Gaceta Médica viernes, 05 de junio de 2015 h
Resulta dramático y absurdo que un niño vea comprometida su salud porque no haya sido vacunado de la difteria, una infección que no se manifestaba en España desde hacía 30 años. Hoy en día tenemos una cobertura de vacunación en la población infantil del 95 por ciento, una tasa alta. Sin embargo, esta cifra ha caído tres puntos desde 2011. En nuestro país, las corrientes antivacunas no calan como lo hacen en otros, pero es suficiente con que unos solos padres no inmunicen a su hijos para poner en riesgo su vida e incluso la de aquellos que los rodean. No tiene sentido que en el siglo XXI se ponga en tela de juicio la eficacia de la vacunación, que tantas vidas salva, con unos argumentos que no son justificables desde el punto de vista científico.
No hay que dar por hecho que en vacunas la guerra está ganada. Los pediatras siguen insistiendo en que el calendario vacunal común es de mínimos. Pero incluso fuera de ese calendario, en aquellas vacunas que no están financiadas, hay cuestiones a resolver. Desafortunadamente, en muchas ocasiones es necesario que haya problemas para que las autoridades reaccionen. Así ha sucedido, por ejemplo, con la profilaxis del meningococo B que estará en las farmacias próximamente a raíz de varios casos de gravedad que se han registrado y esperemos que no tenga que ser así con la varicela, que, sin embargo, aún duerme el sueño de los justos y está a la espera de que vuelva a las boticas tras su retirada por el equipo ministerial de Mato, algo no justificable para los expertos en salud pública.
El otro tema pendiente, y mucho en el Sistema Nacional de Salud, es la vacunación en el adulto, la gran olvidada más allá de la protección frente a la gripe estacional. Al igual que los hay en la población infantil, deberían establecerse programas específicos, más teniendo en cuenta que cada vez somos una población más envejecida. Prevenir siempre es mejor que curar y cuando hablamos de las vacunas, no cabe duda de que el sufrimiento y los costes que se pueden ahorrar a la larga al sistema compensan la inversión inicial.