| viernes, 23 de septiembre de 2011 h |

Por qué no exige CESM una mesa de diálogo sólo para médicos al Ministerio de Sanidad?

Qué destino va a dar una comunidad del PP a los edificios sanitarios legados por el Estado a las autonomías por mor del pacto con CiU?

Qué mujer se perfila como próxima presidenta de una importante sociedad científica?

Qué médico aspira a ir en las filas del PSOE al Congreso en caso de que Pepe Olmos se convierta en portavoz sanitario de este partido tras los comicios?

Qué médico acudió antes del verano al presidente de una potente patronal a través de un intermediario para cuestionar la labor del director general de dicha organización?

Sergio Alonso es redactor jefe de ‘La Razón’

El Ministerio ya cuenta con una mesa. Lo que no tiene aún son sillas ni, por lo que parece, vergüenza. Siete años después de heredar un modelo laboral en pañales, apenas enderezado con la entonces reciente Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias o el Estatuto Marco, Sanidad trata de hacer ver ahora que se pone a actuar. Curioso que lo haga después de tan dilatado tiempo de asueto pese a la magnitud de los problemas profesionales del Sistema Nacional de Salud, y que además actúe cuando sólo quedan dos meses para las elecciones generales. ¿No será que busca la paz social ante el temor de revueltas profesionales en todo el sector antes de los comicios? ¿No será que el Ministerio intenta lanzar a los cuatro vientos una imagen falsa de consenso, aprovechándose de la docilidad de unos sindicatos que buscan más la subvención que la mejora de las condiciones de trabajo de sus representados? Si la instrumentalización que pretendió efectuar del llamado Foro de la Profesión Médica en tiempos de Elena Salgado el subsecretario Fernando Puig de la Bellacasa constituyó una vergüenza en toda regla, la celebración ahora de una mesa sectorial de Sanidad a cargo de Valero y Olmos, en medio de la desidia de Pajín, no merece mejores calificativos.

Porque, ¿qué va a arreglar a estas alturas el Ministerio, cuando la mayor parte de sus altos cargos están haciendo ya las maletas y buscando destino en feudos todavía afines? ¿Qué desequilibrios entre regiones y agravios profesionales pretende limar, si ni siquiera es capaz como departamento oficial de aclararse aún sobre la magnitud de la crisis que se ha echado encima del sector, en medio de su letargo? ¿Qué va a arreglar, ahora, en fin, si carece de liderazgo entre las autonomías y de dinero para igualar retribuciones y sentar una política laboral común? ¿Qué injusticias va a combatir en salarios, carrera o jornada laboral, si los feudos de su partido son los primeros en romper la cohesión del sistema con medidas unilaterales que ignoran incluso las directrices emanadas desde Madrid?

La reunión de la Mesa sectorial de Sanidad es un dislate, como lo es también la presencia dócil y mansa, casi en plan colegueo, de los sindicatos. Mientras Pajín elude su presencia en dicho foro y delega en sus lugartenientes la articulación de no se sabe aún qué medidas, los secretarios generales acuden solícitos a la llamada del mismo Ministerio que hace un año y medio limó el salario de sus representados sin tenerles en cuenta, y que en recursos humanos ha arrojado la peor nota posible: un cero en dos legislaturas, se dice pronto. Que lo hagan los dirigentes de los sindicatos de clase puede llegar a entenderse, dada la trayectoria que llevan acumulada a lo largo de esta crisis. Pero que acudan raudos a las voces plañideras de los muecines del Ministerio los máximos responsables de algunas organizaciones profesionales da grima, y evidencia el nivel en el que las han situado. La conclusión es que el Ministerio quiere ganar tiempo y revestirse de una imagen de consenso ante unos entes que, cual semovientes del Derecho Romano, se dejan llevar. Mientras, las injusticias laborales prosiguen, las plantillas menguan, los gerentes politizan las relaciones laborales de los centros y las diferencias retributivas se agrandan. ¡Qué desastre de Sanidad va a dejar en herencia este Gobierno, y que desastre es su balance en materia de personal sanitario!