cribado

El cáncer de pulmón es la principal causa de muerte por cáncer en Europa y uno de los más letales, con una tasa de supervivencia a cinco años de solo el 15% cuando se diagnostica tras la aparición de síntomas. Por otro lado, el tabaquismo sigue siendo su principal factor de riesgo, seguido por la exposición al humo ajeno, la contaminación del aire y ciertos riesgos laborales. En Europa, entre el 6% y el 29% de la población adulta y adolescente fuma a diario.

Los ensayos clínicos han demostrado que el cribado con tomografía computarizada de baja dosis (TCBD) en poblaciones de alto riesgo reduce significativamente la mortalidad por cáncer de pulmón. Un ejemplo es el ensayo holandés-belga NELSON, el mayor estudio de este tipo en Europa, que reportó una reducción del 24% en la mortalidad entre fumadores y exfumadores cribados con TCBD durante una década, en comparación con quienes no fueron sometidos a cribado.

A pesar de la sólida evidencia a favor del cribado con TCBD, es crucial considerar las limitaciones en la generalización de los resultados. Los principales ensayos, como NELSON y el National Lung Screening Trial (NLST) de EE.UU., se realizaron en países de ingresos altos, por lo que sus conclusiones pueden no ser totalmente aplicables a entornos con menores recursos. Factores como la prevalencia del tabaquismo, las diferencias en los sistemas de salud y el acceso a la atención médica pueden influir en los resultados del cribado en distintos contextos.

En este sentido, una reciente publicación de Eurohealth ha analizado los principales desafíos y los enfoques prometedores de la implementación de programas nacionales de cribado de cáncer de pulmón en Europa.

Evidencias sólidas

En diciembre de 2022, la Comisión Europea concluyó que existen pruebas suficientes para respaldar los beneficios de los programas nacionales de cribado de cáncer de pulmón mediante tomografía computarizada de baja dosis (TCBD) en fumadores, siempre que se implementen de manera adecuada. Aunque solo unos pocos países europeos han adoptado esta estrategia hasta la fecha, se espera que al menos cinco más lo hagan en los próximos años.

Los programas organizados de cribado del cáncer son intervenciones complejas que requieren una planificación exhaustiva y una gestión eficiente de recursos. Desde la invitación a la población hasta el diagnóstico y la coordinación multidisciplinar del tratamiento, su éxito depende de la integración de múltiples acciones. Para garantizar la calidad de estos programas, en 2023 se establecieron normas técnicas paneuropeas basadas en la evidencia.

Sin embargo, de acuerdo con la reciente publicación, el cribado del cáncer de pulmón presenta desafíos específicos que varían según el contexto de cada país y requieren soluciones adaptadas.

Maximizar la participación en el cribado

Tras invitar a los individuos elegibles a participar en el cribado, es fundamental maximizar tanto la aceptación inicial de la invitación como la adherencia al programa a largo plazo. La experiencia de otros programas de cribado oncológico ha demostrado que las invitaciones enviadas desde los centros de atención primaria tienen tasas de participación más altas, aseguran en Eurohealth. Sin embargo, estrategias como cartas previas a la invitación, recordatorios y citas programadas han mostrado el mayor impacto y, además, el uso de guías de pacientes mejora significativamente la adherencia al programa.

Uno de los principales desafíos en la implementación del cribado del cáncer de pulmón es llegar a las poblaciones con mayor riesgo, muchas de las cuales se encuentran en situaciones de vulnerabilidad socioeconómica o tienen dificultades de acceso al sistema sanitario. En este sentido, el proyecto europeo Strengthening the Screening of Lung Cancer in Europe (SOLACE) ha desarrollado materiales específicos y estrategias para mejorar la captación en grupos tradicionalmente infrarrepresentados, como mujeres, poblaciones con bajos recursos, minorías étnicas, residentes en zonas remotas y personas con comorbilidades que aumentan su riesgo de desarrollar cáncer de pulmón.

En este sentido, los países que han priorizado la implementación del cribado en las áreas más desfavorecidas han logrado una participación significativa. Por ejemplo, en Inglaterra, más de un tercio de los participantes del programa de cribado de cáncer de pulmón provenían del 20% de las zonas más desfavorecidas, lo que permitió detectar la enfermedad en etapas tempranas en una proporción considerable de casos.

Integración del cribado con la cesación tabáquica

Por otro lado, la combinación de programas de cribado con estrategias de cesación tabáquica ha demostrado ser más efectiva para reducir tanto la mortalidad específica por cáncer de pulmón como la mortalidad general, en comparación con la cesación tabáquica por sí sola. Además, integrar ambas estrategias no solo es una cuestión de efectividad, sino también de equidad, dado que las tasas de tabaquismo y las dificultades de acceso a la atención médica suelen estar estratificadas por nivel socioeconómico, puntualizan en la publicación.

Los individuos sometidos al cribado de cáncer de pulmón tienden a mostrar tasas de abandono del tabaco más altas que la población fumadora en general, lo que convierte estos programas en una oportunidad clave para la promoción de la salud. Ofrecer servicios de cesación tabáquica dentro de los programas de cribado, con apoyo conductual y farmacológico, puede aumentar la adherencia.

Para garantizar la accesibilidad, estos servicios deberían ser gratuitos y estar disponibles en el mismo lugar donde se realiza el cribado. Si bien la cesación tabáquica suele ser una responsabilidad de los médicos de Atención Primaria, la falta de tiempo para el asesoramiento preventivo en consultas rutinarias dificulta su implementación. En este sentido, la incorporación de consejeros especializados en cesación tabáquica podría aliviar esta carga y mejorar la efectividad del programa.

Evaluación y monitoreo

Asimismo, es indispensable realizar un seguimiento del rendimiento del cribado para su mejora continua. La evaluación de indicadores a lo largo de todo el proceso, desde la captación de participantes hasta el diagnóstico y tratamiento, permite identificar posibles puntos de mejora. Programas de cribado consolidados, como los de mama, cérvix y colon, ya han desarrollado sistemas de monitoreo basados en la evidencia que pueden adaptarse al cribado del cáncer de pulmón.

En este sentido, dos proyectos financiados por la Unión Europea han trabajado para establecer un consenso sobre los indicadores clave para el cribado de cáncer de pulmón. El proyecto CanScreenECIS está desarrollando un nuevo sistema de gestión de datos de cribado que se integrará en el Sistema Europeo de Información sobre el Cáncer (ECIS), mientras que el proyecto SOLACE se enfoca en mejorar la equidad en el acceso a estos programas.

Algunos de los principales indicadores propuestos incluyen la identificación y captación de la población elegible, las tasas de éxito en la cesación tabáquica, la incidencia de biopsias innecesarias, la exposición a radiación, los hallazgos incidentales y la implementación de inteligencia artificial en el proceso de cribado.

Además, es esencial que los países fortalezcan sus sistemas de datos para poder evaluar los resultados a largo plazo y facilitar la colaboración internacional. La implementación de registros de cáncer robustos y el cumplimiento con las regulaciones de protección de datos, como el Reglamento General de Protección de Datos (GDPR) en Europa, son aspectos clave en este proceso.


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