La edad cronológica y la edad endocrinológica son dos conceptos distintos. Por eso, los expertos sitúan la edad madura de la mujer, más que en una edad concreta, en el momento aproximado en que se produce su transición menopáusica y da comienzo el llamado “declinar hormonal”. “Es un concepto cambiante a lo largo de la historia, pero aproximadamente, y muy en general, se sitúa por encima de los 45-50 años. Si, además, esa mujer presenta obesidad, nefropatías, osteoporosis, hepatopatías, malabsorción o cirugía bariátrica, entre otras patologías, tenemos la candidata ideal para obligarnos a prestar especial atención a sus niveles de 25(OH) vitamina D”, explica el José Luis Neyro del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Universitario Cruces (Bilbao), en el marco de la X Reunión Científica de Ginecología Privada (GINEP), celebrada en Toledo.

Como en el caso de otras hormonas esteroideas, como los estrógenos, los gestágenos y los propios andrógenos -tan necesarios en la salud sexual u ósea de las mujeres-, con el declinar de la edad, y especialmente después de la menopausia, la síntesis de la hormona D decrece de forma progresiva.Por eso, creo sinceramente que analizar los niveles de 25(OH) vitamina D puede ayudar, y mucho, al mantenimiento general de una buena salud en la mujer madura, continúa el Dr. Neyro.

José Luis Neyro, especialista del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Universitario Cruces.

En concreto, unos niveles adecuados de 25(OH) vitamina D (calcifediol) inciden en el mantenimiento de un correcto metabolismo mineral a través de sus funciones óseas y, además, una óptima funcionalidad del tejido muscular y una correcta contractilidad de toda la musculatura. Además, permite preservar la salud ósea con un correcto remodelado del esqueleto y mantenimiento de la masa ósea. “Pero no podemos olvidar su extraordinario papel inmuno-modulador, con sus claras acciones anti-infecciosas, especialmente del tracto respiratorio. Y son destacables las nuevas evidencias científicas alrededor de la función de calcifediol en relación con la COVID-19, ya que hay evidencias de su potencial para favorecer un mejor pronóstico de la infección por SARS-Cov-2”, apunta el especialista.

Por todo ello, los expertos subrayan que mantener unos niveles adecuados de hormona D es fundamental para la salud de cualquier mujer madura: “máxime si tiene problemas tipo osteoporosis, obesidad o sobrepeso, si está alrededor de su menopausia, si es fumadora o si tiene otros riesgos asociados a la COVID-19, como hipertensión, diabetes, cardiopatías, nefropatías o hepatopatías, entre otros”, detalla el Dr. Neyro.

En España, la determinación plasmática de los niveles de 25(OH) vitamina D no está incluida en los análisis de rutina, por lo que suele restringirse a pacientes en determinadas situaciones de riesgo o con alguna patología relacionada. “Hoy, con la mejor evidencia científica en la mano, la pregunta no debe ser “a qué mujer madura hacerle una determinación de hormona D” sino a “cuál no realizársela”, en concreto y porqué. “Seguir olvidando a la hormona D en nuestras consultas médicas diarias es un grave error desde el punto de vista clínico, especialmente considerando la versatilidad de las opciones terapéuticas disponibles, su excelente tolerancia y su bajo coste”, puntualiza el Dr. Neyro.


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