Mar Barberà Barcelona | viernes, 05 de mayo de 2017 h |

La psoriasis afecta al 2,3 por ciento de la población mundial y, aunque suele aparecer entre los 15 y 35 años, también afecta a niños y a personas mayores, estas últimas entre los 55 y los 60 años. La jornada “Tengo psoriasis: ¿qué puedo hacer?” abordó, el 3 de mayo en el Hospital de Bellvitge, los principales efectos de esta enfermedad crónica en la vida cotidiana. La Jornada, organizada por la Asociación Acción Psoriasis y Novartis, puso sobre la mesa las medidas para convivir de la mejor manera posible con esa patología crónica. Actualmente no existe tratamiento curativo de esta enfermedad y, como apuntó Jaume Notario, dermatólogo del Hospital de Bellvitge, “no se espera que lo haya en los próximos 20 años”. Notario se refirió a la psoriasis como la “enfermedad oculta”, ya que, según dijo, “es muy difícil que un paciente coja la baja por padecer esta enfermedad. Por eso, el impacto es grande para el paciente”.

En lo que respecta al impacto en la salud mental, aunque depende mucho de las circunstancias de cada paciente, hay una serie de herramientas que los profesionales utilizan para medirlo. “Se lleva a cabo a través de un cuestionario estándar de diez preguntas específicas que evalúan de forma objetiva la forma en la que afecta esta enfermedad al paciente”, dijo Notario, quién añadió que “depende mucho de la zona cutánea afectada y de la edad del paciente, entre otras variables”. Este experto reconoció que, aunque se han desarrollado múltiples instrumentos, aún faltan parámetros totalmente objetivos para valorar la gravedad de esta enfermedad.

Psoriasis y artritis psoriásica

Las comorbilidades asociadas a la psoriasis son la depresión, en un 54 por ciento de los casos, o la artritis psoriásica, que afecta a un 30 por ciento de los pacientes y se caracteriza por el dolor e inflamación en las articulaciones. Jesús Rodríguez, reumatólogo del Hospital de Bellvitge, definió los cuatro aspectos vitales que se ven afectados por esta enfermedad. “Impacta sobre el bienestar físico, ya que muchos pacientes sienten fatiga, además de dolor. También impacta sobre el bienestar social porque muchos de ellos tienen que dejar sus aficiones, y afecta también al bienestar emocional porque esto les genera depresión, en alguno de los casos, y pérdida de autoestima o ansiedad, en otros”.