El proyecto IMPaCT_VUSCan, co-liderado por el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) y el Instituto de Investigación
Biomédica de Bellvitge/Instituto Catalán de Oncología (IDIBELL/ICO) y en el que participan otros siete centros de investigación españoles, comienza su andadura con el objetivo de identificar genes que aumentan el riesgo de desarrollar cáncer. El proyecto cuenta con 3,1 millones de euros de financiación y se prolongará hasta diciembre de 2025.

Los primeros beneficiarios del proyecto serán familias con genes de alto riesgo que se transmiten de padres a hijos, y en las que por tanto hay más casos de cáncer de lo habitual. IMPaCT_VUSCan recabará y analizará con la máxima profundidad datos de más de 300 familias de toda España con casos de cáncer familiar. No obstante, a medio y largo plazo, saber más sobre la relación entre cada variante genética y el cáncer acercará la medicina personalizada a toda la población.

“Esperamos mejorar el manejo clínico de los miembros de las familias con cáncer hereditario”, afirma Mercedes Robledo, jefa del Grupo de Cáncer Endocrino Hereditario del CNIO e investigadora principal de IMPaCT_VUSCan. “Este proyecto permitirá identificar en los próximos años qué variantes genéticas, de entre las miles que porta cada individuo, están relacionadas con el desarrollo de su cáncer. Eso impulsará la medicina personalizada para todos”. “Nuestro abordaje está orientado a cáncer familiar, pero la información que obtengamos también será útil para avanzar en la comprensión de genes implicados en el cáncer en general”, añade Robledo.

Las mutaciones con las que nace el individuo y distintos factores ambientales, como el estilo de vida, determinan la predisposición al cáncer. Algunas personas heredan de sus padres mutaciones o variantes en genes que aumentan el riesgo a desarrollar la enfermedad. Como algunas de estas variantes ya se conocen, hoy en día el Sistema Nacional de Salud español puede detectar y ofrecer seguimiento a quienes las portan para detectar precozmente la enfermedad y personalizar el tratamiento.

Las consultas de cáncer familiar ya han conseguido reducir a la mitad la incidencia de cáncer en pacientes que son seguidos en estos programas, y que su esperanza de vida ha aumentado hasta diez años”, explica Conxi Lázaro, investigadora principal del proyecto y jefa del Grupo de Cáncer Hereditario del IDIBELL y el Instituto Catalán de Oncología. “Pero quedan por identificar muchas variantes que influyen en el riesgo a desarrollar cáncer”, añade.

En cáncer de mama, por ejemplo, se han identificado ya una decena de genes de predisposición, y dos de ellos hacen que el riesgo de desarrollarlo sea de hasta un 70 por ciento. Sin embargo, esa decena de genes solo explican la mitad de los casos de cáncer de mama con componente hereditario, lo que significa que quedan por detectar factores genéticos adicionales relacionadas con la susceptibilidad a este tipo de cáncer.

Los investigadores saben que la mayoría de variantes genéticas que identifiquen serán ‘de significado desconocido’. “Cuando analizamos los genomas de los miembros de las familias afectadas encontramos variantes genéticas para las que no se ha demostrado previamente que tengan un efecto, y por tanto no sabemos si son las responsables del desarrollo de la enfermedad de esa familia”, explica Robledo.

Las Variantes de Significado Desconocido (VUS, por sus siglas en inglés) generan mucha frustración. “Al final lo que queremos es que la información que le llegue a un médico sea útil, que ayude a decidir si es una variante es importante o no. Precisamente por esta razón cobra sentido el Proyecto IMPaCT_VUSCan”, dice Robledo.

Muchas de las nuevas variantes observadas no suelen tener pruebas suficientes para ser consideradas como patogénicas o benignas, y finalmente se clasifican como VUS”, explican los investigadores en el proyecto. “Una VUS puede ser confusa para pacientes y médicos porque crea incertidumbre, y no puede utilizarse para orientar el diagnóstico o el tratamiento”.


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