SER 2011/ 37º Congreso Nacional de la Sociedad Española de Reumatología

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Mastocitos y nervios forman circuitos neuro-inmuno-endocrinos que son fácilmente activados por múltiples factores, liberando productos que pueden provocar efectos y estímulos capaces de generar los síntomas y la hipersensibilidad del SNC, típicos de la enfermedad
| 2011-05-13T15:40:00+02:00 h |

E. S. Corada

Madrid

La fibromialgia podría ser la consecuencia de un incremento del número de mastocitos activados en el tejido conectivo. Así lo señaló Ignacio Blanco, investigador especialista en Medicina Interna y Neumología, durante el congreso de la Sociedad Española de Reumatología, celebrado la semana pasada en Málaga.

En los últimos años, diversos estudios han puesto de manifiesto la existencia de hallazgos morfológicos e inmunohistoquímicos anormales en las biopsias de piel de pacientes con fibromialgia. En este sentido, “se ha demostrado que el tejido conectivo de la piel está afectado y que el mastocito es una célula clave en la patogénesis de la fibromialgia”, señaló el experto.

Los mastocitos son células residentes del tejido conectivo, que actúan en la modulación de procesos inflamatorios. Son abundantes en piel, en todas las mucosas, y en tendones, sistema nervioso central y periférico, además de en ganglios y nervios del sistema nervioso vegetativo. “En todas estas localizaciones, mastocitos y nervios forman circuitos neuro-inmuno-endocrinos que son fácilmente activados por múltiples factores (físicos, químicos y psicológicos), liberando diversos productos que pueden provocar efectos y estímulos capaces de generar los síntomas y la hipersensibilidad del sistema nervioso central (SNC), típicos de la fibromialgia”, continúa.

En este sentido, añadió, la lista de estímulos capaces de activar a un mastocito es muy amplia, y coincide con la de los estímulos que agravan la fibromialgia como alérgenos, gérmenes, cambios de temperatura, estrés, alcohol, fármacos, químicos sintéticos, etc.

De acuerdo con todo lo anterior, la fibromialgia podría ser la consecuencia de un aumento de estos mastocitos “activados en el tejido conectivo, en respuesta a diversos estímulos, conocidos o desconocidos, en personas predispuestas (sobre todo mujeres, cuyos mastocitos son activados por estrógenos), con o sin defectos genéticos favorecedores (como el déficit de alfa-1-antitripsina)”.

En la actualidad, no existe una prueba diagnóstica que indique de forma cien por cien fiable que el paciente padece fibromialgia, por lo que hay que recurrir a criterios diferentes, como las escalas de dolor o de calidad de vida, si bien el pasado año se acordaron nuevos criterios de clasificación de la fibromialgia mucho más específicos que los existentes hasta el momento, marcados por el American Collegue of Rheumatology.

Arthrosischip

En el caso de los reumatismos, donde estas pruebas están claramente determinadas, el problema radica en el retraso de ese diagnóstico, como consecuencia de las dificultades que entrañan determinadas enfermedades que en sus inicios son bastante inespecíficas y difíciles de reconocer. “A pesar de ser las dolencias crónicas con mayor prevalencia en este país, aún son grandes desconocidas para la mayoría de la población, lo que provoca continuos retrasos en el diagnóstico y en el tratamiento”, destacó el presidente de la SER, Eduardo Úcar.

De hecho, añadió, aunque las estadísticas nos dicen que, por ejemplo, en nuestro país hay entre 235.000 y casi medio millón de personas con artritis reumatoide, si sumamos todos los pacientes de los Servicios de Reumatología de España, no sale esa cifra, lo que nos indica que aún quedan muchos enfermos sin diagnosticar. Por tanto, insistió, “es imprescindible incrementar la información de los pacientes y lograr una intervención temprana para conseguir mejorar el pronóstico de las enfermedades reumáticas a largo plazo, evitando daños innecesarios”.

