MARÍA CLARA MONTOYA Madrid | viernes, 17 de marzo de 2017 h |

El Índice de Masa Corporal (IMC) es la medida más utilizada para definir si una persona tiene sobrepeso u obesidad, sin embargo, los expertos en este campo consideran que en un corto periodo de tiempo esta patología deberá calcularse de otra manera.

Esta reflexión se llevó a cabo en el II Congreso conjunto que celebraron en Sevilla la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (Seedo) y la Sociedad Española de la Cirugía de la Enfermedad Mórbida y de las Enfermedades Metabólicas (SECO).

Según explica a GM el jefe de cirugía gastrointestinal del Hospital Clinic de Barcelona y miembro de SECO, Antonio Lacy, hay “tres preguntas fundamentales” a la hora de establecer un nuevo paradigma en cuestiones de obesidad: “¿Debemos exclusivamente operar a los pacientes con obesidad? ¿Realmente el IMC tiene influencia sobre los resultados de la cirugía bariátrica y metabólica? y, ¿es el IMC la forma de medir ideal para indicar una intervención quirúrgica?”.

Lacy apuesta por un cambio de indicaciones “ya que seguimos las mismas desde hace más de veinte años” y lamenta “la falta de consenso que hay entre endocrinólogos y cirujanos, que hemos demostrado que los resultados de obesidad son mejores entre los pacientes que se operan que entre los que se dedican exclusivamente a la medicación”.

Perder IMC no elimina comorbilidades

“Nosotros hemos visto que tras una cirugía, perder IMC no es el único factor que influye para que el paciente mejore o se cure de diabetes, sino que hay otros factores”, asegura Lacy.

El experto también insiste en que es necesario “aprender que los pacientes no son iguales en Europa o Asia, donde la prevalencia de diabetes es mucho mayor en áreas como Oriente Medio y por tanto es fundamental personalizar el tratamiento ideal para cada uno de nuestros pacientes”.

“Hemos funcionado durante mucho tiempo con el IMC pero la obesidad no es exceso de peso sino el exceso de grasa y es ahí donde crecen las posibilidades de que una persona desarrolle diabetes, alteraciones en los líquidos, esclerosis o cardiopatía isquémica”, apunta.

Esta opinión también la comparte el especialista en endocrinología y nutrición de la Clínica Universidad de Navarra (CUN) y miembro de Seedo, Javier Salvador.

“Si seleccionamos a 30.000 personas y les medimos por un lado el IMC y por otro el índice de grasa corporal, nos saldrá una buena correlación a nivel global pero si analizamos individualmente a alguien, observaremos que hay personas que pueden tener el mismo IMC pero una de ellas tener más grasa corporal”, explica el especialista.

Obesidad sin sobrepasar el IMC

La Organización Mundial de la Salud considera que una persona tiene obesidad cuando el Índice de Masa Corporal es mayor a 30, pero Salvador afirma que una persona con IMC normal y aumento de grasa corporal puede ser obesa.

La situación empeora al evaluar a personas con sobrepeso (IMC entre 25 y 30): “Un 80 por ciento de las que hemos analizado, tendría obesidad si medimos su grasa corporal”.

El equipo de la CUN llegó a esta conclusión tras hacer unas cuatro mil mediciones con un sistema de impedancia abdominal y visceral.

Según señala Salvador, estos resultados han demostrado que la información es tan buena como la que da un escáner o resonancia magnética en personas con grado 1 de obesidad y apuesta por el uso de la impedancia porque la resonancia y el escáner son técnicas “complicadas y caras”.

Para el especialista, hay “muchísimos mitos” detrás del IMC, “y aunque no quiero que desaparezca porque es práctico para calcular la prevalencia a nivel internacional, si viene alguien a consulta, y quiere saber si está siguiendo correctamente el tratamiento, solo calculando el IMC, no sirve”.

El reto es , según Salvador, “ medir la composición corporal y conseguir que los pacientes pierdan grasa corporal de una manera de selectiva, porque no me sirve que alguien pierda peso si es a base de músculo o de agua”.


El IMC es positivo para hacer mediciones a gran escala pero a nivel individual es mejor medir la composición



Tras una cirugía, perder IMC no es el único factor que influye para que el paciente elimine comorbilidades