Las inundaciones provocadas por una DANA de Valencia pueden dar lugar a diversas patologías respiratorias en personas expuestas a hongos y bacterias que proliferan en el agua estancada, el barro y la humedad. Por esta razón, especialistas en neumología han hecho un llamamiento a que todas las personas que estén en contacto con agua estancada protejan sus vías respiratorias utilizando mascarillas, preferiblemente de tipo FFP2 o N95.
Además, las personas con patologías respiratorias previas deben tener especial precaución. Eduardo Márquez Martín, neumólogo del Hospital Viamed Santa Ángela de la Cruz y presidente de la Asociación de Neumología y Cirugía Torácica del Sur (Neumosur), señala a GM que en esta situación complicada “los pacientes deben estar atentos a síntomas como tos persistente, dificultad para respirar, aumento de la producción de flemas, silbidos o sibilancias al respirar, opresión en el pecho y fiebre”. Estos síntomas pueden indicar una exacerbación de su enfermedad respiratoria o una infección, señala el experto, quien añade que “también deben vigilar signos de fatiga o cansancio inusual y dolor torácico”.
A la aparición de estos síntomas, Belén López-Muñiz Ballesteros, presidenta de Neumomadrid, subraya en declaraciones a este medio que “ante la aparición o exacerbación de cualquiera de estos síntomas, es fundamental que los pacientes busquen atención médica sin demora para prevenir complicaciones y recibir el tratamiento necesario”.
Por otro lado, los expertos señalan que las áreas inundadas presentan un alto grado de humedad y agua estancada, lo que favorece la aparición de hongos y bacterias que pueden afectar especialmente a la población vulnerable, como niños y ancianos con patologías respiratorias como asma o EPOC. Tal y como señala Márquez, “las inundaciones pueden llevar a una proliferación de moho, bacterias y otros contaminantes en el aire que afectan las vías respiratorias”. El experto del Hospital Viamed también indica que es común la liberación de esporas de hongos y partículas finas que, junto con el exceso de humedad, “empeoran enfermedades respiratorias como asma, EPOC, y rinitis”.
López-Muñiz por su parte añade que la contaminación del aire interior también es un riesgo a tener presente, ya que “las aguas de inundación pueden traer consigo contaminantes como desechos químicos y bacterias y, al evaporarse, estos contaminantes quedan suspendidos en el aire, afectando la calidad del aire en interiores y exponiendo a las personas a sustancias irritantes y potencialmente tóxicas”. En términos generales el exceso de humedad y la exposición a aguas estancadas favorecen el desarrollo y proliferación de microorganismos patógenos, incluyendo bacterias y virus, lo que “incrementa el riesgo de infecciones respiratorias como bronquitis, sinusitis y neumonía”, expone la especialista. Estos efectos son especialmente preocupantes en poblaciones vulnerables que pueden experimentar una mayor incidencia y gravedad de estas infecciones bajo dichas condiciones.
Uno de los hongos más comunes en estas situaciones es el Aspergillus, que normalmente es inocuo y se encuentra en superficies y suelos. Sin embargo, en condiciones de grandes acumulaciones de agua y humedad, este hongo prolifera rápidamente y sus esporas son fácilmente inhaladas, lo que puede provocar enfermedades respiratorias que, en personas vulnerables, pueden llegar a ser graves.
Especial atención
El presidente de Neumosur destaca que la población a la que hay que prestar especial atención por entrar dentro de los grupos vulnerables son: personas mayores con EPOC o enfermedades crónicas, ya que son más sensibles a complicaciones; los niños, ya que tienen las vías respiratorias más sensibles y pueden verse afectados más gravemente por la contaminación del aire y la humedad; las personas con enfermedades que afectan el sistema inmunológico al tener un mayor riesgo de infecciones respiratorias y, por último, aquellas personas con alergias respiratorias o sensibilidad al moho porque la exposición puede provocarles crisis respiratorias.
