| miércoles, 12 de junio de 2013 h |

Un porcentaje muy alto de los sobrevivientes de cáncer infantil tienen una o más condiciones crónicas de salud en la edad adulta, según los resultados de un estudio del Hospital de Investigación Saint Jude Children y el Colegio Médico de la Universidad de Tennessee, en Memphis (Estados Unidos), que ha sido publicado en la revista JAMA. La investigación, que incluyó a más de 1.700 adultos, demostró que estas personas tenían una incidencia acumulada estimada de alguna condición crónica de salud de hasta el 95 por ciento a la edad de 45 años. Para llegar a estos resultados, Melissa M. Hudson, líder del estudio, realizó evaluaciones médicas integrales del estado general de salud a largo plazo de los supervivientes de cáncer durante su infancia y la prevalencia de las complicaciones por exposiciones relacionadas con el tratamiento del cáncer, junto a su equipo de investigación

La presencia de los resultados de salud se determinó mediante evaluaciones médicas basadas en la exposición sistemática de 1.713 adultos de 32 años de edad media que habían sobrevivido una media de 25 años desde el diagnóstico de un cáncer infantil. Los problemas pulmonares, auditivos, cardíacos, endocrinos y del sistema nervioso fueron los más prevalentes, detectados en el 20 por ciento o más de los participantes.

Concretamente, la prevalencia de efectos adversos para la salud fue mayor en los pulmones, detectando una función pulmonar anormal en el 65,2 por ciento de los pacientes, seguidos de los problemas de audición, detectando hipoacusia en el 62,1 por ciento de los pacientes, y los trastornos endocrinos, con un 62 por ciento. Ya por último, la prevalencia de problemas cardiacos y de trastornos neurocognitivos fue del 56,4 por ciento y el 48 por ciento respectivamente.

“Entre los supervivientes en riesgo de resultados adversos siguientes a las modalidades de tratamiento específicas de cáncer, la incidencia acumulada estimada a la edad de 50 años fue del 21,6 por ciento para la cardiomiopatía; del 83,5 por ciento para enfermedad de válvula cardiaca; 81,3 por ciento para la disfunción pulmonar; 76,8 por ciento para disfunción de la hipófisis; 86,5 por ciento para la pérdida de audición; 31,9 por ciento para la insuficiencia ovárica primaria; 31,1 por ciento para la insuficiencia de células de Leydig y 40,9 por ciento para el cáncer de mama”, explican los autores.

Sin embargo, las anormalidades que implican la función hepática, esquelética, renal y hematopoyéticas fueron menos comunes (menos de 20 por ciento). “En esta cohorte evaluada clínicamente, el 98,2 por ciento de los participantes tenía una enfermedad crónica. La prevalencia acumulada general de una condición crónica se estima en 95,5 por ciento en la edad de 45 años y en un 93,5 por ciento 35 años después del diagnóstico del cáncer”.

A la edad de 45 años, la prevalencia acumulada estimada fue de 80,5 por ciento para una condición crónica seria o potencialmente mortal. “Estos datos ponen de relieve la necesidad de un seguimiento clínico centrado, tanto por las condiciones que tienen una morbilidad significativa si no se detectan y tratan a tiempo, como segundos cánceres y enfermedades del corazón, y también para aquellos que si se remedian puede mejorar la calidad de la vida, como la pérdida de la visión y los déficits de audición”, concluyen estos expertos.