Sandra Pulido Enviada especial a Berlín | viernes, 17 de mayo de 2019 h |

El 90 por ciento de los españoles muestra una alta predisposición a someterse a una prueba genética para calcular los posibles riesgos de salud en el futuro con mayor precisión mientras que los alemanes se muestran más incómodos con estas herramientas. Esta es una de las conclusiones del estudio ‘Health Report 2019’, realizado por la compañía farmacéutica Stada con 18.000 encuestados en nueve países europeos: Bélgica, Francia, Alemania, Italia, Polonia, Rusia, Serbia, España y Reino Unido

Según el análisis, España es el país con mayor nivel de conocimiento en fármacos genéricos (90 por ciento) seguido por Italia, Francia y Bélgica. “España es el país mas optimista respecto a la cura de enfermedades para el futuro (62 por ciento) y también es el país que comprende más conocimientos médicos”, resaltó Tim Infan, associate director de Health División de Stada, durante la presentación del informe.

Los más preocupados por el futuro son los franceses (con un 44 por ciento) debido al temor a los problemas ambientales y sociales y al miedo a la disminución de la calidad de la atención médica debido a la digitalización.

En general, en Europa el conocimiento sobre biosimilares se encuentra en un nivel bajo (19 por ciento) mientras que la definición de probióticos es muy conocida, especialmente en Rusia, España, Polonia e Italia. En este sentido, el CEO de Stada, Peter Goldschmidt, ha resaltado que desde la compañía animan a intensificar la educación en salud sobre todo en fármacos genéricos y biosimilares. “Necesito informar a los pacientes y necesito formar a los médicos para que puedan comunicarse con los pacientes”, señaló.

Robots y digitalización

Sobre nuevas tecnologías, el 56 por ciento de los europeos se sometería a una cirugía con el “Dr. Robot” y el 54 por ciento se visitaría con su médico de cabecera a través de webcam, excepto en Bélgica donde consideran la interacción personal más importante.

El estudio ha demostrado un resultado significativo sobre la cirugía asistida por robots, que ya no se percibe como una visión futurista sino como una práctica actual. En España, el 62 por ciento estaría dispuesto a permitir que un robot le practique una cirugía si está bajo supervisión constante y un médico pudiese intervenir en cualquier momento.

En cambio, el uso de aplicaciones para el seguimiento de la salud sigue siendo una tendencia a la baja en Europa. De media, solo el 41 por ciento las usaría, siendo una vez más España el que más empeño le pone con un 54 por ciento. Por su parte, la población europea tiene una actitud menos abierta hacia el implante de biosensores por su preocupación sobre el procedimiento del implante y las inquietudes acerca de la gestión de sus datos personales. Únicamente el 38 por ciento estaría dispuesto a permitir que se le implante esta tecnología en el cuerpo, siendo los alemanes los más escépticos (el 71 por ciento de ellos no estaría dispuesto a colocarse este implante). Sobre la aplicación de nuevas tecnologías, Goldschmidt ha remarcado “que la privacidad del paciente tiene que ser protegida y ser el mismo quien decida cómo, cuando y dónde quiere que sus datos sean utilizados. Apoyamos el uso de la tecnología pero tenemos que tener la certificación y el control de que esta tecnología funciona”.