Un estudio publicado en ‘Science Translational Medicine’ describe como el virus del ébola puede persistir en el cerebro de los primates y resurgir años después del tratamiento con anticuerpos monoclonales.

El detonante de la investigación ha sido la aparición de brotes recientes de ébola en África—en concreto, en Guinea el pasado 2021—relacionados con infecciones persistentes en pacientes que habían sobrevivido a brotes anteriores.

Hoy en día, la enfermedad aguda por el virus del ébola cuenta con tratamientos eficaces, tanto en humanos como en primates infectados experimentalmente. Sin embargo, el riesgo de persistencia viral y el recrudecimiento de la enfermedad, asociada en los supervivientes que reciben estos tratamientos, sigue sin tener una respuesta clara.

De hecho, los estudios sobre la persistencia del virus indican que, en un pequeño porcentaje de supervivientes, algunos líquidos corporales pueden seguir dando positivo para el virus en la PCR-RT (reacción en cadena de la polimerasa con retrotranscriptasa) durante periodos de hasta 9 meses.

Se trata del primer estudio que revela el ‘escondite’ de la persistencia del virus del ébola en el cerebro y la patología que causa la posterior enfermedad letal en los primates”

En este sentido, la investigación llevada a cabo por el Instituto de Investigación Médica de Enfermedades Infecciosas del Ejército de EE. UU. utilizó un modelo de primate no humano para responder a estas preguntas. Concretamente, los investigadores querían conocer el ‘escondite’ exacto del virus del ébola persistente y la patología subyacente de la enfermedad recurrente subsiguiente en los supervivientes. Especialmente en aquellos tratados con la terapia estándar de anticuerpos monoclonales.

“Se trata del primer estudio que revela el ‘escondite’ de la persistencia del virus del ébola en el cerebro y la patología que causa la posterior enfermedad letal en los primates”, explica Xiankun (Kevin) Zeng, Ph.D y autor principal del estudio.

Los autores descubrieron que, a diferencia de los macacos rhesus que sobrevivieron a la exposición al virus en ausencia de tratamiento, el virus persistió en el sistema ventricular cerebral de los macacos que habían recibido anticuerpos monoclonales, a pesar de que había sido eliminado de todos los demás órganos.

La inflamación severa y la infección masiva estaban presentes en el sistema ventricular del cerebro, sin encontrarse presencia de infección viral en otros órganos

En particular, dos primates que inicialmente se habían recuperado de la enfermedad gracias a los tratamientos actuales presentaron recurrencia de signos clínicos graves de la infección y, finalmente, sucumbieron por ello. La inflamación severa y la infección masiva estaban presentes en el sistema ventricular del cerebro, sin encontrarse presencia de infección viral en otros órganos.

Este estudio destaca la persistencia del ébola en órganos específicos y la posterior enfermedad mortal asociada en los supervivientes de macacos rhesus después del tratamiento terapéutico. Esta investigación tendrá importantes implicaciones para el seguimiento a largo plazo de los supervivientes humanos del ébola.

Persistencia en humanos

La recaída de los síntomas ya se ha informado en supervivientes humanos. Tal y como recoge la plataforma EurekAlert, una enfermera británica sufrió meningoencefalitis nueve meses después de recuperarse de una enfermedad grave por el virus del ébola y haber sido tratada con anticuerpos monoclonales durante el brote entre 2013 y 2016 en África Occidental, el mayor de este tipo hasta la fecha. Además, un paciente vacunado, y que había sido tratado con terapias monoclonales, recayó y murió durante el brote registrado entre 2018 y 2020 en la República Democrática del Congo.

“El virus persistente del ébola puede reactivarse y causar una recaída de la enfermedad en los supervivientes, lo que podría causar un nuevo brote”

Durante los últimos años, el equipo de Zeng ha realizado estudios sistemáticos de la persistencia del virus del ébola utilizando como modelo a supervivientes de primates no humanos. Esa investigación mostró que el virus, a pesar de eliminarse de todos los demás órganos, puede ocultarse y persistir en regiones específicas de órganos inmunoprivilegiados, como la cámara vítrea de los ojos, los túbulos seminíferos de los testículos y el sistema ventricular del cerebro informado en este estudio.

“El virus persistente del ébola puede reactivarse y causar una recaída de la enfermedad en los supervivientes, lo que podría causar un nuevo brote”, señala Jun Liu, Ph.D y coautor del artículo actual.

El virus del ébola

Los últimos brotes de enfermedad por el virus del ébola tienen una tasa de letalidad aproximada del 50%, mientras que en brotes anteriores las tasas fueron de 25 por ciento a 90 por ciento. Actualmente, hay dos vacunas y dos terapias de anticuerpos monoclonales para prevenir y tratar la enfermedad del virus del ébola.

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