Gaceta Médica Madrid | jueves, 07 de mayo de 2015 h |

Un estudio liderado por Juan Carlos Izpisúa-Belmonte, del Instituto Salk de La Jolla, en California, y en el que han participado investigadores de la Clínica Cemtro de Madrid, el Hospital Clínic de Barcelona y la Universidad Católica de Murcia ha demostrado que existe la posibilidad de desarrollar órganos de reemplazo. La investigación, publicada en Nature, señala que hay un tipo de células madre pluripotentes (iPS) que se pueden integrar en un embrión animal para dar lugar a autotrasplantes de órganos o injertos de tejidos humanos sin riesgo de rechazo.

Un descubrimiento que “puede suponer un importante avance para el futuro del conocimiento y de la medicina” señala Pedro Guillén, jefe de Traumatología de la Clínica Cemtro y uno de los participantes en el estudio. El problema del uso de estas células hasta ahora era que “no son fáciles de reconocer en el laboratorio, ya que no sabíamos el grado de diferenciación ni su potencialidad para producir diferentes tipos de células”, admite Guillén. La razón es que “incluso entre estas células hay diferentes estadios de maduración que determinan hacia qué tipos de tejidos se diferenciarán después”, añade.

Por eso, ahora, Guillén considera que este descubrimiento podría constituir “una herramienta futura para la regeneración de órganos y tejidos en el campo de la ingeniería tisular y la medicina regenerativa. La caracterización de estas células supone un paso decisivo para el uso de células de origen embrionario en este campo de la medicina, que hasta ahora estaba ocupada por las células madre adultas, con las cuales no obteníamos los órganos”.

Los investigadores centraron su investigación en la localización de las células IPS en el embrión y no tanto en su estadio temporal. Por eso, desarrollaron un cóctel de señales químicas para que células madre embrionarias humanas se identificaran en el embrión de ratón. Aunque las células madre humanas no se desarrollaron en el embrión de ratón utilizando los métodos convencionales, las células pluripotentes inducidas iniciaron el proceso de diferenciación a tejidos y órganos específicos en una placa de laboratorio. Para evitar problemas éticos, los expertos aclararon que los experimentos se habían llevado a cabo con embriones inviables.