Las terapias dirigidas han supuesto un cambio en el paradigma terapéutico de muchas hemopatías, como el linfoma de células del manto (LCM) y la leucemia linfocítica crónica (LLC). En este sentido, durante la tercera edición de las ‘Jornadas Eje del Ebro. Avances en Síndromes Linfoproliferativos’ celebradas en Lleida, se han compartido conocimientos sobre actualizaciones y novedades, así como los últimos avances científicos relacionados con los cánceres hematológicos. Este evento constituye, año tras año, un punto de encuentro para especialistas en Oncohematología de Aragón y Cataluña.
Eva González-Barca, coordinadora de la Unidad de Linfomas del Institut Català d’Oncologia / Hospital Universitario Duran i Reynals, de Barcelona, ha destacado la cantidad de ensayos clínicos que se realizan en nuestro país y el mejor conocimiento que sobre ellos tienen los propios pacientes. “Los pacientes entienden lo que es un ensayo clínico y comprenden que esta es la manera de innovar, de avanzar en medicina y de mejorar los resultados que ya se tienen con los tratamientos conocidos”, señala.
Inhibidores de la tirosina kinasa de Bruton
Durante el encuentro los expertos abordaron los últimos avances y novedades para LLC, la leucemia más frecuente en los adultos de los países occidentales y que representa el 30 por ciento de los casos de leucemia que se diagnostican cada año. En este sentido, Luis Palomera Bernal, jefe del Servicio de Hematología y Hemoterapia del Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa de Zaragoza, ha subrayado el impacto positivo de los avances en terapias dirigidas en los últimos años. “Estos tratamientos han reemplazado a otros tratamientos tradicionales, como la quimioterapia e inmunoquimioterapia; además, son más eficaces, están mejor toleradas y cuentan con un perfil de toxicidades más seguro”.
Entre estas terapias avanzadas, los especialistas reunidos en la jornada destacaron los inhibidores de la tirosina quinasa de Bruton (BTK) como “el inicio del cambio de paradigma en esta enfermedad”, según ha señalado Palomera, quien añade que, “tras 10 años de ensayos clínicos han demostrado mejoría en la supervivencia libre de progresión y en la supervivencia global, especialmente en pacientes de alto riesgo citogenético“.
Palomera ha subrayado también el uso de tratamientos de duración finita como un avance significativo en el campo de la LLC. El especialista afirma que “los tratamientos combinados con fármacos con distintos mecanismos de acción aportan sinergia, producen respuestas más profundas, incluyendo enfermedades mínimas residuales negativas, y duraderas. Además, estas nuevas modalidades finitas aportan menor exposición a los fármacos, con menor toxicidad, tiempos libres de tratamiento y un menor gasto farmacéutico”.
Nuevas estrategias terapéuticas para pacientes con LCM
A lo largo del segundo día de la jornada se trataron las novedades en LCM y su impacto en el tratamiento y pronóstico. Este tipo de linfoma es muy poco frecuente, solo representa entre el dos y el cinco por ciento de todos los linfomas.
En relación con esto, González-Barca ha señalado que “el pronóstico de los pacientes con LCM ha cambiado gracias a la incorporación de nuevas estrategias terapéuticas que logran mejorar las respuestas y la supervivencia de estos pacientes. Durante estos años, se han ido ensayando diferentes moléculas, entre ellas los inhibidores de BTK, que han demostrado su efectividad. De hecho, actualmente, la indicación en segunda línea en linfoma de células del manto recomienda utilizar un inhibidor de BTK, que ha mostrado mayor eficacia y tolerancia en comparación con la inmunoquimioterapia convencional”.
La mediana de edad en el momento del diagnóstico del LCM es de 65 años, por lo que una proporción alta de pacientes son diagnosticados en edades avanzadas. “Para estos pacientes con comorbilidades y sin opción de trasplante autólogo, se opta en primera línea por una inmunoquimioterapia más tolerable, seguida también de un mantenimiento con un anticuerpo monoclonal”, ha subrayado la especialista. En segunda línea, tal como explica “se adopta un enfoque análogo similar al utilizado en personas más jóvenes, utilizando inhibidores de BTK”. En cuanto a la evolución del tratamiento en tercera línea, “pacientes previamente excluidos de opciones intensivas, como inmunoquimioterapia y trasplante autólogo, debido a comorbilidades, podrían ahora considerarse aptos para la terapia CAR-T”, ha concluido González-Barca.
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