C.M.L. Madrid | martes, 25 de octubre de 2016 h |

El Ministerio de Sanidad ha incluido carfilzomib en el Sistema Nacional de Salud (SNS) para ser administrado con lenalidomida y dexametasona a pacientes que hayan recibido como mínimo un tratamiento previo. Este fármaco, comercializado por Amgen como Kyprolis, estará listo a partir del 1 de noviembre para los pacientes adultos con mieloma múltiple (MM).

“La llegada de carfilzomib al área del MM supone un gran avance ya que las opciones de tratamiento que había disponibles hasta ahora iban dirigidas a mejorar la evolución del paciente, pero no alargaban tanto el periodo hasta la siguiente recaída”, explica María Victoria Mateos, hematóloga del Hospital Universitario de Salamanca. A su juicio, es un logro importante el poder ofrecer un tratamiento tan eficaz que permite que el paciente esté sin nueva progresión durante más de dos años.

Carfilzomib es el primer inhibidor irreversible del proteosoma aprobado en la Unión Europea para el uso en combinación para el tratamiento de pacientes con mieloma múltiple en recaída que han recibido al menos un tratamiento previo. Los proteosomas desempeñan una función clave en el funcionamiento y el crecimiento de las células al destruir las proteínas que están dañadas o que ya no son necesarias. Carfilzomib bloquea los proteosomas, dando lugar a una acumulación excesiva de proteínas en el interior de las células. De esta forma, el fármaco puede provocar la muerte celular, especialmente en las células de mieloma, puesto que es más probable que contengan una gran cantidad de proteínas anómalas.

Uno de los principales inconvenientes que presenta el abordaje de la enfermedad es que, aunque la mayoría de los pacientes responden al tratamiento inicial, prácticamente todos sufren una recaída, lo que provoca un aumento de la carga de la enfermedad. Además, la respuesta a los tratamientos disminuyen en cada recaída como consecuencia de la resistencia adquirida a los fármacos y a la biología de la propia patología.

“El máximo beneficio que se consigue en los tratamientos es en la primera línea porque la supervivencia va disminuyendo a medida que va avanzando el número de líneas terapéuticas”, ha señalado Mateos. De hecho, como ha explicado, el director médico de la Unidad de Onco-Hematología de Amgen, Miquel Balcells, la supervivencia media se sitúa en tres años y sólo un 30 por ciento de los pacientes sobrevive a los cinco años.