Almudena Fernández Madrid | viernes, 19 de febrero de 2016 h |

Tras la realización del examen de Médico Interno Residente (MIR) en su convocatoria de 2016 el pasado 6 de febrero, y a la espera de que el 1 de marzo se reúnan las comisiones calificadoras y, por tanto, pueda saberse el listado definitivo de preguntas válidas, Ignacio Botella, jefe de Sección de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Ramón y Cajal y profesor del Grupo CTO, explicó a GM que la misma noche en que se celebró la prueba, los profesores de CTO se reunieron y estuvieron analizando el examen de esta convocatoria. La valoración general es que ha sido una examen “más difícil que el del año pasado y también más difícil que los de los últimos años”, algo que se debe a un cúmulo de circunstancias.

La primera de ellas —detalla Botella— es que, aunque en esta convocatoria disminuyó el número de preguntas asociadas a imágenes de 34 a 30, han tenido la peculiaridad de que ha aparecido una imagen por cada pregunta mientras que otros años era una imagen cada dos preguntas, lo que ha ocasionado que requirieran de mayor tiempo y más elaboración a la hora de contestarlas. Además, en ese bloque de preguntas han detectado que “ya no era tan fácil sacar la pregunta prescindiendo de la imagen”, sino que saber analizar bien la imagen era imprescindible para responder en la mayoría de las cuestiones, y eso ha provocado que la primera parte del examen haya consumido más tiempo a los aspirantes. Ignacio Morrás, alumno de Grupo CTO que se presentó al examen, incidió también en que le pareció “raro” que hubiese una imagen por pregunta y “fueran de nivel”. En este sentido, reconoció que aunque fue algo innovador, era una posibilidad. Además, apuntó a que su preparación en la academia le permitió que “incluso lo inesperado” le pareciese que era algo que podía suceder.

Bioética y medicina

El profesor de Grupo CTO señaló que otro cambio significativo ha sido la aparición de un bloque “claramente identificable” con más preguntas sobre bioética y medicina legal pues, mientras otros años aparecían solamente dos o tres, en esta ocasión los aspirantes han tenido que enfrentarse a entre diez y doce, en función de cómo se clasifiquen. Además, ha ocasionado que las cuestiones sobre estadística y epidemiología se hayan visto disminuidas, 15 en esta ocasión, cuando otros años era la asignatura que tenía una presencia mayor en el examen, por lo que este hecho ha influido en incrementar también la dificultad, ya que es una asignatura que todos los alumnos suelen tener muy trabajada.

En esta línea, Morrás incidió en que “ha habido bastantes preguntas de temas raros, de ética, de atención al paciente terminal”, que sí le sorprendieron por su alto número en relación con otras ocasiones.

En cuanto a los bloques de preguntas médicas y médico-quirúrgicas, no ha habido sorpresa, alguna asignatura ha tenido algún pequeño incremento y otras han disminuido un poco pero se mantienen en la misma línea. Sin embargo, Botella señaló que, mientras algunas cuestiones eran muy asequibles, “las preguntas complejas eran más difíciles que las difíciles de otros años”.

El experto aseguró también que la extensión de la prueba ha sido “importante” por el hecho de que las opciones de respuesta pasasen de cinco a cuatro, sin embargo, no ha sido así por el incremento de casos clínicos que requieren más elaboración.

En opinión de los profesores de Grupo CTO, este año las notas van a ser inferiores, algo que la noche del examen ya transmitieron a sus alumnos con el objetivo de tranquilizarlos y evitar que se preocupen al comparar sus puntuaciones provisionales con las de otros años. En esta línea y, por la información que tienen hasta ahora, el endocrino opinó que la nota de corte descenderá también en esta ocasión.

Asimismo, tanto Morrás como Botella creen que las impugnaciones de preguntas serán superiores a otras ocasiones pues, el hecho de que las cuestiones no sean directas y requieran de una mayor elaboración, hace que sea mayor la posibilidad de impugnación. Y es que no hay un texto concreto con el que puedan resolverse y la documentación a utilizar no son las fuentes habituales que se estudian en la universidad, sino que hay que acudir a fuentes jurídicas o a aspectos complejos de la bioética. “Ya no es una disciplina médica concreta, sino las relaciones médico-paciente y con las instituciones”, concluyó el profesor.

Una pregunta del examen MIR en la que se describía una situación en la que una paciente adolescente pedía al médico añadirlo a la red social Facebook revolucionó este año a los aspirantes.

En opinión de Ignacio Botella, se quiso introducir un elemento de actualidad y “ciertamente” es una pregunta cercana para todos los facultativos que practican la medicina de manera habitual, ya que en muchas ocasiones se enfrentan con este caso, al igual que con pacientes que solicitan el teléfono o correo electrónico personal de su médico. “Lógicamente, nosotros nos manejamos siempre con teléfonos y correos institucionales y tenemos cauces en los hospitales con los que los pacientes se pueden dirigir para hacer consultas”, subrayó. En este sentido, detalló que muchos centros hospitalarios tienen establecidas ya consultas por vía telefónica, además de correos electrónicos corporativos del propio servicio que suelen ser gestionados por un administrativo. A su juicio, es lógico que, con la generalización de las nuevas tecnologías, el paciente quiera estar más cerca del profesional, pero son aspectos en los que ya se forma al médico al incorporarse al hospital como R1.

Ignacio Morrás, por su parte, que se enfrentó a esta pregunta, asegura que la estuvo pesando “un buen rato” y, finalmente, respondió lo que pensaba que el examinador esperaba que contestase.