José A. Rodríguez Barcelona | viernes, 16 de diciembre de 2016 h |


Los pacientes con mutaciones BRAF en CCR sufren tumores más agresivos y de peor pronóstico



Un estudio evaluará la relación de los polimorfismos de HTA y la respuesta a antiangiogénicos en CCR


En España se diagnostican anualmente 35.000 tumores digestivos, lo que supone casi dos de cada diez casos de cáncer. Desde hace 30 años, el Grupo de Tratamiento de Tumores Digestivos impulsa la investigación en nuestro país en este ámbito. Y acaba de celebrar su 24º Simposio Internacional de Avances en el Tratamiento de Tumores Digestivos, en Zaragoza, que ha permitido reunir a importantes expertos nacionales e internacionales.

Como señaló Enrique Aranda, presidente del Grupo Español de Tratamiento de los Tumores Digestivos y jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba, “el grupo incluye ya 150 hospitales de toda España, y estamos ampliando cada vez más nuestra colaboración con radiólogos, cirujanos, digestólogos… Todo ello con el objetivo de colocar al paciente en el centro del abordaje de estas patologías”.

Durante el simposio se han abordado numerosos temas relacionados con los tumores gástricos, de páncreas y de colon. En este sentido, Elena Élez, oncóloga del Vall d’Hebron, comentó que se están realizando avances para que las mutaciones de BRAF en CCRm (cáncer colorrectal metastásico) sean más relevantes a la hora de tomar decisiones terapéuticas. “Clásicamente, BRAF no había tenido tanta importancia para tomar decisiones como el estado mutacional de KRAS y NRAS de cara a emplear anti-EGFR. Parecía que los pacientes con mutaciones en BRAF no se beneficiaban tanto de estos fármacos”, señaló esta experta.

La incidencia de esta mutación en el cáncer colorrectal es de apenas el 5-8 por ciento de los casos. Pero, en cambio, son pacientes que sufren tumores más agresivos, de curso más rápido, y, por tanto, con un peor pronóstico. Actualmente, se está trabajando en tratamientos que permitan bloquear BRAF. Élez comentó que ya hay en marcha dos ensayos clínicos (EECC) que exploran la eficacia de la combinación de tres fármacos en esta patología. En ambas combinaciones se administra un anti-EGFR tradicional (cetuximab en un caso y panitumumab en otro), un inhibidor de BRAF y un inhibidor de MEK. “Un abordaje novedoso”, en opinión de esta experta.

La importancia de añadir un inhibidor de MEK reside en que, explicó Élez, como esta proteína está por debajo de BRAF, bloquearla es una manera eficaz de inhibir todo el eje de señalización mediado por BRAF. De este modo, se ataca al tumor en tres niveles: se bloquea EGFR, se bloquea BRAF mutado y se bloquea MEK. “Hasta ahora, se había visto que cuando se bloqueaba BRAF con un único medicamento —añadió Élez— se generaba en la célula una reactivación de EGFR, pero al añadir un fármaco contra MEK, el bloqueo llega por tres frentes”.

Los últimos resultados con estas combinaciones provienen de un estudio fase 2 randomizado, “y muestran muy buenas tasas de respuesta y un buen intervalo libre de progesión”, agregó.

Número de células circulantes en CCR

Por su parte, Aranda comentó que el Grupo de Tratamiento de Tumores Digestivos tiene en marcha un ensayo clínico internacional y multicéntrico, “que es el primero en cáncer colorrectal en aleatorizar a los pacientes según el número de células tumorales circulantes”. Un estudio ya publicado y realizado por el mismo grupo había evidenciado que los pacientes que tienen más de tres células tumorales presentan peor pronóstico. En el nuevo estudio, que se denomina Visnu-1, se compararán dos tratamientos. “Un doblete compuesto por fluoracilo y oxaliplatino más bevacizumab, que es un antiangiogénico, y un triplete formado por fluoracilo, oxaliplatino e irinotecán más bevacizumab”, agregó Aranda.

Otro estudio también impulsado por el mismo grupo es Polaf, todavía en fase de reclutamiento, en el que se va a determinar si los polimorfismos de hipertensión arterial (HTA) que tengan relación con el sistema renina-angiotensina sirven para identificar a los pacientes que van a responder mejor a un antiangiogénico.

Neoadyuvancia en cáncer gástrico

En el apartado de cáncer gástrico, cuando hay que valorar si es precisa la neoadyuvancia, Antonio Antón, coordinador del Comité Científico del simposio y jefe de Oncología Médica del Hospital Miguel Servet de Zaragoza, comentó que es muy relevante justificar cuándo se opera a un paciente sin ofrecer quimioterapia previamente. “En el caso de los pacientes que están deteriorados físicamente, la tolerancia a la quimioteraìa tras la cirugía es muy complicada”, dijo este experto. Antón añadió que, salvo que el tumor esté en estadíos muy iniciales (T1 o T2), en los que se puede ofrecer la cirugía de entrada, en los demás casos “hay que realizar una selección muy fina para identificar a los pacientes que se pueden beneficiar de un tratamiento previo”. En muchas ocasiones, por el hecho de que el tumor esté muy localizado, la primera intención es la cirugía, pero “es necesario realizar una valoración global del paciente con un comité multidisciplinar, tras una evaluación radiológica con ecoendoscopia, TAC… para plantear si es posible realizar una quimioterapia previa”, dijo Antón.

Del mismo modo, en el caso del cáncer de páncreas, este experto señaló la necesidad de seleccionar de forma muy adecuada a los pacientes que se pueden beneficiar de quimioterapia previa a la cirugía. “Deben ser pacientes que se encuentren en un estado general aceptable, con enfermedad no metastásica, y cuyo tumor esté localizado o localmente avanzado —señaló Antón—. En el abordaje de este tipo de patología es muy importante la información que se reocge mediante la ecoendoscopia, el TAC y la resonancia magnética”.