Para solventar este primer problema —o al menos intentarlo— se presentó Arthrosischip, una nueva herramienta diagnóstica que, basada en la información genética de cada individuo, podría conseguir predecir la progresión de la artrosis de rodilla. El proyecto de investigación, en el que han participado 32 centros de toda España y que tiene como objetivo la creación de dicha herramienta, podría lograrlo a partir de un simple análisis realizado en saliva, el pronóstico de la evolución de la artrosis en rodilla, señaló, Francisco J. Blanco, del Servicio de Reumatología del Complejo Hospitalario A Coruña y del Instituto de Investigación Biomédica de esta ciudad.

La artrosis es una patología que cuenta con un fuerte componente genético en su desarrollo y progresión. La herencia genética en algunos problemas derivados de la artrosis alcanza entre el 60 por ciento y 70 por ciento de casos. De ahí que se considere una enfermedad poligenética con múltiples interacciones entre los genes.

De esta manera Arthrosischip —fruto de la colaboración entre las compañías Bioibérica y Progenika— busca marcadores genéticos (SNPs) para el pronóstico de la evolución de la enfermedad con el fin de predecir el curso de la misma de manera individualizada para que así el médico pueda elegir la estrategia terapéutica más adecuada. De hecho, predecir el curso de la enfermedad en sus primeras fases puede resultar fundamental, puesto que muchos pacientes son asintomáticos durante años.

12 semanas

La rapidez,esta vez en conocer la respuesta a los tratamientos fue otra cuestión abordada en Málaga. Y es que las primeras 12 semanas tras iniciarse una terapia biológica en artritis reumatoide resultan fundamentales pues revelan si la medicación utilizada está siendo útil o si, por el contrario, conviene cambiar de estrategia terapéutica.

Así lo señaló Enrique Raya, jefe de Reumatología del Hospital Clínico San Cecilio de Granada y presidente de la Sociedad Andaluza de Reumatología (SAR): “Conocer si un fármaco funciona ya en las primeras semanas de tratamiento tiene importantes repercusiones por un motivo principal: se sabe si es realmente eficaz en un breve periodo de tiempo y, si no lo es, se plantea un cambio de estrategia terapéutica para conseguir que el paciente tenga más calidad de vida”.

De esta forma, se evita que aquellos pacientes que no responden a la medicación tengan una exposición innecesaria al fármaco y permite que el reumatólogo cambie antes de estrategia terapéutica si ésta no es efectiva.

Por eso Raya destaca que la predictibilidad de certolizumab pegol (Cimzia, comercializado por el laboratorio UCB), el primer y único fármaco biológico anti-TNF pegilado sin región Fc, es un “valor diferencial importante” porque en 12 semanas se puede comprobar si el paciente responde. Además, recuerda que la artritis reumatoide es una enfermedad que genera erosiones y daño en las articulaciones, por lo que “resulta primordial un control estricto en las fases iniciales y un seguimiento.

En cuanto al resto de pasos imprescindibles que permiten un control íntegro del paciente con esta patología, José María Álvaro-Gracia, del Servicio de Reumatología del Hospital La Princesa de Madrid, dijo que, en primer lugar, “es fundamental una rápida derivación al reumatólogo para evitar el peregrinaje del paciente y poder realizar un diagnóstico precoz”. A continuación, señaló, es necesario comenzar “lo antes posible con fármacos modificadores del curso clínico de la enfermedad”. Y, en tercer lugar, aconseja “realizar visitas frecuentes al especialista para que éste evalúe la actividad y la progresión de la enfermedad y ajuste el tratamiento en función de la misma”.

Por último, añade el experto, es importante utilizar herramientas objetivas para medir la actividad de la enfermedad, “como los marcadores globales DAS28 o el SDAI”. El objetivo será buscar la remisión de la enfermedad, utilizando fármacos biológicos “si no lo conseguimos con los fármacos tradicionales”.

“Cuanto antes se controle la enfermedad, menos consecuencias aparecerán a corto y largo plazo, lo que se traduce en un menor sufrimiento para el paciente, cuya calidad de vida se verá mejorada incluyendo la posibilidad de trabajar”, asegura Álvaro-Gracia.