Miguel Martín, presidente de Geicam

En el marco de la campaña #DetrásdelaCifra, de Geicam, lanzada durante el Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer de Mama para visibilizar las cifras en el contexto del cáncer de mama y su verdadero impacto sobre los pacientes y su entorno, Gaceta Médica ha entrevistado a Miguel Martín Jiménez, presidente de la Fundación. El portavoz remarca que el cáncer es un “problema social” que afecta a más de 38.000 mujeres.

Pregunta. Después de estos dos años de pandemia, ¿considera que se ha recuperado el ritmo de investigación en cáncer de mama?

Respuesta. Creo que la investigación ya ha recuperado el ritmo y quizás el covid haya servido para positivo, en particular en la investigación clínica, ya que ha abierto la puerta a la posibilidad de la monitorización remota de los ensayos clínicos, que podría ser muy útil para abaratar los costos de los mismos, para facilitar a los enfermos algunas de las actividades que tienen que hacer para facilitar los ensayos.

Además, nos ha servido para darnos cuenta de que la telemedicina, las visitas por videoconferencia o por videollamada, pueden ser también muy útiles en situaciones normales.

P. En la parte clínica, el embudo sigue siendo aún importante, ¿verdad?

R. Sí, hay un fenómeno, y es que se están acumulando ahora los diagnósticos de pacientes con cáncer que no se hicieron durante la pandemia. En la pandemia, las mujeres no fueron a hacerse mamografías de screening, de cribado. Han venido ahora, y claro, hay un cúmulo de cánceres más alto que lo usual que está colapsando los servicios quirúrgicos.

P. ¿Qué dificultades se encuentran hoy en día para investigar en cáncer de mama?

R. En el caso del cáncer de mama, en cuanto a investigación, hay muchas facetas. Empieza en la investigación básica, donde se ha invertido mucho por parte de las universidades, por parte de empresas farmacéuticas. Luego se sigue con el desarrollo de medicamentos en mujeres. Esto último corre a cargo siempre de la empresa farmacéutica y es una actividad absolutamente fundamental para poder poner los nuevos fármacos en el mercado, pero a pesar de todo, existen muchas lagunas de investigación porque ha desaparecido prácticamente la investigación académica.

Este tipo de investigación es aquella que no tiene por finalidad el lucro ni poner un fármaco en el mercado, sino mejorar las condiciones de uso de fármacos que ya están allí disponibles. Y esto antes era más fácil de poner en marcha, pero actualmente es muy difícil porque no hay financiación para los estudios.

P. ¿Haría falta entonces financiación pública?

R. Efectivamente, hay un poco de financiación pública, pero escasísima, y además con muchas restricciones de aplicación.

Por ejemplo, los grupos cooperativos oncológicos españoles, que son muy activos y generan muchísima información cuando tienen financiación, no pueden acceder a los concursos públicos por razones legales o difíciles de entender. Que en otros países sí se pueda y que en España no, hace que estos grupos vean muy limitada su capacidad para hacer investigación académica.

P. Esta falta de apoyo económico por parte del Estado genera también situaciones de mucha desigualdad en concursos a nivel europeo, ¿qué reflexión tiene sobre esta falta de equidad?

R. En países como Francia o el Reino Unido, el gobierno a veces es capaz de financiar ensayos clínicos de gran interés para los enfermos, pero en España esto no es posible, y hay una serie de razones legales relacionadas con la normativa fiscal que hemos intentado resolver, pero no ha sido posible, por tanto, estamos en inferioridad de condiciones frente a otros países.

P. La mirada también en cáncer de mama está puesta en las dificultades de acceso a la innovación. ¿Cuál es la visión de Geicam como clínicos e investigadores?

R. El objetivo último de la investigación es poner los fármacos a disposición de las enfermas, que son las últimas destinatarias de todo nuestro esfuerzo. Es absurdo que haya medicamentos aprobados en Europa después de un inmenso trabajo de investigación clínica y muchísimo dinero, y los hayan aprobado otros países como Italia o Francia, y en España todavía no podamos acceder a ellos. Es frustrante para los oncólogos no poder ofrecer estos medicamentos eficaces a las enfermas.

Hay que presionar para que la investigación se amplíe y continúe, y para que los avances no cesen, ya que, a veces, la Administración se hace la remolona y no invierte todo lo que debería en investigación y acceso a fármacos.

Creo que el Ministerio debería hablar claro, y si realmente esta política va a ser el futuro, pues que nos lo digan y que se lo digan a las enfermas claramente, pero que den la cara y en las elecciones pondremos a cada uno en su sitio.

P. ¿Podría citar algunos avances o novedades en el tratamiento del cáncer de mama que considere que van a dar que hablar en los próximos años?

R. Creo que, en el contexto de la enfermedad curable, en las mujeres de muy alto riesgo que son aquellas que tienen una gran afectación de la axila, tienen afortunadamente un medicamento que se llama abemaciclib, que es capaz de reducir de forma muy importante la tasa de recaídas, que llega a ser en este grupo de tan alto riesgo de hasta 40 por ciento a diez años. Eso es un avance mayor y es de una de las mayores revoluciones del tratamiento del cáncer de mama precoz de alto riesgo.

En la escala metastásica, estamos asistiendo a una progresiva tendencia a la cronificación de la enfermedad. Todavía no es curable, pero al menos algunas mujeres tienen una excelente calidad de vida.


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