l El 57% de los episodios se registró en las consultas de atención primaria

l En el 31% las causas son las discrepancias con la atención médica recibida

| 2011-01-21T15:51:00+01:00 h |

Esther Martín del Campo

Madrid

Las 410 agresiones a médicos registradas por los colegios oficiales en 2010 apenas son la “punta del iceberg” de un problema que, tal y como se apunta desde la Organización Médica Colegial, constituye un reflejo de la sociedad actual. La cifra, obtenida a partir del primer registro elaborado por el Observatorio de Agresiones de la OMC presentado la semana pasada, da una cierta visibilidad a esta lacra, pero apenas es un primer paso en la lucha contra la violencia en las consultas.

Aunque no existen estimaciones concretas, la mayor parte de los profesionales amenazados optan por guardar silencio. En este sentido, el secretario general de la OMC, Serafín Romero, asegura que a pesar de que ha mejorado la percepción de que hay que denunciar y se facilita este procedimiento, a menudo impera la sensación de que “no irá a ningún lado” o “no servirá para nada”.

En el ámbito de la atención primaria, que registra el 65 por ciento de los casos (un 8 por ciento en urgencias extrahospitalarias), la intuición de que la denuncia podrá empeorar la situación del facultativo, que tendrá que seguir atendiendo a los familiares del agresor, también conduce a la parálisis, según advierte el presidente de la OMC, Juan José Rodríguez Sendín. El portavoz de los médicos reclama que las denuncias sean consideradas “de forma seria” y cuestiona la diferencia de trato en el sector privado y el público, ya que solo en este último las amenazas son un delito, al tratarse de funcionarios.

Razones a las que hay que añadir las que expone el responsable del observatorio, Alberto Becerra, que alude a la preocupación de los médicos por revelar su domicilio, que hasta hace poco aparecía en la misma denuncia, con la percepción de riesgo para sus familiares. En este sentido, se ha logrado que, en su lugar, aparezca la dirección del colegio de médicos, lo que protege su privacidad y hace que se sienta más respaldado y resulte una decisión más fácil.

Son pequeños avances para buscar una solución a un problema que ya es tangible, uno de los objetivos del observatorio, que ha resuelto la dificultad añadida que suponía la falta de datos.

La información proporcionada por los colegios provinciales dibuja un panorama desigual entre las autonomías, con más incidencias en Andalucía, Extremadura, la Rioja y la Comunidad Valenciana. Desde la OMC se explican estas variaciones en la puesta en marcha en estas CC.AA. de programas que favorecen la comunicación de las agresiones, más que en la existencia real de un mayor número de episodios.

Según los datos de 2010, las agresiones afectaron por igual a hombres y mujeres y se concentraron especialmente en la franja que va de los 46 a los 56 años. Entre las causas que subyacen, destacan las discrepancias en la atención médica recibida, detrás del 31 por ciento de los casos, las discrepancias personales (10 por ciento) o la negativa a prescribir lo que el paciente desea (más del 10 por ciento). Aun así, el grueso de las agresiones se fundamenta en argumentos ajenos al facultativo, como el funcionamiento del centro o la demora en la atención.

Así las cosas, el campo de actuación es ingente. Serafín Romero propone medidas orientadas a la prevención, con más formación para mejorar la comunicación con pacientes difíciles, así como unificar los procedimientos legales, buscar medidas de apoyo para reforzar el papel de las unidades del Paime, y favorecer los planes de reincorporación al trabajo de los profesionales agredidos.