ofrecen estas herramientas.

El VI Simposio de Biopsia Líquida ha celebrado una mesa centrada en los avances de esta técnica en la práctica clínica y su relación con la inmunoterapia en diferentes tipos de cáncer.

Melanoma

La llegada de la inmunoterapia y su combinación con otros fármacos supuso una nueva era en el tratamiento del melanoma. Sin embargo, Alfonso Berrocal, jefe de Sección de Oncología del Hospital General de Valencia, ha enfatizado en la necesidad de biomarcadores que existe en esta enfermedad para potenciar el uso de los tratamientos inmunoterápicos. El especialista ha recordado que “no hay ningún biomarcador establecido en esta patología”, a pesar de todo el estudio realizado hasta ahora.

Sin embargo, el melanoma es uno de los tumores con más ADN circulante, lo que facilita la utilización de las tecnologías de biopsia líquida. “Se ha utilizado tanto la cantidad de DNA tumoral en sangre periférica como el análisis de mutaciones, ya que se conocen mutaciones en cerca del 75 por ciento de los melanomas”, ha especificado el oncólogo. La mutación más frecuente es BRAF. “Sin embargo, también conocemos otras mutaciones menos frecuente que pueden ser detectadas mediante tecnologías de biopsia liquida”, ha añadido.

Tanto el DNA circulante total como las determinaciones de mutaciones en sangre periféricas son predictivas del resultado terapéutico. “Es especialmente interesante la posibilidad de control del tratamiento gracias a la determinación de las mutaciones en los pacientes BRAF mutado y en los pacientes con mutaciones en NRAS. El control evolutivo de la mutación en sangre permite predecir el resultado del tratamiento, e incluso, anticipar la recaída”, ha señalado Berrocal

La investigación actual en melanoma también está explorando estudios de biopsia líquida en otros líquidos orgánicos. Destaca una investigación nacional en animales y pacientes linfadenoctomizados en que los que la determinación de mutaciones en las microvesículas del seroma es capaz de predecir la recaída de los pacientes.

Tumores genitourinarios

Por su parte, Aránzazu González Del Alba, oncóloga del Hospital Universitario Puerta del Hierro de Majadahonda, ha recordado como la inmunoterapia desplazó a los fármacos antiangiogénicos como tratamiento de segunda línea en los tumores genitourinarios.

“Todos queremos tener biomarcadores para decidir los tratamientos de nuestros pacientes y los tumores genitourinarios son un ejemplo del funcionamiento de la inmunoterapia“, ha resaltado.

En cuanto a la primera línea, el arsenal terapéutico de esta enfermedad dispone de varias combinaciones de inmunoterapia y antiangiogénicos que han demostrado mejorar la supervivencia en primera línea.

Sin embargo, la especialista ha incidido en que los biomarcadores clásicos (PDL-1) no son consistentes para definir la terapia. “El mejor biomarcador para poder decidir la terapia hoy por hoy es el marcador clínico basado en los grupos pronósticos de IMDC”, ha argumentado.

A pesar de los avances, la inmunoterapia en monoterapia no ha desbancado a la quimioterapia en primera línea. “Los estudios han arrojado la conclusión de que aquellos pacientes que expresan PDL-1 presentan una mayor mortalidad”, ha continuado Del Alba. Por tanto, “la indicación de pacientes unfit para inmunoterapia responde a la expresión de PDL-1, lo que confirma que no es un marcador consistente de beneficio global”, ha concluido.

Cáncer de pulmón

La supervivencia en cáncer de pulmón a cinco años ha pasado del 1 al 30 por ciento gracias a la llegada de la inmunoterapia. Sin embargo, como ha señalado Delvys Rodríguez, oncólogo del Hospital Universitario Insular de Gran Canaria, un alto porcentaje de pacientes sigue sin responder a la inmunoterapia.

Según el oncólogo, uno de los problemas viene por utilizar la inmunoterapia “un poco a ciegas” a pesar de la gran cantidad de biomarcadores disponibles.

“Tenemos datos de supervivencia a cinco años con pembrolizumab pero es una realidad que mas de la mitad de estos pacientes con PDL-1 positivo no responden al tratamiento y siguen falleciendo. Por tanto, hay mucho que mejorar”, ha insistido.