Gaceta Médica Madrid | miércoles, 10 de septiembre de 2014 h |

Un estudio español liderado por José María Martín-Moreno, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Valencia, y publicado recientemente en The Lancet, denuncia la que las “espectaculares” medidas de protección respiratoria tomadas ante los pacientes con ébola son “innecesarias” y que, además “pueden contribuir al pánico de la población”. En el artículo, Martín-Moreno subraya que estas medidas “carecen de fundamento científico y que incluso pueden ser contraproducentes”.

En concreto, el artículo señala que “el virus tiene muy escasa capacidad para propagarse por vía aérea, dado que el principal modo de transmisión es por contacto con las secreciones de los pacientes infectados —sangre, vómitos o las propias heces—, ya sea directa o indirectamente —por ejemplo, a través de agujas contaminadas—”. Así, esta transmisión se produce a través de contacto cercano de la familia o en centros de atención sanitaria, especialmente cuando se producen maniobras de intubación orotraqueal o cuando se atiende a un paciente que está vomitando o sangrado.

Así, el artículo denuncia que, pese a que “estas vías de transmisión son bien conocidas, las organizaciones sanitarias, incluyendo las agencias estatales encargadas de la repatriación de algunos enfermos hacia países desarrollados, aplican medidas de contención respiratoria”. Una estrategia que, si bien podría parecer que aporta una seguridad adicional en un principio, en realidad es “innecesaria, incómoda e inabordable para los países más afectados”, señalan los firmantes del artículo. Y no solo eso sino que, como contiúa el artículo, el uso de estas medidas de seguridad adicionales podría sugerir que “la única defensa posible para las personas consiste en ponerse un equipo de protección individual, que es inaccesible para la población en general”, además de que “la imagen de los trabajadores con esa ropa protectora espectacular podría contribuir al pánico en algunas comunidades”. Toda una serie de circunstancias que podrían “llevar a la gente a huir de las zonas afectadas, lo que podría aumentar la propagación de la infección”, al tiempo que podría generar nuevas inequidades —al margen de las que ya promovidas por las decisiones sobre el uso de quién tiene derecho a recibir el suero experimental ZMapp— y reforzar la visión de que “algunas vidas son más valiosas que otras”, enfatiza el documento.

En opinión de los autores del artículo, de acuerdo con las medidas de prevención y control emitidas por la OMS y los CDC, la aplicación sistemática de las medidas cautelares que protegen al personal sanitario y a otros de la exposición a fluidos por contacto directo —guantes y batas impermeables, gafas, mascarillas y habitaciones individuales o un área separada del hospital— son suficientes para manejar a la mayoría de los pacientes, aquellos que no experimenten ni hemorragias ni vómitos. De hecho, el texto destaca que “las gafas y las mascarillas pueden llegar a no ser ni siquiera necesarias”. Incluso para hablar con los pacientes es suficiente guardar una distancia de entre uno y dos metros. Todas las demás medidas serían por tanto innecesarias, salvo casos execpecionales.