Oncología/ La pérdida de Myosina 1a contribuye a la progresión de los tumores colorrectales, según demuestra una investigación del VHIR

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c. ossorio Barcelona | viernes, 20 de enero de 2012 h |

Desconocen el mecanismo de acción exacto de la Myosina 1a o MYO1A, pero el grupo del Cibbim-Nanomedicina-Oncología Molecular del Instituto de Investigación Vall d’Hebron (VHIR) de Barcelona ha descubierto un papel clave de este gen —hasta ahora desvinculado del desarrollo tumoral— en la aparición del cáncer colorrectal.

Según explica Diego Arango, responsable del estudio publicado en Proceedings of National Academy of Science (PNAS), y jefe del grupo de Oncología Molecular del Cibbim-VHIR, en el ensayo con 155 pacientes comprobaron que aquellos con niveles bajos de esta proteína en su tumor presentaban una supervivencia inferior a un año, mientras que los que expresaban altos niveles de MYO1A alcanzaban una supervivencia superior a nueve años.

“Creemos que la forma en la que Myosina 1a suprime tumores es a través de sus efectos sobre la diferenciación celular”, comenta el investigador. La pérdida de este gen contribuye de forma significativa a la reducción de diferenciación de las células, y favorece la progresión de los tumores. Asimismo, el mecanismo contrario, de supresión tumoral, se debe a su capacidad de aumentar esta diferenciación cuando se expresa en altas cantidades.

En lo referente al nivel de corte a partir del cual se considera “peligrosa” la pérdida de Myosina 1a, el equipo no lo ha estudiado directamente pero han concluido que se trata de una cuestión relativa. “Las células normales tienen un nivel alto de expresión de Myosina 1a, y los tumores pueden mantener esos niveles o reducirlos. Cualquier disminución está asociada con una peor supervivencia, aunque cuanto mayor es la pérdida, peor es el pronóstico del paciente”, declara Arango.

En el estudio, 60 de los 155 pacientes fueron considerados con nivel bajo de la proteína, pero “no necesariamente eran niveles tan bajos, con una pérdida de un 50 por ciento de la expresión esos pacientes ya tienen una supervivencia significativamente peor”, aclara.

En el estudio han colaborado instituciones como el Ciber-BBN (de Bioingeniería, Biomateriales y Nanomedicina), la Universidad de Yale (EEUU), el Instituto Ludwig (Australia), Biomedicum Helsinki (Finlandia) y la Universidad de Heidelberg (Alemania).

Primero se completó in vitro, buscando la presencia de esta proteína en muestras de tumores localmente avanzados, sin metástasis pero con afectación ganglionar (estadio III), y posteriormente se repitieron los análisis en modelo animal para caracterizar los mecanismos de supresión del tumor y poder ver cómo niveles altos o bajos de MYO1A repercutían de manera directa.

Los datos se han contrastado con la evolución clínica de pacientes colorrectales corroborando las diferencias en supervivencia y en período libre de enfermedad.

De momento no se sabe cómo intervenir sobre los niveles de esta proteína, pero sirve como marcador para determinar la estrategia farmacológica tras la cirugía según el pronóstico.