El bloqueo de LIF elimina las células madre tumorales previniendo la reaparición de los tumores. Esta es la conclusión principal de un nuevo estudio realizado en el Vall d’Hebron Instituto de Oncología (VHIO) que ha demostrado que el bloqueo de esta citoquina induce la infiltración de las células T del sistema inmune en los tumores para atacarlos y eliminarlos. Los resultados de este trabajo, publicado en la revista Nature Communications, han sido trasladados a al ensayo clínico fase I, con pacientes que ya se están tratando con inhibidores de LIF en el VHIO, el MSKCC (Nueva York) y el Princess Margaret (Toronto).
Para Joan Seoane, director del Programa de Investigación Preclínica y Traslacional del VHIO, no es nueva esta relación entre LIF con cáncer. “Algunos tumores tienen un alto nivel de LIF, y en estos casos LIF promueve la proliferación de las células madre tumorales. El bloqueo de LIF elimina las células madre tumorales, y de esta manera se podría prevenir la metástasis y las recaídas”, asegura.
Cuando se produce una alteración en células sanas se activa un sistema de alarma que hace que las células del sistema inmunitario se dirijan hacia el lugar problemático para eliminar el daño. En tumores que expresan altos niveles de LIF, este desactiva el sistema de alarma y evita la llamada al sistema inmune contra el tumor. “Hemos descubierto que LIF desactiva el sistema de alarma para que no lleguen las células del sistema inmune”, explica. El bloqueo de LIF reactiva la alarma y promueve el reclutamiento del sistema inmune contra el tumor.
En concreto, el equipo del VHIO ha observado que LIF inhibe el gen CXCL9, que actúa como una señal para atraer las células T del sistema inmune. Al bloquear LIF, gracias a este fármaco se induce la infiltración de células T que atacan y destruyen el tumor. “Al bloquear LIF en tumores con altos niveles de LIF se reactiva la llamada a las células T, que llegan al tumor para destruirlo”, explica.
El trabajo demuestra que la combinación de la inhibición de LIF junto con la terapia anti-PD1 genera una potente respuesta antitumoral. “Una vez que las células T entran en el tumor, se pueden activar con el fármaco inmunoterapéutico anti-PD1. En modelos animales, los dos fármacos son capaces no solo de detener el crecimiento del tumor, sino también de conseguir que en algunos casos el tumor desaparezca. En estos casos se genera memoria inmunológica”, prosiguen Monica Pascual-García y Ester Bonfill, ambas primeras firmantes del estudio.