En las últimas décadas, los progresos en oncología en todos los ámbitos han sido cuantiosos. Hasta el punto de que los expertos tienen claro que todos los pasos alcanzados han llevado a cambiar de manera notable el pronóstico y la calidad de vida de muchos pacientes con cáncer.
Según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), considerando el global de todos los tumores malignos, a principios de los años 80, la supervivencia a los cinco años del diagnóstico apenas superaba el 45 por ciento, mientras que a día de hoy es más del 62 por ciento de los casos.
Grandes avances
Entre los grandes avances que han llevado a la mejora de las tasas de supervivencia hay que destacar el desarrollo de la medicina de precisión, que ha logrado identificar determinadas vías moleculares que están implicadas tanto en la proliferación celular como en los mecanismos de resistencia a los tratamientos. Según indica Enriqueta Felip, presidenta de SEOM: “Esto nos ha permitido desarrollar fármacos dirigidos contra alteraciones moleculares”.
Además, añade que estas características moleculares pueden ofrecer información pronóstica y pueden ser predictivas de respuesta a un determinado tratamiento. “De esta forma, se adecúan los tratamientos a los pacientes que tienen mayor probabilidad de respuesta, evitando toxicidades innecesarias”.
Otro de los grandes pasos al frente ha sido el desarrollo de la inmunoterapia, que ha supuesto una auténtica revolución en la oncología. Y es que logra que el sistema inmune del individuo reconozca al tumor como extraño, de esta manera se han obtenido respuestas duraderas y un control de la enfermedad a largo plazo en pacientes en los que el pronóstico de su enfermedad era infausto.
Además, gracias a las nuevas tecnologías, se ha logrado el desarrollo de una nueva familia de fármacos, los conjugado anticuerpo-fármaco, que unen agentes quimioterápicos a anticuerpos, permitiendo su liberación específica en las células tumorales. Algo característico de estos conjugados es que el medicamento ligado entra en estas células malignas y las destruye sin dañar otras células.
Por supuesto, los pacientes han sido los grandes beneficiados de todos estos avances. En palabras de Begoña Barragán, presidenta del Grupo Español de Pacientes con Cáncer (Gepac), “todos esos pequeños avances que aparecen y que se suman al arsenal del que disponen los médicos, está haciendo que haya supervivientes y personas como yo, que desde mi diagnostico han pasado 21 años”.
Sin embargo, puntualiza que todos estos progresos no quieren decir que sean suficientes, porque “el único camino que sabemos que permite esto es la investigación, por lo que necesitamos dotar de más recursos económicos a esta área en nuestro país”.
Enfoque multidisciplinar del paciente oncológico
Enriqueta Felip tiene claro que el enfoque terapéutico del paciente oncológico debe ser multidisciplinar e integral, no solo valorando los objetivos terapéuticos sino también teniendo en cuenta los aspectos sociales y espirituales que rodean al paciente.
Además, explica que es importante plantear objetivos en cada fase de la enfermedad y actuar en consecuencia, valorando sus riesgos y sus beneficios. “Es importante señalar que tanto el paciente como el resto de las especialidades médicas deben estar implicados en la toma de decisiones”.
En este sentido, recalca que es innegable que los avances en el enfoque terapéutico del paciente van de la mano de la investigación, pero que los médicos no deben olvidarse de un pilar fundamental sobre todo en etapas avanzadas como son los cuidados paliativos y el control de síntomas.
Con los avances actuales, la oncología se ha vuelto una especialidad cada vez más compleja. Felip pone de manifiesto que el oncólogo, además de su formación clínica debe desarrollar conocimientos en biología molecular, inmunología, etc. y existiendo una tendencia a la subespecialización, cada vez más frecuente en los distintos hospitales.
Asimismo, denuncia que los especialistas se enfrentan a situaciones de precariedad laboral, sobrecarga asistencial y gran cantidad de trabajo burocrático lo que puede conllevar, al igual que en el resto de las especialidades, al llamado burnout.
“Para fortalecer el papel del oncólogo es esencial que pueda realizar su trabajo en condiciones adecuadas, con mejoras en relación con la sobrecarga asistencial y fomentar y facilitar la formación continuada”, apunta.
Acceso a la innovación y equidad
El acceso a la nuevas terapias es uno de los grandes problemas a abordar y es que tras la aprobación de una nueva terapia por la Agencia Europea del Medicamento (EMA), esta debe ser aprobada por la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios de España y posteriormente, la financiación es dependiente de la Dirección General de Cartera Básica de Servicios del SNS y Farmacia, esto conlleva muchas a veces un retraso en la aprobación del fármaco cercano a los dos años, a parte de las limitaciones que se pueden encontrar por parte de algunas CC.AA. y hospitales. Por ello, especialistas y pacientes demandan una mejorar en el acceso a los nuevos fármacos.
Barragán, que conoce de cerca las trabas con las que se encuentran los pacientes, expone que lo más importante y el mayor problema que tenemos ahora encima de la mesa es precisamente este, el retraso en la aprobación de los fármacos innovadores en nuestro país.
“Estamos con retrasos muy grandes que van en aumento, somos de los países de nuestro entorno que estamos a la cola, no solamente en las aprobaciones de los fármacos sino que muchos fármacos se aprueban con restricciones con respecto a las aprobaciones que hace la EMA”, denuncia la presidenta de Gepac.
A todo esto, se suma que existe una gran inequidad en diagnóstico y tratamiento entre las Comunidades Autónomas e incluso entre hospitales. Según Enriqueta Felip es uno de los grandes retos a los que se enfrenta en la oncología.
Las diferencias se deben a que no hay una armonización en estos criterios, especialmente en las situaciones que el fármaco está autorizado a nivel estatal pero no financiado.
“Intentamos trabajar en red y facilitar lo máximo posible la derivación de pacientes entre centros especialmente para la participación en ensayos clínicos, pues estos suelen estar abiertos normalmente en centros de referencia”
Enriqueta Felip, presidenta de SEOM.
Los desafíos del presente y futuro
Barragán y Felip coinciden en que a pesar del gran avance obtenido en los últimos años en cuanto al diagnóstico y tratamiento del cáncer, existe un largo camino que recorrer.
Con todo, la presidenta de SEOM incide en que se debe seguir trabajando para que estos avances puedan llegar al mayor número de pacientes posibles, ya que muchos tumores continúan huérfanos en la identificación de biomarcadores de respuesta o terapias dirigidas y, seguir cambiando la historia natural del cáncer. Todo ello mediante una estrategia común que garantice una equidad en el acceso al tratamiento de los pacientes y que venga acompañada de una formación y atención médica de calidad.
Además, recalca que también se debe apostar por el desarrollo de proyectos de investigación que les permitan compartir grandes cantidades de información a tiempo real, dentro de una legislación que proteja la confidencialidad de datos y generando un conocimiento global que ayude al desarrollo científico.
Por su parte, Barragán insiste en dotar de más recursos económicos a la investigación ya que “es la única vía para mejorar la supervivencia y calidad de vida de los pacientes”. Sin olvidarse de que es necesario un mayor número de especialistas en oncología y que los procesos de aprobaciones de fármacos sean más ágiles y tengan menos restricciones.