Francisco rosa Madrid | viernes, 09 de marzo de 2012 h |

Las dificultades para obtener aprobaciones, las reducciones de precios y los impagos hipotecan la innovación

La retirada de la financiación por parte de las autoridades puede hacer que se pierdan estudios en fase II y III

Con la crisis llegaron los recortes y con los recortes la “tormenta perfecta”. Así, con el título de la novela de Sebastian Junger que se encargó de llevar a los cines Wolfgang Petersen, definió José María Fernández Sousa-Faro, presidente del Grupo Zeltia, la situación que vive la industria innovadora en España. Lo hizo durante su intervención en el Foro España Innova, en la que además auguró un “pinchazo” en el desarrollo de nuevos tratamientos si se mantiene la inercia actual de recortes.

En este sentido, Fernández Sousa-Faro, al que tras una breve alocución dio paso la ministra de Fomento Ana Pastor, denunció que las compañías del sector farmacéutico se enfrentan cada día a mayores dificultades para obtener la aprobación de sus fármacos y que esto se traduce en un incremento de los costes y una disminución del tiempo de explotación. “Esto provoca que las entidades se vean obligadas a subir los precios de los medicamentos para rentabilizar sus inversiones”, señaló.

El problema viene, según él, cuando, llegados a este punto, “se encuentran que con la crisis las autoridades ponen trabas para financiarlos y que incluso en los países del sur no les pagan”. Concretamente, Fernández Sousa-Faro se refirió a que “la deuda de España, Italia y Portugal con Zeltia-Pharmamar es de 20 millones de euros”.

Ante este panorama, los laboratorios ponen el grito en el cielo. Si a los recortes de precios se les añaden los impagos se produce una merma clara en la capacidad innovadora de las empresas del sector. Tampoco es raro, más bien se ha convertido en algo habitual, que las grandes compañías comiencen a redirigir sus inversiones hacia actividades más rentables, como puede ser la compra de firmas de genéricos, un sector más potenciado por las autoridades en los últimos tiempos. El problema, según indicó, es que esa es una batalla perdida. “En este mercado competiríamos con China y la India y no hay duda de que nos ganarían la partida”, vaticinó.

A pesar de la importancia de este hecho, lo que consideró verdaderamente preocupante no es lo que ocurra a corto plazo. Las consecuencias de toda esta falta de estímulos a la innovación podrían aflorar, según el presidente del Grupo Zeltia, “en unos 15 ó 20 años, cuando se puede producir un pinchazo en el desarrollo de nuevas terapias”.

En cambio, la que sí podría tener lugar en la actualidad es “la pérdida de estudios en fase II y III por falta de financiación, lo cual sería un destrozo formidable”, señaló. Este sería el resultado si las autoridades decidieran retirar los fondos a las empresas que se dedican a la investigación y el desarrollo de fármacos, especialmente a las que forman parte del sector biotecnológico por ser más dependientes de los fondos externos. “Nuestras empresas son como las plantas, que para crecer necesitan ser regadas”, recordó.

A este respecto, señaló que esto solo podría solucionarse si hubiera un cambio de actitud por parte de las entidades de capital riesgo, que mantienen su aversión a invertir en unos productos que no ofrecen rendimientos inmediatos. “Sería muy apropiado para nosotros, ya que nuestras compañías encuentran graves dificultades de financiación. El problema es que las inversiones son a largo plazo”, admitió.

El caso de Pharmamar puede ser un buen ejemplo. Fernández Sousa-Faro anunció que la filial del Grupo Zeltia dispone de cuatro fármacos en el área oncológica que ya han alcanzado la fase clínica. Y aunque no habló de que los problemas financieros pongan en peligro el desarrollo de los mismos, sí pidió a las autoridades que presenten una solución al tema de la deuda.

Asimismo, adelantó que a su compañía le vendría muy mal que finalmente se impusieran las quitas en la negociación con la Administración. Sobre este punto, cabe señalar que el potencial de Pharmamar sigue en aumento. La compañía ostenta un lugar privilegiado en el mercado mundial de fármacos de origen marino, dado que, como indicó Fernández Sousa-Faro, “prácticamente no existen competidores”.

En este sentido, hizo referencia a la firma japonesa Eisai (que obtuvo una aprobación por parte de la agencia europea en 2011) y a las investigaciones de una firma estadounidense que ha preferido centrarse en las bacterias marinas. “Nuestros estudios son los únicos que toman como base los macroorganismos de la biodiversidad marina”, apuntó.

La puesta en marcha de Pharmamar y el desarrollo de Yondelis han sido también muy rentables para la investigación biomédica española, así como para desarrollar el papel evaluador de la Agencia Española de Medicamentos (Aemps). Según explicó José María Fernández Sousa-Faro, presidente del Grupo Zeltia, cuando se inició el desarrollo clínico de Yondelis no se plantearon realizar las fases tempranas en España por la falta de experiencia, tanto de las autoridades reguladoras en la evaluación como de los hospitales en el desarrollo de este tipo de ensayos.

Pero eso no dejó conforme al entonces ministro de Sanidad, José Manuel Romay Beccaría. Según explicó el presidente de Zeltia, Romay le llamó y le preguntó sobre los motivos por los que no se habían realizado los ensayos clínicos en nuestro país. La razón que le expuso Fernández Sousa-Faro fue clara: la falta de competitividad en la aprobación de los ensayos clínicos que mostraba España frente a otros países. La realidad es que nunca se había hecho un fase I first in man en oncología en nuestro país. Fue entonces cuando Romay puso a su disposición la recién creada Aemps para la evaluación y aprobación de los futuros ensayos clínicos en plazos igual de competitivos que los de otras agencias.

Y así fue. Desde entonces, todos los productos de PharmaMar han tenido su estudio first in man también en nuestro país, con lo que ayudan a generar un conocimiento y una experiencia que ha servido para atraer otros ensayos punteros en este ámbito.