J.A.R. Barcelona | viernes, 20 de marzo de 2015 h |

La revisión de Cochrane ha incluido 43 ensayos aleatorios controlados con 4.962 pacientes tratados con condroitín sulfato y 4.148 que recibían placebo o cualquier otro control. La mayoría de los trabajos estudiaban los efectos del condroprotector en artrosis de rodilla; algunos, en artrosis de cadera, y sólo uno, en artrosis de mano. La duración de los ensayos variaba entre el mes y los tres años. Los autores señalan que la revisión muestra que condroitín sulfato (sólo o en combinación con glucosamina) era mejor que placebo en la reducción del dolor. Otros datos destacados son que los pacientes que tomaban condroitín sulfato puntuaban 10 puntos menos (en una escala del dolor de 0 al 100) que los que tomaban placebo y presentaban una disminución de la pérdida del ancho mínimo del espacio intra articular de 0,48 mm a los 2 años (por 0,30 mm en comparación con placebo). Además, el 53 por ciento de los pacientes de condroitín sulfato experimentaron un mejoría del dolor de rodilla en comparación con el 47 por ciento de los que tomaban placebo.

Expertos señalan la relevancia de que una organización como Cochrane avale la eficacia de condroitín

La reciente publicación por parte de The Cochrane Library de una revisión de 43 ensayos clínicos sobre condroitín sulfato que confirma la eficacia y seguridad de este fármaco en el tratamiento de la artrosis supone un nuevo aval para este fármaco condroprotector. Los expertos de Cochrane Collaboration han realizado, a partir de siete bases de datos diferentes, una revisión de 43 ensayos que implicaban un total de 9.110 personas hasta noviembre de 2013 y en los que se estudiaba los efectos de condroitín sulfato en artrosis. En los ensayos elegidos, se comparaba este fármaco contra placebo, AINEs, analgésicos, opioides, glucosamina y otros productos naturales. Las principales conclusiones de esta revisión es que, en comparación con los citados productos, condroitín sulfato “puede mejorar ligeramente el dolor en menos de seis meses, mejora el dolor de rodilla en un 20 por ciento, mejora la calidad de vida, no presenta prácticamente efectos adversos y, además, reduce la pérdida del ancho mínimo del espacio intra articular”.

Resultados muy relevantes

Como señala María Teresa Tejerina, catedrática de Farmacia de la facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), “los resultados de la revisión de Cochrane Collaboration son muy relevantes ya que, aparte de avalar la eficacia de condroitín sulfato, esta revisión presenta un diseño impecable y, además, la ha realizado una organización internacional de reconocida independencia”. Una opinión que comparte Arturo Rodríguez de la Serna, jefe de Reumatología del Hospital Sant Pau de Barcelona, que añade que “es una buena noticia que se confirme la eficacia de este fármaco, ya que los profesionales no tenemos una amplia variedad de medicamentos para tratar la artrosis”.

A juicio de Tejerina, uno de las aspectos más destacables de la revisión de Cochrane es que condroitín sulfato podría frenar la progresión de la enfermedad. Según esta organización, “enlentece la pérdida del ancho mínimo del espacio intra articular”. Las personas que tomaban el condroprotector presentaban una reducción de 0,18 mm menos de la amplitud del espacio articular mínimo que aquellas que tomaban placebo. Un efecto que se explicaría, comenta Tejerina, porque en el cartílago y la membrana sinovial “condroitín aumenta los proteoglicanos y el ácido hialurónico, además de que tiene propiedades antiinflamatorias porque reduce las citoquinas y las enzimas proteolíticas, sobre todo a nivel de las metaloproteasas, y disminuye las prostaglandinas PGE2”. Además, “condroitín reduce los radicales libres y el óxido nítrico en el cartílago e inhibe la traslocación de la proteína NF-kappa-B, y controla la osteoclastogénesis en el hueso subcondral”. Por otro lado, Tejerina recuerda que hay estudios que indican “que condrotín sulfato reduce la formación de condrocitos en el hueso artrósico”.

La ventaja de la seguridad

Cochrane confirma las ventajas de seguridad de este condroprotector. La constatación de que condroitín sulfato evita el riesgo cardiovascular, renal y gastrointestinal que presentan AINEs como celecoxib tiene una especial relevancia en el tratamiento de una patología como la artrosis que “afecta sobre todo a personas mayores de 65 años, que suelen tener otras patologías asociadas, como hipertensión”, añade Rodríguez de la Serna. Esta ventaja hace que “muchos pacientes se puedan beneficiar de la eficacia probada del condroprotector sin estar expuestos a tantos riesgos”, apunta Sergio Giménez Basallote, coordinador del Grupo de Trabajo de Aparato Locomotor de Semergen.

Más cerca de la práctica real

El hecho de que esta revisión englobe diferentes ensayos clínicos realizados con una amplia variedad de productos hace que los resultados “se acerquen más a la realidad de la práctica clínica diaria que los ensayos clínicos”, comenta Sergio Giménez. Asimismo, este experto valoró la reducción del dolor en un 20 por ciento como un dato “especialmente positivo, ya que esto permite que, en muchos pacientes, el dolor pase de ser grave a moderado”.

Otro de los resultados más significativos de este metaanálisis es que las personas que tomaban condroitín sulfato puntuaron dos puntos menos (por tanto, mejor) en el índice Lequesne de calidad de vida. Un indicador que para Giménez es muy relevante ya que “hay que recordar que estos pacientes tienden hacia la incapacidad, y que muchos acaban por no poder caminar”. Y añade que “hay estudios que han señalado que este condroprotector disminuye la necesidad de utilizar prótesis”.

Controversias con los sysadoas

Por otro lado, en relación a la controversia existente sobre los sysadoas, según Rodríguez de la Serna la revisión de Cochrane debería servir para “acabar de una vez por todas con la controversia que existe con respecto al uso de los sysadoas en el tratamiento de la artrosis”.

En este sentido, cabe recordar que, hace unos meses, los resultados del estudio Moves señalaban que la combinación de condroitín sulfato y glucosamina consigue una reducción del dolor del 50,1 por ciento, mientras que, con celecoxib, esta reducción es del 50,2 por ciento. De la Serna añade que, en su práctica clínica, ha podido comprobar que “evidentemente no todo el mundo responde igual a estos fármacos, pero que los que responden lo hacen muy bien”.

Las personas que tomaban condroitín sulfato puntuaban mejor en el índice Lequesne de calidad de vida