La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha anunciado que el pasado 27 de marzo China le comunicó un caso de gripe aviar A(H3N8). Se trata del tercero del que ha habido conocimiento y todos ellos han sido localizados en el país asiático.

Concretamente, la paciente era una mujer de 56 años de la provincia de Guangdong, cuya enfermedad comenzó el 22 de febrero de 2023, fue hospitalizada por neumonía grave el 3 de marzo de 2023 y falleció el 16 de marzo de 2023.

El caso fue detectado a través del sistema de vigilancia de infecciones respiratorias agudas graves (IRAG). El paciente tenía múltiples condiciones subyacentes. Tenía antecedentes de exposición a aves de corral vivas antes del inicio de la enfermedad y antecedentes de presencia de aves silvestres en los alrededores de su casa. Ningún contacto cercano del caso desarrolló una infección o síntomas de enfermedad en el momento del informe.

Se recolectaron muestras ambientales de la residencia del paciente y del mercado húmedo donde el paciente pasó un tiempo antes del inicio de la enfermedad. Los resultados de las pruebas mostraron que las muestras recolectadas del mercado húmedo dieron positivo para la influenza A(H3).

Además, se han llevado a cabo investigaciones epidemiológicas y rastreo de contactos cercanos sin que se hayan encontrado otros casos entre los contactos cercanos del individuo infectado.

Vigilancia global

Según la información disponible, este virus no tiene la capacidad de propagarse fácilmente de persona a persona y, por lo tanto, el riesgo de que se propague entre humanos a nivel nacional, regional e internacional se considera bajo.

Sin embargo, debido a la naturaleza en constante evolución de los virus de influenza, la OMS enfatiza la importancia de la vigilancia global para detectar cambios virológicos, epidemiológicos y clínicos asociados con los virus de influenza en circulación que pueden afectar a la salud humana o animal.

Se refuerzan las medidas de control

El gobierno chino ha reforzado las medidas de vigilancia, prevención y control. Por una parte, el monitoreo y desinfección en el entorno circundante de la residencia del paciente y áreas sospechosas de exposición. Y, por otra, la puesta en marcha de actividades de comunicación pública de riesgos para mejorar la concienciación ciudadana y la adopción de medidas de autoprotección.


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