El informe de la IOF (International Osteoporosis Foundation) afirma que, debido al envejecimiento de la población, cada vez va aumentando más la incidencia y la contribución de las fracturas por fragilidad al gasto sanitario total. En 2017 se produjeron en España 330.000 fracturas con un coste sanitario total de 4.200 millones de euros. Según las previsiones, este gasto anual aumentará más de un 30 por ciento en el 2030, hasta alcanzar los 5.500 millones de euros. El estudio SROI (Social Return o Investment) ayuda a entender si invertir en la prevención de la fractura por fragilidad es eficiente por parte del sistema. Por ello, Gaceta Médica entrevista a Manuel García Goñi, catedrático de economía aplicada en la Universidad Complutense de Madrid y uno de los participantes del estudio.

Pregunta. ¿Qué es un estudio basado en la metodología SROI?

Respuesta. El SROI es una metodología que trata de medir y cuantificar el valor social de un programa. En el campo de la salud, se trataría de estimar el valor social derivado de la implantación de un programa destinado a mejorar la salud de la población teniendo en cuenta la inversión que precisa. Consiste en identificar los cambios que se producirían por la implantación del programa de salud, así como los agentes que experimentarían dichos cambios, de manera que luego se pueda cuantificar el impacto o beneficio derivado, además de proporcionar una estimación de la inversión necesaria para la implantación del programa. Después, se puede calcular el ratio SROI, que daría el valor por cada euro invertido en el programa de salud.

P. ¿Cuáles son las conclusiones principales del estudio?

R. El estudio trató de estimar el impacto derivado de la optimización de la prevención secundaria de la fractura por fragilidad, centrándose en las mujeres postmenopáusicas con osteoporosis, dada la elevada prevalencia de la enfermedad en esta población. Se identificaron cuatro ejes principales de acciones. El primer eje incluye tres acciones y se corresponde con la creación de Unidades de Coordinación de Fracturas (o FLS, siglas en inglés de Fracture Liaison Service). El segundo eje, con seis acciones, consiste en armonizar las recomendaciones de las Guías de Práctica Clínica y proporcionar formación a profesionales. El tercer eje propone incentivar la adhesión de profesionales a los registros de fracturas por fragilidad. Y el cuarto eje, consiste también en una única acción de llevar a cabo campaña de sensibilización social sobre la osteoporosis y las fracturas por fragilidad. De manera conjunta, estas acciones permitirían obtener beneficios sustanciales reduciendo el número de fracturas, mejorando la Calidad de Vida Relacionada con la Salud de las pacientes, disminuyendo la mortalidad asociada y evitando costes considerables para el SNS y la sociedad.

P. ¿Cómo se analizó?

R. Para cada una de las acciones se estimó la inversión necesaria y el impacto que tendría para cada grupo. Por ejemplo, se analizó la reducción en el porcentaje de fracturas derivado de cada acción, la reducción en el número de fracturas, o las muertes evitadas en dos horizontes temporales (uno o tres años), derivado de las distintas acciones. Así, se pudo adoptar la perspectiva del SNS, basada de manera más conservadora sólo en el ahorro en costes directos de la atención, o bien añadiendo el ahorro por reducción de costes intangibles, y otra perspectiva social, más amplia, en la que se incluyeron otros costes como los de los cuidados formales e informales, o los costes indirectos derivados de la pérdida de productividad. El resultado global, de todas las acciones, desde la perspectiva más conservadora del SNS, mirando sólo al ahorro en costes directos y con un horizonte temporal de un año obtuvo un SROI de 4,92, lo que implica que, por cada euro invertido, se estimó un retorno social de 4,92 euros. Si en cambio adoptásemos la perspectiva social, el retorno social estimado ascendería a 22,15 euros por cada euro invertido también con el horizonte temporal de un año.

P. ¿Cuál es la acción que genera más retorno?

R. Es cierto que el resultado global aporta una media de los resultados. En cambio, si analizamos el SROI de los distintos ejes de las acciones de manera separada, vemos que cada acción obtendría un impacto diferente. Por ejemplo, si continuamos considerando la perspectiva social con todos los costes directos, intangibles e indirectos, el resultado del estudio mostró que el SROI era mayor para las acciones orientadas a la creación de Unidades de Coordinación de Fracturas (con un SROI de 28,69), seguidas de la acción orientada a incentivar la adhesión de profesionales a los registros de fracturas por fragilidad (con un SROI de 24,29). En tercer lugar irían las acciones orientadas a armonizar las recomendaciones de las GPC y proporcionar formación a profesionales (SROI de 23,14) y finalmente, la acción de llevar a cabo la campaña de sensibilización social sobre la osteoporosis y las fracturas por fragilidad (SROI de 10,70).

