La osteoporosis es la enfermedad más frecuente del metabolismo mineral óseo, cuyo impacto en la salud viene determinado fundamentalmente por las fracturas. Se estima que afecta a aproximadamente a 2,5 millones de españoles mayores de 50 años y su incidencia está en aumento debido al envejecimiento de la población.

Reducir la brecha entre el diagnóstico y el tratamiento de la fragilidad ósea tras una fractura es fundamental para prevenir lo que es ya considerado un problema de salud pública. “A alrededor del 80% de los pacientes que presentan una fractura por fragilidad no se les realiza una evaluación de su riesgo de fractura y, por lo tanto, no se indica ningún tratamiento para prevenir nuevos eventos”, explica a GACETA MÉDICA Carmen Gómez Vaquero, reumatóloga del Hospital Universitari de Bellvitge (L’Hospitalet) e investigadora principal del proyecto OsteoSER.

“Este dato es incomprensible”, continúa la especialista, quien incide en que el paciente que ingresa por una fractura entra en contacto con varios puntos del sistema sanitario. “En primer lugar, el servicio de urgencias realiza el diagnóstico de la fractura y prescribe el tratamiento inicial. A continuación, el médico de familia tramita la baja laboral del paciente y le deriva al traumatólogo de área; que hará el seguimiento hasta la consolidación de la fractura”, enumera la especialista. Finalmente, el paciente concluirá su recuperación con el servicio de rehabilitación. “Cada uno de estos profesionales realiza su función, pero en la mayoría de los casos ninguno lleva a cabo una evaluación del riesgo de fractura“, añade Gómez Vaquero.

“Cuando un paciente de 50-60-70 años tiene una fractura de antebrazo o de húmero por una cáida asume que es normal

Carmen Gómez Vaquero, reumatóloga del Hospital Universitari de Bellvitge (L’Hospitalet)

Hasta ahora, la única medida que ha sido eficaz para reducir esta brecha entre diagnóstico y el tratamiento ha sido la creación de Unidades de Fractura por Fragilidad (Fracture Liaison Services o FLS).

“Cuando un paciente de 50-60-70 años tiene una fractura de antebrazo o de húmero por una caída asume que es normal. En estos casos, el evento de la fractura justifica llevar a cabo una evaluación del riesgo de la misma. Si está elevado, puede realizarse una intervención para prevenir fracturas más graves en el futuro. La evaluación del riesgo de fractura en los pacientes que han tenido ya una fractura (prevención secundaria) es muy coste-efectiva“, insiste la reumatóloga

Proyecto OsteoSER

Para predecir quién presentará una fractura por fragilidad e instaurar protocolos de prevención es necesario disponer de herramientas eficaces y actualizadas para calcular el riesgo de fractura de cada paciente. Por este motivo, desde la Sociedad Española de Reumatología (SER) se ha puesto en marcha el Estudio de epidemiología de la osteoporosis en España, (OsteoSER), para poder conocer la magnitud del problema como primer paso para poder adaptar las políticas de salud a la situación concreta del país.

“La curva de normalidad de la densidad mineral ósea de la población española procede del estudio del Grupo de Trabajo en Osteoporosis de 1989. El objetivo principal de OsteoSER es estimar la distribución de parámetros de masa, arquitectura ósea y composición corporal para obtener curvas de normalidad actualizadas en la población española entre 20 y 80 años“, subraya la coordinadora del proyecto.

Durante este mes de julio los médicos de familia participantes en esta investigación han empezado a reclutar pacientes y a recoger (en un CRD electrónico) información de variables sociodemográficas, hábitos de vida, factores de riesgo de fractura, antecedentes patológicos y tratamientos.

Las fracturas previas son el mejor indicador para identificar a los pacientes que tienen más probabilidad de tener otra

Perfil del paciente

El paciente con alto riesgo de fractura es aquel que presenta más factores de riesgo. “La densidad mineral ósea evaluada por densitometría ósea DXA es el parámetro más importante para la predicción del riesgo de fractura por fragilidad, pero no el único. El sexo femenino, la edad a partir de los 65 años, el tratamiento con glucocorticoides, presentar un índice de masa corporal bajo, caerse con frecuencia, antecedentes familiares, fumar o la ingesta excesiva de alcohol también se deben tener en cuenta”, argumenta la coordinadora de OsteoSER.

Sin embargo, la especialista recuerda que las fracturas previas son “el mejor indicador” para identificar a los pacientes que tienen más probabilidad de tener otra.


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