gaceta médica Madrid | viernes, 24 de enero de 2014 h |

CD6, una molécula procedente de nuestros propios linfocitos, podría ser una alternativa o un complemento eficaz a los antibióticos en casos de sepsis provocados por bacterias tanto Gram-positivas como Gram-negativas, independientemente de que se trate de cepas resistentes a antibióticos o productoras de toxinas letales. De momento, la utilización de esta molécula se ha mostrado eficaz en la prevención y tratamiento de modelos animales de sepsis monomicrobiana de origen abdominal.

El trabajo, publicado en la revista Journal of Infectious Diseases, es fruto además del binomio de colaboración academia-empresa, ya que estos resultados surgen del trabajo conjunto entre el grupo de investigación “Inmunoreceptores del sistema innato y adaptativo” del Idibaps y la Universidad de Barcelona, liderado por Francisco Lozano, y la spin-off ImmunNovative Developments, creada a partir de las patentes generadas por este equipo de investigación.

En concreto, este grupo de investigadores utilizó una dosis única de CD6 procedente de células del sistema inmunitario para tratar a ratones a los que previamente se había inoculado una dosis letal de bacterias (multiresistentes o no) o sus toxinas. Esto último es importante ya que, aunque se pueda destruir al agente infeccioso responsable de la sepsis, a menudo las toxinas liberadas por él siguen circulando y estimulando la respuesta antiinflamatoria inmune.

Así, tal y como muestran los resultados de esta investigación, la administración de CD6, que se une a partes muy conservadas de las bacterias y por tanto tiene un amplio espectro antibacteriano, es capaz de evitar la sobreactivación de la respuesta inflamatoria antiinfecciosa, además de facilitar la eliminación tanto de bacterias como de toxinas, aumentando con ello de forma significativa la supervivencia de los animales.

De esta forma, tal y como subrayan los autores de este trabajo, se ha conseguido obtener “una terapia no antibiótica basada en una proteína propia con propiedades antibacterianas y antiinflamatorias notables” con dos importantes ventajas. Y es que, al ser de naturaleza humana, esta molécula carece de inmunogenicidad y evita cualquier tipo de toxicidad (las más comunes son de naturaleza renal o hepática), un efecto adverso este último que sí se asocia, por el contrario, a algunos de los tratamientos antibióticos de amplio espectro que se utilizan normalmente para el tratamiento de la sepsis.

El descubrimiento de esta molécula es especialmente importante teniendo en cuenta que la sepsis provoca cada año más muertes que el cáncer de mama, el cáncer de próstata y el SIDA juntos. Y, si bien es cierto que su peso es mayor en países en vías de desarrollo, no es menos cierto que su incidencia está aumentando en los países desarrollados por la aparición de cepas bacterianas resistentes a antibióticos, como consecuencia de su uso indiscriminado en situaciones de inmunosupresión natural o inducida y/o en procedimientos quirúrgicos invasivos. Un problema al que hay que añadir el corto espacio tiempo del que disponen los profesionales médicos para seleccionar la combinación adecuada de antibióticos en cada caso de sepsis y que no permite la realización de las pruebas diagnósticas necesarias para identificar al patógeno responsable.

En el futuro, estos investigadores catalanes quieren analizar el posible efecto beneficioso de la molécula CD6 en modelos más complejos de infección polimicrobiano y en la administración combinada con antibióticos de uso habitual en el tratamiento de la sepsis. Además, este equipo de científicos también quiere investigar su posible papel en la prevención del estado de inmunosupresión en el que quedan los pacientes que sobreviven a la sepsis, con una elevada morbimortalidad en los siguientes meses a pesar del tratamiento antibiótico.