Apenas la mitad de los pacientes que lo necesitan reciben cuidados paliativos (CC. PP.). Es la denuncia de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), que en el marco del Día Mundial contra esta enfermedad, celebrado el 4 de febrero, ha llamado la atención sobre la falta de recursos y de equidad en los cuidados al final de la vida en nuestro país.
El Observatorio contra el Cáncer de la asociación ha elaborado un ‘Informe de la situación actual en cuidados paliativos’ que arroja datos preocupantes para la organización. Y es que en el caso de los enfermos de cáncer, esta proporción ha dejado sin atención en paliativos a 50.000 enfermos en 2012. La presidenta de esta organización, Isabel Oriol, ha pedido que la atención que reciben sea “humanizada” y contemple todas las necesidades, tanto del paciente como de su familia. Durante un foro en el que se han presentado las principales conclusiones, en presencia de la Reina Letizia, Oriol ha recordado que “el acceso a los cuidados paliativos es un derecho de todos”, aunque “lamentablemente, depende de dónde vivas tienes o no acceso a ellos”. En cualquier caso, ha insistido en que se necesita “calidad y calidez” en la atención a estos enfermos y sus familiares.
El análisis del observatorio corrobora las desigualdades de las que son testigo los pacientes. A día de hoy, existen 485 recursos en nuestro país para proporcionar este tipo de cuidados, entendiendo recursos como equipos integrados por médicos y profesionales de la enfermería, el mínimo para cubrir las necesidades fundamentales de los enfermos.
Con esta cifra, faltarían 200 recursos más para cubrir el ratio que, según las estimaciones de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (Secpal) garantizaría una cobertura de calidad a toda la población, y que serían de una unidad por cada 80.000 habitantes.
Teniendo en cuenta el salario bruto aproximado del mínimo de profesionales que los integran, porque en muchos casos también forman parte de ellas psicólogos, trabajadores sociales y fisioterapéutas, cada unidad supondría un coste de 140.550 euros, con lo que serían necesarios 28,110 millones de euros para alcanzar esa meta.
Desigualdad entre CC. AA.
A la falta de recursos se suma el reparto desigual de los mismos, con grandes diferencias entre comunidades autónomas. Cataluña, La Rioja y Ceuta y Melilla concentran un mayor número de recursos, frente a otras comunidades claramente deficitarias, como es el caso de Andalucía, Comunidad Valenciana, Madrid, y Canarias, que tendrían que incorporar 52, 35, 20 y 15 recursos más respectivamente.
Pese al gasto que supondría, el análisis subraya que una correcta gestión de los recursos sanitarios y un aumento de las unidades domiciliarias podría aumentar el ahorro sanitario en paliativos, que representa entre el 20 y el 25 por ciento del gasto sanitario, ya que suponen los ingresos hospitalarios de mayor coste. El ahorro podría llegar hasta los 14.000 millones de euros al año, según las estimaciones del observatorio. Su explicación es que el déficit en recursos domiciliarios y en formación profesional complica que se lleve a cabo una derivación correcta y tratamiento fuera del hospital, lo que se traduce en ingresos y tratamientos innecesarios.
Las diferencias entre las comunidades autónomas también se materializan el tipo de planes que han desarrollado para impulsar este tipo de asistencia. Aunque la Estrategia Nacional en Cuidados Paliativos recoge entre sus objetivos el desarrollo de planes regionales, en la actualidad apenas cuentan con ellos diez comunidades autónomas. Los de Castilla-La Mancha y Castilla y León, por ejemplo, están aún en fase de borrador, y tres más los presentan como guías de recursos o de actuación. Otras dos comunidades, La Rioja y Canarias, los han integrado en los planes generales de salud o de oncología.
El informe critica que cada comunidad haya establecido objetivos dispares. De hecho, destacan que aunque la estrategia establece un marco de referencia, algunas comunidades marcan metas claramente inferiores, un problema común a otras estrategias nacionales, que no tienen carácter vinculante. Además, la mayoría de estos programas no recogen la atención a la población pediátrica.
Esta asociación participa, en cualquier caso, en la revisión de la citada estrategia nacional, aportando su visión en varios grupos de seguimiento. Entre todos ellos, han planteado al Ministerio de Sanidad importantes áreas de mejora.
Consideran, por ejemplo, que la formación de los profesionales sanitarios en la materia es insuficiente y hay grandes déficits en habilidades de comunicación y toma de decisiones. También aseguran que falta una respuesta integrada, así como un proceso asistencial integrado que defina los criterios de derivación y atención.
Otro punto débil, además de la escasez de recursos específicos, es el déficit de soporte psicosocial.
Los miembros de estos grupos insisten en que no hay circuitos asistenciales entre especializada y primaria. Además, predomina un enfoque biomédico e individualista de los profesionales y consideran que falta un profesional de referencia en el proceso, así como registros únicos, unificados y accesibles. En la misma línea, echan de menos una verdadera coordinación sanitaria, algún tipo de elemento vertebrador que organice la prestación de recursos con distintas estructuras asistenciales y con dependencias orgánicas diferentes.
Una buena gestión de los recursos y más unidades domiciliarias podrían ahorrar 14.000 millones de euros
A pesar de la Estrategia Nacional, sólo diez comunidades autónomas tienen planes específicos