El Hospital Clinic de Barcelona forma parte, desde 2019, del consorcio internacional liderado por la Universidad de Washington St Louis en la investigación del alzhéimer genético. Uno de los grandes centros mundiales desde donde los neurólogos anunciaron, el pasado mes de diciembre, que un nuevo análisis de sangre podría detectar proteínas ‘tóxicas’ años antes de que apareciesen los síntomas de la enfermedad de alzhéimer.

El trabajo, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), constata que la prueba –aún en ensayo– podría ayudar a identificar a aquellos individuos en riesgo o que están empezando a desarrollar la enfermedad, y abrir la puerta al desarrollo de tratamientos para el Alzheimer.

El peso de España en la investigación

“Hay varios marcadores alterados unos 10 años antes de que aparezca la enfermedad. Por ejemplo, el GFAP, que es un marcador de reacción inflamatoria. Existen distintas proteínas que se alteran antes de que se produzcan cambios biológicos en el cerebro”, explica Raquel Sánchez del Valle, coordinadora del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la Sociedad Española de Neurología y doctora en el Hospital Clinic de Barcelona.

Efectivamente, la investigación ha demostrado que ‘las semillas’ del Alzheimer ‘se plantan’ años antes –incluso décadas–, de que aparezcan los trastornos cognitivos que hacen posible actualmente el diagnóstico. Estas semillas son proteínas beta amiloides que se pliegan mal y se agrupan formando pequeños agregados llamados oligómeros. Con el tiempo, a través de un proceso que los científicos aún intentan comprender, se cree que esos oligómeros ‘tóxicos’ de beta amiloides se convierten en alzhéimer.

“Es un hecho que hay cambios que se pueden detectar en sujetos antes de que desarrollen la enfermedad de alzhéimer. Y existen varias formas de identificar a los sujetos que van a desarrollar la enfermedad (una de ellas es la genética, que afecta a menos del 1 por ciento). Se trata de caminar hacia una medicina personalizada”, añade Raquel Sánchez del Valle.

Hoy en día los pacientes reciben el diagnóstico solo después de presentar signos bien conocidos de la enfermedad, como la pérdida de memoria. Y en ese momento las mejores opciones de tratamiento se limitan a ralentizar la progresión de los síntomas.


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