A estos grupos, López-Muñiz incluye también a aquellas personas con antecedentes de enfermedades pulmonares graves. “Pacientes con fibrosis pulmonar, enfermedades intersticiales u otras afecciones pulmonares deben tomar precauciones adicionales, ya que su capacidad pulmonar puede verse seriamente comprometida en presencia de factores irritantes y contaminantes en el aire”.
En esta línea, se recomienda a estas personas vulnerables, principalmente a pacientes con asma o EPOC durante una inundación, que tomen medidas preventivas en la dentro de las posibilidades. Marquéz señala que “es importante evitar áreas húmedas y mohosas, ya que la exposición a lugares con moho puede agravar los síntomas del asma y la EPOC, por lo tanto, es recomendable limitar el tiempo en estos espacios para proteger la salud respiratoria”.
También es importante cerrar ventanas y puertas cuando el aire exterior está contaminado, “especialmente si hay agua estancada o se está realizando limpieza en áreas afectadas”, asegura el neumólogo, que añade que “mantener el ambiente cerrado y seco contribuye a minimizar la exposición a irritantes”.
Por otro lado, si se cuenta con energía, “se sugiere usar filtros de aire o purificadores, ya que estos dispositivos ayudan a reducir alérgenos y partículas en el hogar, mejorando así la calidad del aire y beneficiando la salud respiratoria”, explica. Asimismo, es crucial mantener la medicación al alcance. “Siempre se deben llevar inhaladores y otros medicamentos prescritos en un lugar seco y seguro, asegurándose de tener acceso rápido a ellos en caso de necesidad”, destaca Marquéz.
“Es recomendable llevar consigo una lista actualizada de sus medicamentos y una copia de su receta”
Respecto a este último punto sobre la medicación, “los pacientes deben asegurarse de tener un suministro suficiente de su medicación, especialmente inhaladores y broncodilatadores, ya que pueden tener dificultades para acceder a la farmacia durante las inundaciones”, puntualiza el experto. “Es recomendable llevar consigo una lista actualizada de sus medicamentos y una copia de su receta”, subraya. Así, en caso de tener nebulizadores, se debe contar con baterías de respaldo o alternativas en caso de cortes de energía. Esto es importante ya que, “es esencial no interrumpir el tratamiento, y si experimentan síntomas nuevos o agravamiento, consultar a su médico”.
En el contexto de la situación catastrófica de la DANA en Valencia, donde el acceso a recursos y servicios médicos son limitados, la presidenta de Neumomadrid indica que “dada la limitación al acceso a farmacias y centros de salud, es crucial que los pacientes tengan sus inhaladores de rescate, como el salbutamol, y de control al alcance, en un lugar lo más seco y seguro posible, ya que en una emergencia respiratoria, contar con la medicación de rescate puede marcar la diferencia, especialmente en un entorno inundado”. Además, subraya la importancia de mantenerlos en las mejores condiciones posibles porque esto puede afectar a la eficacia de los medicamentos. “Recomiendo, en la medida de lo posible, proteger los inhaladores y otros medicamentos colocándolos en recipientes impermeables o bolsas plásticas selladas para mantenerlos secos”.
Uso de mascarillas
En áreas afectadas por inundaciones, el uso de mascarillas es recomendable para reducir la inhalación de esporas de moho y partículas contaminantes. Sin embargo, “no todos los pacientes deben usar mascarillas en todo momento, pero sí es conveniente en situaciones donde haya humedad y moho visibles, especialmente para pacientes con enfermedades respiratorias”, asegura el neumólogo.
“No todos los pacientes deben usar mascarillas en todo momento, pero sí es conveniente en situaciones donde haya humedad y moho visibles“
Mascarillas tipo N95 son preferibles, ya que filtran partículas más pequeñas, pero, en pacientes con dificultades respiratorias avanzadas, el uso prolongado de mascarillas puede causar incomodidad y dificultar la respiración, “por lo que deben usarlas con moderación y bajo asesoría médica”, puntualiza el presidente de Neumosur. En este sentido, López-Muñiz añade que “es fundamental que conozcan la forma correcta de colocarse y retirarse la mascarilla, evitando tocar la parte frontal y asegurándose de un ajuste adecuado para maximizar la protección”.
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