En el Día Mundial del Párkinson, la Sociedad Española de Neurología (SEN) hace un llamamiento a la prevención de la que supone la segunda enfermedad neurodegenerativa con mayor incidencia en el mundo: más de 7 millones de personas la padecen y, en España, son más de 150.000 las afectadas.

“Los avances diagnósticos y terapéuticos que ha experimentado esta enfermedad en los últimos años son algunas de las razones que explican este aumento en la prevalencia de la enfermedad de Parkinson. Pero, sobre todo, detrás de este incremento está el progresivo envejecimiento de la población”, explica Álvaro Sánchez Ferro, coordinador del Grupo de Estudio de Trastornos del Movimiento de la SEN.

Por otro lado, la discapacidad y mortalidad de la enfermedad de Parkinson están aumentando más rápido que cualquier otra enfermedad neurológica. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha señalado que su prevalencia se ha duplicado en los últimos 25 años y este aumento ha producido que también se haya duplicado la pérdida de años de vida ajustados por discapacidad.

La edad es el principal riesgo para padecer esta enfermedad. Sobre todo, a partir de la sexta década de vida, la incidencia y la prevalencia aumenta exponencialmente. Así, mientras que estimamos que la enfermedad de Parkinson afecta a un 2 por ciento de la población mayor de 65 años, pasa a ser al 4 por ciento en mayores de 80 años. Por esa razón también calculamos que, en España, y debido al progresivo envejecimiento de nuestra población, el número de afectados se triplique en los próximos 30 años”, añade Sánchez Ferro.

Aumentan los casos en edades más tempranas

En todo caso, la enfermedad de Parkinson no sólo afecta a personas de edad avanzada. Aproximadamente un 15 por ciento de los casos actualmente diagnosticados en España corresponden a personas menores de 50 años.

Aunque tener un familiar cercano con la patología aumenta las posibilidades de padecer este trastorno, sólo un 10 por ciento de los casos corresponden a formas hereditarias. En el 90 por ciento la causa sigue siendo desconocida, aunque la comunidad científica cada vez encuentra más evidencias de que su origen es el resultado de una combinación de factores ambientales en personas genéticamente predispuestas.

Las imprescindibles estrategias de prevención

“Se hace muy necesario llevar a cabo estrategias de prevención sobre aquellos factores que ya sabemos que pueden aumentar el riesgo de padecerla”, comenta el coordinador del Grupo de Estudio de Trastornos del Movimiento de la SEN. “Sabemos que un buen estilo de vida ayuda a protegernos y esto incluye realizar ejercicio físico de forma regular, optar por la dieta mediterránea, o controlar la hipertensión y la diabetes tipo 2. Por otra parte, la exposición a pesticidas, a disolventes industriales, a la contaminación del aire, o a infecciones por helicobacter pylori o hepatitis C, también se han asociado a un mayor riesgo de desarrollar esta enfermedad”.

Más allá de los síntomas motores

Actualmente, cada año se diagnostican en España unos 10.000 casos nuevos de esta enfermedad caracterizada por producir diversos síntomas motores y no motores. Entre los síntomas motores, los más habituales son el temblor y la lentitud de movimientos.

Pero estos síntomas no siempre son los primeros en aparecer. Hasta en un 40 por ciento de los casos la primera manifestación del párkinson es la depresión y, esto, puede llevar a diversos errores diagnósticos. Entre otros síntomas no motores destacan la ansiedad, los problemas cognitivos, trastornos del sueño, dolor, estreñimiento, problemas de deglución o en la función genitourinaria.

“Tendemos a asociar la enfermedad de Parkinson únicamente a la sintomatología motora, cuando en realidad es una enfermedad que se puede manifestar de muchísimas otras formas. Y, de hecho, los síntomas no motores pueden llegar a ser muy incapacitantes. Además, cuando los primeros síntomas de la enfermedad no son los motores o no son tan evidentes puede ser complicado identificarla de forma temprana e incluso difícil de diferenciar de otros síndromes parkinsonianos. Actualmente tenemos en España un retraso diagnóstico de entre 1 y 3 años y esto hace que aproximadamente un tercio de los nuevos casos estén aun sin diagnosticar”, señala Álvaro Sánchez Ferro.

Un diagnóstico temprano permite iniciar el tratamiento en las primeras fases, lo que ayuda a mejorar la calidad de vida de los pacientes, prevenir complicaciones y minimizar la discapacidad a largo plazo. Y, aunque el tratamiento farmacológico disponible actualmente no logra detener el proceso degenerativo, resulta eficaz para mejorar la mayoría de los síntomas motores y para muchos de los síntomas no motores.

Urge actualizar el Libro Blanco

Por otro lado, la Federación Española de Párkinson (FEP) estima necesario actualizar el Libro Blanco del Párkinson: Aproximación, análisis y propuesta de futuro‘, cuya última publicación data de 2015, con el fin de contar con un documento de referencia que se ajuste al actual contexto sociosanitario, asociativo y político

Esta iniciativa contará con diversas fases metodológicas como la evaluación de la publicación de 2015, el análisis del contexto externo e interno actual y la revisión documental de referencias bibliográficas. Todo ello teniendo en cuenta la voz de las personas afectadas, sus familiares y las personas cuidadoras; así como las asociaciones de párkinson federadas y entidades adheridas y las aportaciones de los principales agentes clave de la enfermedad en materia de sanidad, derechos sociales e investigación.

Para que esta nueva publicación refleje de manera holística la situación actual se tendrá en cuenta el actual contexto nacional tras la pandemia; y se contemplará un enfoque con perspectiva de género y centrado en la persona.


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