Optimizar la atención pediátrica desde el nacimiento hasta la edad adulta ha sido el principal punto de reflexión durante el 64º Congreso anual de la Sociedad Estadounidense de Hematología (ASH), en la que los investigadores han compartido nuevos hallazgos sobre el cuidado de bebés prematuros, niños con cáncer y jóvenes con enfermedad de células falciformes.

Entre los estudios presentados durante el evento, moderado por Catherine Bollard, del Centro de Cáncer e Inmunología del Children’s National en Washington DC, se abordaron los resultados a largo plazo del tratamiento del cáncer infantil, en concreto del linfoma de Hodking, la alimentación de los bebés prematuros y la posibilidad de un sistema de intercambio de datos para ayudar a personas con enfermedades de células falciformes, para, por ejemplo, evitar complicaciones peligrosas de transfusiones de sangre.

Linfoma de Hodgkin pediátrico

Este primer estudio ha vinculado el envejecimiento acelerado de los supervivientes de linfoma de Hodgkin infantil con el deterioro neurocognitivo en la mediana edad. Las personas tratadas por este linfoma en la infancia, según explica el estudio, tenían tasas más altas de deterioro neurocognitivo al final de la treintena.

En concreto, los investigadores encontraron que la diferencia entre la edad biológica y la edad cronológica fue 7,7 años mayor entre los supervivientes de linfoma de Hodgkin en comparación con el grupo de control, lo que sugiere que su cáncer o el tratamiento del cáncer aceleraron prematuramente su envejecimiento. En general, más del 80 por ciento de los supervivientes de linfoma de Hodgkin mostraron evidencia de envejecimiento epigenético acelerado en comparación con el 23 por ciento en el grupo de control. A pesar de no saber a ciencia cierta si es el cáncer o el tratamiento lo que provoca este deterioro, los investigadores afirman que lo más probable es que sea la segunda opción.

El estudio, que involucró a 500 personas de treinta años; de los cuales 215 sufrieron de linfoma de Hodgkin infantil y 282 no tuvieron cáncer en la infancia, analizó la “edad biológica”, un marcador de cambios en la expresión génica que se acumula a lo largo de la vida. Los participantes enviaron muestras de sangre y se sometieron a una serie de pruebas neurocognitivas para evaluar la atención, la memoria y la función ejecutiva.

Entre los supervivientes, aquellos con un envejecimiento epigenético más acelerado se desempeñaron significativamente peor en memoria, aprendizaje, atención y función ejecutiva en comparación con aquellos que tenían menos evidencia de envejecimiento prematuro.

“Descubrimos que el envejecimiento biológico está asociado con el deterioro neurocognitivo a largo plazo”, destaca AnnaLynn M. Williams, de la Facultad de Medicina y Odontología de la Universidad de Rochester en Nueva York. “Vemos asociaciones fuertes y consistentes con el deterioro de la memoria, lo que sugiere que el envejecimiento biológico probablemente esté relacionado con el envejecimiento cognitivo”, señala.

Bebés prematuros alimentados con fórmula

Este segundo estudio explora el aumento del riesgo de deficiencia de hierro en bebés muy prematuros alimentados únicamente con leche de fórmula durante los primeros 4 a 6 meses de vida.

Los resultados de la investigación muestran que, entre los bebés nacidos antes de las 31 semanas de gestación, los alimentados solo con fórmula tenían más probabilidades de tener deficiencia de hierro.

Para el estudio, los investigadores analizaron a 392 bebés prematuros nacidos en Nueva Escocia entre 2005 y 2018. Alrededor de las tres cuartas partes fueron alimentados exclusivamente con fórmula rica en hierro y una cuarta parte fueron amamantados parcial o exclusivamente. Los investigadores extrajeron datos sobre las prácticas de alimentación, la ingesta de hierro de la fórmula y los suplementos de hierro, y los niveles de hierro en la sangre a los cuatro y seis meses de edad.

El estudio reveló que más del 36 por ciento de los bebés alimentados con fórmula y un poco más del 20 por ciento de los bebés amamantados tenían deficiencia de hierro, lo que sugiere que una mayor ingesta de hierro en la fórmula no siempre se traduce en mayores reservas de hierro en la sangre.

Los investigadores dijeron que una posible explicación es que los componentes de la leche materna que no se encuentran en la fórmula, como las hormonas, ayudan a aumentar la absorción de hierro en el torrente sanguíneo del bebé.

“No debemos asumir un enfoque único para todos respecto a la suplementación con hierro”, señala Grace Power, de la Universidad de Dalhousiea, en Canadá. “Si las reservas de hierro se controlan a tiempo y los bebés reciben suplementos de hierro según sea necesario, aún podemos prevenir la deficiencia de hierro”, indica.

Sistema nacional para compartir datos

Por último, se ha presentado un tercer estudio en el que se ha abordado la posibilidad de crear un sistema nacional de intercambios de datos sobre transfusiones de sangre para ayudar a personas con enfermedades de células falciformes a evitar complicaciones peligrosas de transfusiones de sangre.

Recibir una transfusión de sangre puede salvarle la vida, pero también conlleva un riesgo de reacción inmunitaria peligrosa, y según este estudio, establecer una base para compartir datos sobre los anticuerpos sanguíneos de los pacientes no solo reduciría significativamente los riesgos que enfrentan los pacientes, sino que también reduciría los costes de atención médica al ayudar a los pacientes a evitar hospitalizaciones prolongadas por complicaciones en las transfusiones.

“Podemos hacer dos cosas al mismo tiempo: salvar vidas y ahorrar costes”, afirma George Goshua, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale.

Una reacción transfusional tardía (DHTR) ocurre cuando la sangre transfundida desencadena una respuesta inmunitaria en los días o semanas posteriores a la transfusión de sangre. Es el resultado de la presencia de proteínas (aloanticuerpos) que pueden circular en la sangre.

Para confirmar que la sangre seleccionada para la transfusión sea segura para un paciente y evite las DHTR, los médicos pueden comparar la sangre donada con el perfil de aloanticuerpos del paciente. Si bien la información necesaria para hacer esto a menudo existe, por lo general no se comparte entre los diferentes sistemas de salud en los Estados Unidos, lo que deja a los médicos seleccionar la sangre sin acceso a esta información crítica.

Los investigadores estimaron cómo la base de datos afectaría a la mortalidad por DHTR y los costes de atención médica entre las personas con enfermedad de células falciformes. Los resultados proyectan que este repositorio de datos reduciría significativamente el riesgo de morir a causa de una DHTR (del 5,7 por ciento al 2,4 por ciento).


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