Investigadores del Vall d’Hebron Instituto de Oncología (VHIO) han demostrado que un transgen que ataca a un gen clave en el desarrollo de la mayoría de tumores, bautizado como Myc, es eficaz y tolerable en modelos de ratón de cáncer de pulmón no microcítico (NSCLC, de sus siglas en inglés), el subtipo más agresivo y mortal en mujeres y hombres.
El estudio, publicado en ‘Science Translational Medicine’, ha demostrado que un transgen desarrollado anteriormente por la líder del equipo llamado Omomyc puede llegar a usarse como una terapia anti-Myc contra este tipo de cáncer, y avanza Omomyc en su desarrollo hacia ensayos clínicos, que prevén iniciar en 2020 si no hay contratiempos.
“Demostramos que Omomyc puede ser administrado por vía intravenosa sin producir efectos secundarios en el ratón e impidiendo el crecimiento tumoral, hecho que nos permite extender esta nueva terapia al tratamiento de otros tipos de cáncer y sus metástasis en diferentes órganos”, ha destacado la última autora del trabajo, Laura Soucek, investigadora Icrea,, en un comunicado del VHIO.
La primera autora, Marie-Eve Beaulieu, ha añadido que, tras validar la eficacia en modelos preclínicos, están “ahora escalando la producción y la purificación de la miniproteína a nivel industrial para el tratamiento de los pacientes reclutados en futuros estudios clínicos.
Soucek, investigadora principal del Grupo de Modelización de Terapias Anti-Tumorales en Ratón del VHIO, empezó a trabajar en inhibir este gen hace 20 años y que logró diseñar este transgen (Omomyc), que anulaba una proteína, con resultados positivos sin efectos adversos severos, pero requería su conversión en fármaco, así como demostrar su seguridad.
El estudio ha demostrado que puede ser producido como miniproteína y que su administración como fármaco antitumoral es una forma alternativa al uso como transgen empleado hasta ahora, tanto por vía intranasal -en la que reduce el grado del tumor y bloquea su crecimiento- y sanguínea.
Pentrar hasta el núcleo
Anteriormente, había la dificultad de inhibir este gen sin afectar otras proteínas, sobre lo que Beaulieu ha observado: “Los beneficios de inhibir Myc eran conocidos, pero faltaba la herramienta precisa. Ahora nosotros hemos demostrado que Omomyc, en su nueva forma de miniproteína, tiene capacidad suficiente para penetrar hasta el núcleo e inhibir Myc para bloquear la progresión del tumor”.
El gen Myc es fundamental en el desarrollo del cáncer porque interviene en la proliferación y división celular, en el metabolismo y en la regulación de la respuesta inmunitaria, y su inhibición permite, primero, bloquear la proliferación celular y limitar el crecimiento tumoral.
También impide su actuación en la formación de nuevas estructuras de la célula, afectando así al crecimiento y supervivencia celular, y facilita que las células tumorales sean detectadas y atacadas por el sistema inmunitario, pero en la práctica clínica no existe actualmente ningún inhibidor de Myc disponible para el tratamiento del cáncer.
“Nuestra estrategia es completamente diferente a los intentos anteriores para inhibir Myc. La miniproteína de Omomyc es suficientemente grande para plegarse adecuadamente y adaptarse a la estructura desordenada de Myc, hecho que confiere una alta especificidad a la inhibición”, ha añadido Soucek.
Esta investigadora encontró escepticismo en la comunidad científica ante lo que consideraba retos imposible de superar, y a los que ha ido haciendo frente en el desarrollo de esta miniproteína, como el de demostrar que una miniproteína grande -de 90 aminoácidos– se puede administrar de forma segura in vivo, llega al tumor, penetra en las células y alcanza el núcleo.
El estudio también ha combinado la administración de este fármaco con la terapia estándar en el cáncer de pulmón, sin efectos secundarios añadidos ni interacciones farmacológicas, y mostrando un mayor bloqueo del crecimiento tumoral respecto a las dos terapias individuales, y han abierto la posibilidad de que su efecto sobre el sistema inmunitario lo lleve a usarse con inmunoterapia.