Las acciones orientadas a la creación de Unidades de Coordinación de Fracturas son las que generarían un mayor retorno

P: ¿Cuál sería el ahorro para el SNS?

R. Si eliminamos de la estimación los retornos intangibles y los costes indirectos, y nos quedamos tan sólo con el ahorro estimado en costes directos para el SNS derivados de la reducción de necesidad de provisión sanitaria, obtenemos que el rendimiento social global (SROI) es de 4,92 de manera global, mientras que por ejes de acciones, las acciones orientadas a la creación de Unidades de Coordinación de Fracturas presentan un SROI de 5,89, las acciones orientadas a armonizar las recomendaciones de las GPC y proporcionar formación a profesionales presentan un SROI de 5,54, y las acciones de incentivar la adhesión de profesionales a los registros de fracturas por fragilidad y la de llevar a cabo la campaña de sensibilización social sobre la osteoporosis y las fracturas por fragilidad presentan un SROI de 4,96 y 2,27 respectivamente.

P. ¿Qué aporta la nueva metodología para mejorar de forma eficiente el abordaje de la fractura por fragilidad?

R. La idea de la metodología SROI es similar a la de la evaluación económica, en cuanto que relaciona la inversión realizada en un programa con los beneficios derivados del mismo, si bien los estudios de análisis coste-efectividad, coste-utilidad o coste-beneficio se suelen aplicar normalmente a tratamientos específicos de nuevos fármacos o nuevas tecnologías y permiten la comparación entre diferentes estudios, cosa que no pasa con los estudios SROI. De manera específica, la metodología SROI permite a los decisores obtener información sobre el rendimiento social de distintas acciones que pueden servir para mejorar el abordaje de la fractura por fragilidad. Por ejemplo, atendiendo a los resultados obtenidos, este estudio priorizaría las acciones del primer eje, que son las de fomentar la creación de las Unidades de Coordinación de Fracturas, la creación de un código fractura, y proporcionar información escrita sobre la enfermedad, pautas y prevención secundaria dirigida a pacientes y familiares.

P. ¿Cómo se podrían implementar las acciones descritas en el SROI?

R. Esta es, quizás, una pregunta que debe ir dirigida más a los gestores. El estudio proporciona una descripción de las acciones, incluidos los pasos necesarios para llevarlas a cabo y el coste derivado de ellas. Quizás lo importante es comenzar por la utilización de una metodología como SROI, pero de manera complementaria, acompañada de otras metodologías como la evaluación económica, para priorizar el uso de recursos.

P. ¿La perspectiva social debe ser tenida en cuenta por los gestores sanitarios?

R. Es crucial que la asignación de recursos tenga en cuenta el valor social que se crea con las distintas acciones o programas de salud que se pueden implementar. Es muy importante poner al paciente en el centro del sistema y promover su participación en grupos multidisciplinares que discutan sobre el retorno de esos programas. Una gestión sanitaria con mayor perspectiva social se vería impulsada por una evaluación de los sistemas sanitarios más centrada en la evaluación de resultados en salud y con una amplitud de miras que considerara no sólo el coste económico directo de la provisión sanitaria sino que presentara un carácter holístico de los costes y beneficios incluidos en su análisis de valor.

P. ¿Tiene constancia de algún otro proyecto SROI? ¿En que ámbitos y en qué patologías?

R. Sí. Si bien la utilización de esta metodología a intervenciones en salud no está muy extendida, su uso está creciendo, y desde el año 2005 existe bibliografía al respecto, aunque la mayoría de estudios se refieren a Reino Unido. En España existen trabajos previos al nuestro en los que se utiliza esta metodología SROI para distintas patologías, como la psoriasis, la insuficiencia cardíaca, o la esclerosis múltiple, además de otro estudio sobre la aplicación de la e-interconsulta en cardiología.

P. ¿Qué le ha llamado la atención de este proyecto?

R. Quizás que todas las estimaciones, incluidas las más conservadoras, señalan a la creación de las Unidades de Coordinación de Fracturas o FLS como la acción prioritaria a implementar, que además es una acción muy orientada a mejorar el proceso asistencial. Segundo, me ha sorprendido que no exista ya una armonización de las guías de práctica clínica, y que, por tanto, sea necesario trabajar en esa dirección. Finalmente, creo que merece la pena acentuar la importancia de los programas formativos para mejorar la atención sanitaria y los resultados en salud en distintas patologías, también en la prevención de la fractura por fragilidad. En general, muchas veces hacemos hincapié en la evaluación económica de nuevas tecnologías y tratamientos, pero no debemos olvidarnos de las innovaciones organizacionales que consisten en modificar la manera de organizar nuestros recursos y proveer los servicios sanitarios, de modo más eficiente, sin necesidad de nuevas tecnologías, de manera mucho más barata y proporcionando potencialmente un enorme retorno social.