Sergio Alonso es redactor jefe de ‘La Razón’
Resulta sorprendente observar desde la perspectiva económica las proclamas sanitarias del Gobierno socialista y de algunos de los candidatos que han concurrido en representación de este partido a las elecciones autonómicas. El ejemplo más sangrante es el de la “privatización”, palabra de la que Ferraz y sus feudos llevan años haciendo bandera para lanzar con ella a las masas desinformadas en contra el PP y sus líderes regionales, especialmente Esperanza Aguirre. Las soflamas en este tiempo han sido constantes: primero se dijo que los pacientes tendrían que pagar su asistencia con la tarjeta de crédito en los centros creados por concesión; después, que el trasvase de recursos convertiría la sanidad pública en residual y en un mero dispositivo de beneficencia como en la época de Franco; la última patochada que circula es que la atención médica ha sido regalada a las grandes constructoras. Sólo falta por decir que en los hospitales habrá albañiles en vez de médicos, que la anestesia incorporará residuos de cemento y que la plomada sustituirá al bisturí en las mesas de operaciones. El origen de estos y otros bulos parecidos procede de los órganos satélites de un Gobierno que falla estrepitosamente en economía y que lleva camino de condenar a más de cinco millones de ciudadanos al drama del desempleo. A este paso, ni las empresas a las que se les atribuyen tantas ansias expansivas tendrán fondos para contratar a nadie, vistos los principales indicadores económicos que nos adjudican las instancias internacionales.
Pero lo que tiene bemoles es que sea uno de los Gobiernos más privatizadores de la historia el que acuse precisamente al PP de hacer lo mismo al apostar por la privada para paliar con ella la insuficiencia financiera del sistema sanitario. Echemos un vistazo. Pedro Solbes, el mismo ministro que ha hundido a nuestro país en dos ocasiones históricas diferentes, y el mismo que le negaba ante Pizarro la importancia del diferencial con el bono alemán en plena campaña de las últimas generales, se deshizo durante todo su mandato en todo o en parte de Aldeasa, Red Eléctrica Española, Endesa y Altadis. Su sucesora, Elena Salgado, otra “defensora de lo público”, trata de desprenderse a contrarreloj y, posiblemente a precio de saldo, de Aena, Ebro Foods, IAG o Loterías del Estado para recortar el déficit. El caso de El Prat y Barajas es también curioso, porque lo que el Ejecutivo socialista hace es privatizar su gestión. ¿Acaso cree con ello Economía que ambos aeropuertos ganarán en eficiencia, en seguridad y en rentabilidad económica por medio de tal viraje?
El discurso maniqueo del PSOE le lleva a justificar como necesarias estas privatizaciones, mientras critica el aterrizaje de empresas privadas en el sector sanitario con el fin de socorrer a al sistema público en un entorno en el que no hay dinero para nada ni en las arcas estatales ni en las autonómicas. Posiblememente, no lo haya ni para construir un mísero centro de salud en toda la geografía española, como bien saben todos los agentes implicados. Alguien dirá que no es lo mismo Loterías y Apuestas del Estado que un hospital. Y es cierto. Pero nadie podrá negar que en un aeropuerto también están en juego cada día miles de vidas y que cualquier recorte puede resultar fatal. El discurso huele y se cae por inconsistente. En Cataluña ha gobernado el PSOE y no ha habido recorte alguno para mutuas, consorcios o compañías privadas, más allá del obligado por la ineficiencia gestora que demostró el tripartito.
Quién informó a Juliana Fariña durante su baja médica de las actividades de Galán y Alarilla en el Colegio de Médicos de Madrid?
Qué información sobre Galán desató las iras de Juliana Fariña?
Por qué alegó Fariña el incumplimiento del programa como razón para poner su cargo a disposición de la Junta Directiva del Colegio?
Por qué aceptó Alarilla cambiar el depósito que el Colegio de Médicos de Madrid tenía en el Banco Popular? ¿Cuánto recibía antes el colegio en concepto de intereses y cuánto recibe ahora?
Se dará cuenta ahora Fariña de que todas las informaciones publicadas sobre miembros de su junta son ciertas?