Los esteroides anabólicos pueden provocar una patología del hígado denominada colestasis, que hasta ahora se desconocía el mecanismo subyancente. Dichas sustancias son normalmente empleadas por usuarios de gimnasio para el fomento de la masa muscular y uno de los más frecuentes es el Epistane.
Este producto estaba “destinado a un consumo en el entorno del fisioculturismo”, según la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps).
Investigadores del Centro de Investigación Biomédica en Red de enfermedades hepáticas y digestivas (Ciberehd) han demostrado por qué el Epistane, ya retirado por la Aemps, causa daños hepáticos y abre una nueva vía para el estudio de las lesiones de este órgano causadas por otro tipo de medicamentos.
El estudio, del grupo de José Vicente Castell en el Instituto de Investigación Sanitaria La Fe de Valencia, ha sido publicado en ‘Archives of Toxicology’ y corrobora que el Epistane aumenta la síntesis de ácidos biliares conjugados mediante la inducción de los niveles de una enzima clave para dicha síntesis, el CYP8B1, lo que contribuye al aumento de ácidos biliares en el hígado.
La colestasis se origina al complicarse la correcta eliminación de la bilis y se caracteriza por la disminución o la ausencia del flujo normal de dicho humor desde el hígado hasta el duodeno. La investigación también refleja que el Epistane puede interferir en las vías reguladoras mediadas por algunos receptores nucleares del hígado.
Resultados de la investigación
El primer firmante del estudio, Petar Petrov, reconoce que “no es tarea fácil” caracterizar fenómenos que no ocurren en todos los individuos debido al número reducido de casos. En este caso, el perfil de los ácidos biliares estudiados en este trabajo han sido de hombres jóvenes ingresados en el Hospital La Fe.
A pesar de ello, asegura que han detectado “un aumento de más de 60 veces en la concentración de ácidos biliares en sangre, sobre todo primarios (ácido cólico) y en la disminución de los secundarios”.

Para caracterizar con detalle los efectos moleculares provocados a las células del hígado, los investigadores emplearon hepatocitos humanos tratados con Epistane como modelo. Esto demuestra que aumenta los niveles de ácidos biliares in vitro, particularmente en ácido cólico, y los tres principales enzimas que participan en su síntesis.
El transporte de ácidos biliares también se vio afectado por el esteroide que, junto al aumento de su síntesis, condujo a la acumulación dentro de los hepatocitos. Los acidos biliares, en concentraciones elevadas, tienen efectos tóxicos y causan daño en el hígado.
Nueva vía de estudio
La importancia del receptor nuclear de andrógenos del hígado en el metabolismo queda demostrada por primera vez en este artículo, según un comunicado del Ciber. De la misma forma, los expertos reflejan la amplia variabilidad poblacional de los niveles del enzima CYP8B1. Este hecho explicaría por qué existen personas con más riesgo y por qué no todas las que usan Epistane desarrollan colestasis.
A pesar de la relevancia directa para los usuarios de gimnasio, la investigación del Ciberehd permite conocer mejor los mecanismos de la colestasis inducida por medicamentos. Afección que se observa frecuentemente –en un abanico del 35-50 % de los casos– en los pacientes que padecen una lesión hepática tóxica por fármacos.
Se estima que un 6% de los asiduos al gimnasio, unas 20.000 personas en España, toma esteroides para aumentar músculo, según el Ciber.
“La colestasis inducida por fármacos puede perjudicar el funcionamiento del hígado hasta el punto de que haya un fallo hepático fulminante y sea necesario un trasplante”, explica el investigador del Ciberehd, Ramiro Jover.
Según Jover, “de momento no existe una terapia específica”, por lo que esta investigación relacionada con la colestasis «puede ayudar al desarrollo de nuevos tratamientos”.
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