Hace una década se pensaba que el tejido adiposo marrón estaba solamente en bebés y roedores pero se descubrió que está presente en adultos y actualmente se ha convertido “en una diana de terapia contra la obesidad porque este tejido usa grasa como combustible y la quema para producir calor”, explica la investigadora de la Universidad de Barcelona, Laura Herrero.
Herrero ha liderado junto a las científicas Dolors Serra y María Calderón un estudio en el que han desarrollado una técnica nueva para “medir la producción y la utilización de la energía” en el tejido adiposo marrón y sus resultados se han publicado en la revista Advanced Science. El tejido adiposo marrón quema ácidos grasos y cuenta con proteínas desacopladoras (UCP-1), que se encargan de que el cuerpo produzca más calor y por este motivo la investigación se orienta en que este tejido “trabaje más” para así combatir esta patología, aclara Herrero. La técnica se basa en medir la bioenergética mitocondrial, es decir, ver cómo está la energía de las células en las mitocondrias de estas células.
En esta primera fase, el grupo ha trabajado con tejido adiposo marrón de ratones, una novedad que Herrero celebra ya que anteriormente “se utilizaban células en cultivo, líneas celulares, cultivos primarios o mitocondrias aisladas” y estas traían un trabajo previo de purificación y aislamiento de células.
La científica explicó que la ventaja reside en que “al tener directamente el tejido, no se pierde su contexto y se puede ver una respuesta conjunta ya que este no está conformado solo por grasa sino que cuenta con fibroblastos”.
Gracias a este nuevo método, la investigación en obesidad podrá enfocarse hacia esta nueva diana. “Comprobar si potenciando la termogénesis del tejido adiposo marrón nos servirá para saber si podemos empezar a utilizar fármacos y de esta forma la mitocondria quemará más oxígeno”, explicó Herrero.
La experta recalca que encontrar una nueva forma de medición de este organismo “traerá nuevos avances en obesidad” ya que se podrán testar soluciones en ratones en el propio tejido y ofrecer una respuesta “más rápida y más sencilla”.